Tener empleo ya no garantiza escapar de la pobreza en la Argentina, según la UCA
En las últimas dos décadas la Argentina consolidó el fenómeno del “trabajador pobre”, donde tener un empleo no garantiza escapar de esa categoría, según un informe de la Universidad Católica.

La mitad de la población urbana laboralmente activa afrontó algún tipo de problemática vinculada a la calidad de su inserción laboral en las primeras décadas de este siglo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl poder adquisitivo de los trabajadores formales se vio altamente deteriorado ya que cayó en más de 20 puntos el salario real.
Y para los “trabajadores pobres” la situación fue mucho peor: en términos mensuales, ganan alrededor de 30 por ciento menos que el promedio de la fuerza laboral ocupada.
Estos son algunos de los indicios preliminares de un extenso informe que elaboró el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA para el período que va del 2003 al 2022.
El documento, titulado “A 20 años de la salida de la crisis de la convertibilidad: dos décadas de segmentación laboral, deterioro de las ocupaciones y la pobreza en la Argentina urbana”, advierte que el empleo en el segmento secundario o no regulado se convirtió en la principal problemática, afectando a casi un cuarto de la fuerza laboral activa de la Argentina.
Luego de la recuperación inicial (2003-2007) el desempleo se mantuvo próximo o debajo de los dos dígitos. En 2020 (14,6 por ciento) esta situación empeoró, pero volvió a descender con la salida de la pandemia de Covid-19.
“La distribución sectorial del empleo resultó estable a lo largo de todo el período. Casi cuatro de cada diez ocupados se vinculaban al sector informal urbano, en modalidades asalariadas o por trabajo independiente”, revela el informe.
Además, la incidencia del segmento precario de empleo se mantuvo fuertemente asociada a las actividades del sector informal, donde siete de cada diez ocupados estaba en una situación laboral precaria o en un trabajo con ingresos de indigencia.
Fenómeno consolidado
Lo que se ve después de la crisis del 2018 y se profundiza luego por la pandemia es la consolidación del fenómeno del trabajador pobre, consigna el estudio.
Esto es: ocupados que viven en lugares con ingresos por debajo de la línea de la pobreza. Así, se pasan niveles que superan el 20 por ciento hasta llegar al 29 de pobreza de trabajadores.
El desempleo, si bien fue bajando en los últimos años (del 16 por ciento en 2003 al 7,5 en 2022), pasa a estar reemplazado por un aumento del segmento de trabajador marginal que pasó al 16,7 por ciento en el último año y el sector informal, que está en el orden del 74 por ciento en la Argentina.
Todo esto se explica por la dinámica salarial por el impacto de la inflación que hizo caer en más de 20 puntos los salarios de trabajadores formales e informales.
También se ve otro fenómeno que es la ineficiencia de los sistemas de transferencia de asistencia social para evitar la pobreza entre trabajadores.
Los trabajadores del sector informal con malas condiciones laborales tienen muchas más chances de ser pobres.
El aumento de trabajo de empleos marginales y la precariedad laboral en el empleo no regulado marca una situación estructural en la Argentina donde no hay una estabilidad laboral y con salarios a la baja, debido a sus pocas capacidades productivas y bajo nivel educativo.
Este tipo de trabajadores son en su mayoría beneficiarios de programas sociales y esta combinación marca a la baja en términos de pobreza en un contexto inflacionario. NA