HOY, MARTES
Tristezas

Mi vieja mentía. O sea, no era mitómana, pero de tanto en tanto faltaba a la verdad. No eran grandes mentiras ni tampoco creo que buscaran un objetivo deshonesto. Creo que mentía porque sus días le parecían demasiado aburridos, chatos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailOjo que no estoy hablando de esas mentiras que nos hacían creer las madres de los de mi generación: si te tragás el chicle te morís, no juegues con fósforos a la noche porque te hacés pis en la cama, si te metés a la pileta después de comer te agarra un calambre y chau. Podría decir que esas no eran mentiras: mitos, creencias, maneras más o menos fantasiosas de que los pibes no jodieran demasiado.
Mi mamá tenía de esas y de las otras. Sutiles, innecesarias, hasta ingenuas.