Gases, balas de goma y piedras marcaron otra jornada de protestas en Hong Kong
Manifestantes prodemocracia se enfrentaron durante horas con la policía de Hong Kong en las inmediaciones de la oficina de enlace del gobierno Chino, durante una jornada en la cual decenas de miles de personas desafiaron en las calles la prohibición impuesta por las autoridades.
Los enfrentamientos ocurrieron un día después de violentos incidentes en los que la policía también arremetió contra los participantes de una concentración en Yuen Long, una ciudad cercana a la frontera china.
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Ayer un grupo de unos 200 manifestantes se dirigió hacia la oficina de enlace del gobierno chino con Hong Kong donde se encontraron con un contingente de policías antidisturbios que resguardaba el edificio, cuya fachada ya había sido ensuciada la semana pasada con huevos y grafitis.
La policía llamó por altavoz a los manifestantes a que pusieran fin a su “reunión ilegal”, antes de la descarga de gases y balas de goma.
Los manifestantes respondieron lanzando ladrillos y piedras, pero fueron repelidos por policías que empuñaban garrotes.
Periodistas de la AFP vieron a varios agentes efectuar arrestos. Dos periodistas fueron atendidos tras resultar heridos y un manifestante tenía la cara ensangrentada.
Los choques terminaron abruptamente hacia las 23:30 local cuando los manifestantes, en forma coordinada, abandonaron rápidamente el sector ingresando por diferentes accesos a las estaciones de trenes subterráneos.
Por el “futuro de Hong Kong”
Otra multitud, más numerosa, se había concentrado temprano en el popular distrito comercial de Causeway Bay, donde la presencia policial era más limitada. Allí los manifestaron levantaron barricadas y bloquearon una vía principal, mientras que las tiendas cerraban sus puertas.
La multitud se concentró en el corazón de Hong Kong. La policía había autorizado una protesta estática en un parque pero prohibió que marcharan por las calles.
“Tengo sentimientos encontrados viendo a los jóvenes que sacrifican su futuro por Hong Kong” dijo a la AFP, entre lágrimas Marcus, un estudiante de 22 años.
El sábado, la policía antidisturbios empleó gases lacrimógenos y balas de goma en Yuen Long, tras un tenso cara a cara con los manifestantes, algunos de los cuales lanzaron objetos y rodearon un furgón de la policía.
En la estación de la ciudad se produjeron violentos choques que dejaron charcos de sangre en el suelo.
Desafío a Pekín
Los manifestantes en Yuen Long protestaban contra la agresión de militantes prodemocracia el pasado domingo, atribuida a las pandillas violentas conocidas como “triadas”. Según fuentes de los hospitales, esos incidentes dejaron 45 heridos.
En la noche ocurrieron enfrentamientos entre agentes antidisturbios y manifestantes. La policía informó de 13 detenciones, entre ellas la de un joven activista, Max Chung – quien había gestionado el permiso para la marcha en Yuen Long-, bajo acusación de incitar a una reunión ilegal.
El anterior ataque de los manifestantes a la oficina de enlace del gobierno chino en Hong Kong, el 21 de julio, fue un nuevo desafío a las autoridades de Pekín tras la irrupción del parlamento hongkonés a principios de mes.
Hong Kong lleva siete semanas sumida en la peor crisis de su historia reciente, con gigantescas manifestaciones pacíficas contra el gobierno local, pro-Pekín. Pero, asimismo, también se han producido enfrentamientos entre contestatarios radicales y policías.
Las manifestaciones surgieron a raíz de un polémico proyecto de ley que preveía facilitar las extradiciones a China, pero derivaron en un movimiento más amplio que reclama reformas democráticas, en un contexto de preocupación por la supuesta creciente injerencia de Pekín en los asuntos internos de la excolonia británica, que fue retrocedida a China en 1997.
Pekín condenó los actos violentos, que calificó de “absolutamente intolerables”, pero dejaron que las autoridades locales solucionen la crisis en solitario.
En Pekín, la oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao indicó que esta tarde daría una conferencia de prensa.
La jefa de gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, no ha dado muestras de querer dar marcha atrás en su política o de adoptar medidas en el sentido que reclaman los manifestantes, más allá de la suspensión del controvertido proyecto de ley de extradiciones. AFP-NA