REYNALDO JORGE CHENLO ("NENÉ")

Falleció el 25 de octubre de 2023, a los 82 años.

Entre los 6 y los 12 años, vivió en Mina Clavero (provincia de Córdoba), ciudad a la que regresó en 15 oportunidades para pasar vacaciones y visitar a su amiga y excompañera de escuela, “Ñata”.

A los 17 años, tuvo que dejar sus estudios y comenzar a trabajar de chapista, oficio que realizó hasta los 72, cuando una enfermedad no lo dejó seguir con la actividad.

Durante tres años vivió en la Ciudad de Buenos Aires y, el resto, en Tandil.

Se casó en 1974 y el destino no le dio hijos, pero fue amado por su familia y por la de su esposa. De hecho, sus suegros lo adoraban.

MARIO PEDRO ISTILLARTE

Falleció el 14 de octubre de 2023, a los 89 años.

Mario, “el Vasco” -como le decían sus amigos-, nació el 29 de agosto de 1934, en la ciudad de Laprida. Fue hijo de María Pesado y de Pedro Istillarte. Se crió junto a sus hermanas Gladys y Marta, en la estancia Don Gabriel, de la que su papá era encargado. Muchas anécdotas y recuerdos de su infancia surgieron de las travesuras realizadas en es establecimiento rural.

Realizó sus estudios primarios en un colegio de la ciudad de La Plata y en el colegio San José de Tandil; en ambas instituciones fue pupilo, modalidad que se estilaba en la época. En la Escuela Técnica adquirió el oficio de tornero, tal vez sin saber que esa iba a ser la herramienta fundamental para su vida laboral.

Desde muy joven trabajó, siendo la responsabilidad y el esfuerzo características que lo definieron y valores que inculcó a sus hijos. Fue socio minoritario de la metalúrgica Blaybar y, a fines de la década del ’60, ingresó a Ronicevi, donde se desempeñó como operario en la sección de tornería y alcanzó el puesto de capataz.

Ya jubilado, y manteniendo la costumbre de andar en bicicleta, trabajó como cobrador de la Protectora de Animales de Tandil.

Pero Mario no fue sólo un gran trabajador, también fue un destacado deportista tandilense. Entrando en su adolescencia, la familia se instaló en esta ciudad, donde encontró una gran pasión: el fútbol. Dio sus primeros pasos en el club de barrio Dock Sud, al tiempo que lo hacía como marcador de punta en la Primera de Defensa. Por su desempeño, el club Independiente de Tandil pidió su pase. El club Defensa no quiso dejarlo ir, entonces negociaron su pase por camisetas y botines para todo el equipo, transacción que parecía ser importante en ese momento. Jugando con la rojinegra., fue convocado a integrar la Selección Tandilense de Fútbol, equipo con el que se consagró Campeón Provincial en el año 1960, luego de disputar el título en la ciudad de Mar del Plata. Orgulloso de esa gran hazaña deportiva, siempre recordaba cómo gran parte de la ciudad se movilizó con gran alegría para recibirlos, escoltándolos desde el paraje de La Vasconia hasta la Municipalidad, donde los recibió el Intendente.

A través de su carrera deportiva, acumuló numerosas historias. Retirado como jugador, se desempeñó como árbitro de la Liga Tandilense y de la Agraria.

Como juez de línea, arbitró al club Boca Juniors del Loco Gatti y el Tano Pernía, cuando realizaban la pretemporada en nuestra ciudad. Otro recuerdo que atesoraba era el de haber sido juez de línea en un encuentro que disputó Argentinos Juniors en el estadio “General San Martín”, donde jugó quien en ese momento era una promesa: Diego Armando Maradona.

Pero, entre tantas aventuras, Mario también fue un gran padre de familia. En Blaybar conoció a Élida Ares, con quien después de cinco años de novios contrajo matrimonio el 10 de julio de 1969. En 1970, nació su primer hijo, Mario; 3 años después, Hernán, y en 1978, Lorena.

En 2013, perdió a su compañera de vida pero siempre estuvo acompañado de sus hijos, sus nueras y su yerno. Un par de años después, a sus 81 años, obtuvo su nuevo gran título, el de abuelo, con la llegada a la familia de Tomás, Camilo, Renata y Tiziano, quienes lograron sacarle sonrisas y emocionarlo.

Durante sus últimos años fue acogido por el Hogar Rincón Colonial, donde supo ganarse el corazón del personal, compañeros y familiares. Falleció el pasado 14 de octubre, dejando una hermosa y gran familia unida, que lo despide con tristeza pero en paz; con amor y agradecimiento por todo lo brindado junto a Élida, quien seguramente ya lo estaba esperando.

LORENA ORUETA

Falleció el 11 de octubre de 2023, a los 42 años.

Había nacido el 10 de julio de 1981. Egresó del Jardín 904 de la ciudad, de la Escuela 42 “Juan Martín de Pueyrredón”, del Colegio Normal “Gral. José de San Martín” y del Instituto Superior de Formación Docente 10, “Dr. Osvaldo Zarini”. En esta última institución, se recibió de psicopedagoga, carrera que le sirvió para desempeñar su trabajo en escuelas de la ciudad.

Sus compañeras de trabajo la recuerdan con mucho cariño, resaltando su compañerismo y profesionalidad, y siempre enseñando el amor por la psicopedagogía, que ella misma profesaba.

Frontal y empática, sus amistades la definieron como un ser libre y alegre; compartieron con ella buenos y felices momentos. Lorena dejó huella y puso pasión en todo lo que le gustaba. Fue amada y adorada por toda su familia, que hoy revive todos los mejores momentos compartidos: cumpleaños, reuniones familiares, egresos y viajes.

Disfrutaba de estar al aire libre, de los recitales, de salir con sus amigas y de mimar a sus sobrinos.

Su familia la despidió de la siguiente manera: “Todos los que te amamos y fuimos parte de tu vida deseamos que estés en paz y que brille para vos la luz que no tiene fin”.

HUGO ROBERTO SORIA

Falleció el 23 de octubre del 2023, en Tandil, a los 70 años.

Hugo, o Huguito, como solían llamarlo sus allegados más cercanos, nació el 16 de octubre de 1953, en la ciudad de Ranchos, partido de General Paz (provincia de Buenos Aires). Junto a su padre Hugo Sabino Soria y su madre Nilda Leonor Gallegos, y como hermano menor de Pola Elena, pasó los primeros años de su infancia en las inmediaciones del Dique Florentino Ameghino (Gaiman, provincia de Chubut), dado que su padre fue partícipe de su construcción. Hacia 1956, la familia se trasladó a Tandil definitivamente.

A través de los años, Huguito acompañó a su padre en sus diversas actividades laborales en el valle tandilense, mientras iba aprendiendo del oficio, en veras de la apertura del Taller Soria. Cuando rememoraba aquellos años, Hugo siempre relataba divertidas anécdotas sobre los momentos compartidos con sus amistades y vecinos del barrio de Villa Italia. Aunque durante su juventud vivió unos años en Ranchos, decidió retornar al hogar familiar hacia finales de 1973.

En aquel entonces, mientras caminaba por las calles de Villa Italia, se encontró con Margarita Esther Díaz y, a partir de ese momento, no se volvieron a separar. Contrajeron nupcias el 10 de enero de 1978, para luego darle la bienvenida a Guillermo, a Cecilia y, por último, a Mariel. Construyeron un hogar para sus hijos, a quienes se dedicaron en cada etapa de sus vidas, transmitiéndoles con amor sus valores y principios y concediéndoles todo lo que estaba a su alcance.

Luego de 40 años juntos, la enfermedad de Margarita los separó, pero Hugo continuó con su carácter afable, acompañando incondicionalmente a sus hijos, hermana y familia, predispuesto a ofrecer ayuda a quienes lo necesitaran y trabajando en su querido taller. Cada día disfrutaba de su familia, de sus amados nietos, Segundo, Manuel, Benita y Constantina, y de los momentos compartidos con sus amistades.

Lamentablemente, y luego de luchar contra una dolorosa enfermedad, el pasado 23 de octubre Hugo encontró el descanso eterno. Fue despedido por su familia y seres queridos con el pesar de haber perdido su amor y presencia incondicional, pero les queda su legado, sus enseñanzas y los bellos recuerdos construidos, y el consuelo de que Hugo se ha vuelto a encontrar con Margarita en su hogar celestial.

RAÚL OMAR GATTI (“NEGRO”)

Falleció el 29 de octubre de 2023 en Tandil, a los 82 años.

Había nacido el 5 de agosto de 1941, en la localidad de Fernández. Unos años después, junto a su familia compuesta por Carlos, Elvira y sus tres hermanos Juan, Ricardo y Daniel. se fueron a vivir al paraje La Numancia, precisamente a un puesto de caminero en el que su padre realizaba tareas, frente a la estancia La Carlota. Allí conoció a Hilda, su esposa, con quien finalmente se radicó en Fulton, donde tuvieron a sus dos hijos: César y Guillermo. En Fulton desempeñó la labor de tambo y quesería, y fue también allí donde la familia pasó el resto de su vida.

Raúl tuvo seis nietas: Yanina, Yesica, Gabi, Romi, Silvana y Mica. Vivieron todos juntos en el mismo campo, también junto a sus nueras, Viviana y Angélica, y años después llegaron sus nueve bisnietos.

Raúl siguió enseñando a sus bisnietos las mismas tareas que les transmitió con tanto amor a sus nietas (manejar, andar a caballo, el trabajo en la manga) y por eso será recordado para siempre como el abuelo Raúl, y estará eternamente en sus corazones.

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