Cada 23 de mayo, Argentina celebra el Día Nacional del Cine, una fecha que rinde homenaje al estreno de la primera película argumental producida en el país: La Revolución de Mayo, dirigida por Mario Gallo y proyectada por primera vez en el Teatro Ateneo de Buenos Aires en 1909.

Este filme pionero, estructurado en quince cuadros, representa un verdadero hito en la historia del cine argentino. Su relato visual recrea los momentos clave de la Semana de Mayo de 1810, en una puesta en escena que buscó acompañar los festejos por el centenario de la Revolución y el inicio del proceso de independencia nacional.

A pesar de haberse estrenado oficialmente el 22 de mayo, la conmemoración se estableció el 23, en reconocimiento a su impacto cultural y su valor como punto de partida del cine narrativo en Argentina.

Con un fuerte estilo teatral —inspirado en el cine francés de principios del siglo XX—, La Revolución de Mayo utilizaba telones pintados como decorado, una cámara fija colocada desde la perspectiva del público, e intertítulos que relataban los hechos históricos, funcionando como fragmentos de un libro ilustrado.

Lo notable es que esta obra, pese al paso del tiempo, logró sobrevivir. En 1960, una copia fue encontrada entre latas antiguas y, gracias a los esfuerzos de Aprocinain, fue restaurada para preservar su valor patrimonial. Hoy, esta joya del cine argentino puede ser vista por nuevas generaciones, y es un testimonio vivo del arte y la memoria histórica.

Mario Gallo, inmigrante italiano afincado en el país, eligió como temática central de su obra la historia argentina. Su interés por reflejar la identidad nacional desde una mirada europea sentó las bases del vínculo entre cine y memoria colectiva en el país.

En este aniversario, además de rendir tributo a La Revolución de Mayo, se celebra el recorrido del cine nacional: desde sus orígenes artesanales hasta su consolidación como una de las industrias culturales más relevantes de América Latina.

Sobre el autor

Roger Rotonda

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