Utopías pragmáticas

-¡¿Qué hacés, Gonzalito?!
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailReconozco que me sorprendí. Porque cuando ando con los lentes de sol puestos estoy convencido de que la gente no me reconoce. Como si anduviera de incógnito por la calle. Pero se nota que esa es una apreciación mía: yo no reconozco a la gente con lentes oscuros. A mis propios hijos me cuesta identificar cuando los veo llegar.
Bueno, me sorprendí. No solo porque alguien me reconociera y me parara en la calle, sino que ese alguien en principio era un tipo grande y desconocido, pero al instante se fue convirtiendo en otra persona más cercana, para finalmente ser un compañero de colegio. Me pasa a menudo cuando me cruzo con alguno de los muchachos que fueron al San José conmigo. De entrada los veo viejos –apreciación que ha de ser mutua-, pero a medida que transcurren los segundos, se me van convirtiendo en aquel pibe con el que pasaba seis o siete horas por día, de lunes a viernes.