JUAN VALENTÍN MALIGNANI

El pasado martes 17 de mayo falleció en Tandil, a los 87 años, Don Juan Valentín Malignani, como le decían muchos en señal de respeto. Nació en Tandil el 5 de diciembre de 1934 en la casa de la calle General Paz al 1279 como se acostumbraba en aquellas épocas. Fue el menor de los siete hijos de Filomena que hasta ese momento solo había tenido hijas mujeres: María, Zulma, Mafalda, Hilda, Lidia y Rina, luego la vida le regalaría otra hermana, Norma.

Se crio por la zona del Ferrocarril donde aprendió a jugar al fútbol en el Club Ferrocarril Sud y su pasión perduraría muchos años como un gran arquero. Aplicado en el colegio, de cuadernos prolijos, completó sus estudios primarios en la Escuela 11 ubicada en Paz entre Machado y Arana.

De chico enloquecía escuchando al esposo de su hermana mayor María, el recordado Germán García, uno de los fundadores de Metalúrgica Tandil. Historias de fundición, hierro, tolvas y demás lo apasionaban y con tan solo 14 años logró ingresar, allá por el año 48, en la fábrica como aprendiz. Limpiaba tornos, barría, juntaba las herramientas, hacía mandados y cuando había alguna agujereadora libre, le enseñaban a usarla. “Era una ilusión para uno usar una máquina” nos contaba ya de grande.

A medida que fue adquiriendo experiencia en el trabajo pasó a máquinas de mayor importancia hasta que a la fábrica llegó un italiano llamado Alderano Testoni quien traía conocimientos profundos de fundición. De esta forma Juan comenzó a trabajar a su lado haciendo dibujos y junto a él hicieron el primer horno de salida continua. Esa época lo marcó para toda su vida en el amor a la fundición hasta el final de sus días.

Su vida lo llevó a ser un gran emprendedor, su primer Fungris en la S de la avenida Del Valle, donde montó un horno cubilote y dio sus primeros pasos como empresario. Pero inquieto como era también puso un restaurant en donde era el Hotel Colón, Wono, un boom para la época que no tenía mesas libres los fines de semana.

Un viaje a Buenos Aires, junto a su cuñado Pedro Radetich, visitaron una de las fundiciones más importantes del país, Corni Tigre, donde se encontraron con un gran amigo cordobés, “Coco” Simó, quien lo convenció de dejar la tranquilidad de Tandil por la locura de la City.

La vida de la familia se nutrió de las historias en Corni, y del dueño de la empresa, el Tano Brighenti. Eran años pujantes para la industria en la Argentina y ellos con su garra y empuje no decían que no a nada. Junto a Coco Simo les encargaron el montaje de Corni Fundiciones, que con los años se transformaría en Sevel. Conoció el país y sus viajes a Brasil, Inglaterra, Italia, Alemania donde por trabajo aprendió todo tipo de procesos y sistemas de fundición.

El 19 de junio de 1969 se casó con Rebeca Schijman, familia vecina de su ciudad natal. Nacieron sus hijos Esteban, Ana y Dante, y ya para esta época Buenos Aires no lo entusiasma para criar la familia y decidió volver a Tandil. Justo se encontró con sus amigos de Talleres Tandil, Coco, Cacho y Omar que se estaban trasladando al Parque Industrial y le dieron facilidades para que se instale en los galpones de Del Valle y la vía donde en 1979 volvió a montar Metalurgia Fungris que hasta el día de hoy sigue funcionando, dedicados a la fabricación de autopartes en hierro gris, nodular y aluminio. Con los años también amplió al mecanizado y piezas terminadas con Fénix Tandil.

Con el tiempo la mesa se llenó y llegaron las nueras y el yerno, Virginia, Paola y Guillermo, y los nietos Jazmín, Valentín, Facundo, Santino y Joaquín.

Reconocido por sus pares y referente en todo el país será recordado como un amante de la fundición, emprendedor y empresario. Respetoso de su ciudad y su profesión participó de la Cámara Empresaria, de Apymet, de la Cámara Argentina de Fundidores, y junto a Vicente Mazzone y Jorge Tagiorette conformaron la comisión pro recupero de la Clínica Chacabuco de Tandil.

Patrón justo que siempre priorizó el bienestar de sus empleados y el futuro de la empresa antes que su vida personal.

“Como padre lo recordaremos con el pecho inflado, con orgullo y satisfacción de haber sido tus hijos. 87 años de trabajo, de rectitud, de ejemplo. 52 años de casados de la mano hasta último momento. Toda una vida hecha y derecha.

Nuestra razón nos dice que pasaste por esta vida de la mejor manera posible, que la viviste, que la compartiste, que más no se puede pedir. Nuestros corazones no entienden de razones, te extrañamos y te vamos a extrañar.

Dicen que los hijos eligen a los padres, si es así, te volveríamos a elegir por siempre”.

ALICIA ETELVINA CHICLANA

Alicia Etelvina Chiclana viuda de Jorge Aranda, nació el 7 de marzo de 1937 en la ciudad de Rauch. Ya de grande se vino a Tandil y consiguió trabajo como cocinera en el restaurante que estaba ubicado en las cuatro avenidas, como se lo denominaba, donde hoy funciona una pollería.

Por esa época conoció a su amor Jorge Aranda (f) y desde ese momento nunca más se separaron, tanto que en el año 1996 decidieron.

Sus hijos, hijos políticos, nietos y bisnietos la recuerdan como era ella, una mujer trabajadora, incansable, muy buena madre y abuela y sobre todo muy buena persona.

La pasión de ella, después de criar a sus hijos y nietos, era juntarse con amigas en su casa y jugar al bingo. Eso le encantaba, además de criar gallinas, pollitos y realizar muchas cosas más. El deseo de su familia es que descanse en paz en los brazos de nuestro señor Jesucristo.

ANTONIO BAUTISTA BELTRÁN

Antonio Bautista Beltrán, más conocido por el apodo “Tuni”, nació el 12 de noviembre de 1946 en la localidad de Juan N. Fernández y falleció el pasado 12 de mayo de 2022.

Vivió en Benito Juárez, Necochea y Tandil dónde formó su familia junto a Ana Ofelia Nerón. Fruto de ese amor nacieron sus hijos: Darío, Marcos, Cristian y Santiago, más Silvana hija del corazón.

Fue conocido en el ambiente futbolero como masajista, trabajando en varias instituciones donde se ganó el cariñó de muchos por ser buena persona por sobre todas las cosas. También fue carnicero de profesión y un gran albañil.

Excelente padre y abuelo de Lucas, Alexander, Bautista, Sol, Thiago, Morena, Benjamín, Clara, Pía, Mora, Anita, Zoe, Juli y Cami. Sus bisnietos Bayron y Mateo; sus nietas políticas Sofía, Brisa y Camila; sus nueras Lucrecia, Paola, Cecilia y Nerea lo recordarán siempre.

“Gracias por el amor recibido ‘gordito’, serás eterno en nuestros corazones te amamos”.

ANA DE VANNA

El pasado 21 de mayo de 2022, a edad de 100 años, partió a los brazos del Señor Ana De Vanna. Había nacido en Terlizzi, provincia de Bari República de Italia, y junto a su familia emigró al país a los 4 años de edad.

“Anita. Bajo el manto de la Virgen de quien fuiste ferviente devota, te formaste en valores religiosos y educativos, recibidos en tu seno familiar, en tu integración de la Acción Católica de la Parroquia del Santísimo, academia de bellas Artes, Alianza Francesa, Escuela 1 y Escuela Normal. Valores y conocimientos que proyectaste en la familia que construiste en el ahínco del cumplimiento de tu carrera docente: en las colonias de vacaciones, escuelas rurales y de ciudad. Fuiste feliz como docente catequista, preparando tus alumnos para sus comuniones. Inolvidables fiestas de fin de curso con la participación de familia y vecinos. Fuiste feliz con sus agradecimientos y agasajos. No olvidamos tus habilidades para diversas escrituras, letra redondilla, gótica, canciones en francés, pinturas, dibujos, bordados, tejidos, tu biblioteca: ansias de leer y estar informada.

Tu esposo Mario Fernández; tus hijos Daniel, Ana María, Eduardo y Enrique; tus nietos Lucas, Andrés, Francisco, Muriel y Dianamaría; tus bisnietos Amadeo, Milena y Sofía; tus hijos políticos Cristina, Quique, Liliana y Marita; tu hija y bisnieta del corazón Paula, Eugenia y Juliana; tus ahijadas Elsa y Marita y demás familiares te despiden con admiración, agradecimiento e inmenso amor. En tu sostenida entusiasta actitud ante los desafíos de la vida, por tu fuerza, por tu luz, por tu humildad, por tu amor, por tu logros y legado fuiste ¡grande! Mamá, abuela, tia, descansa en paz y brille para ti la luz que no tiene fin.

‘Muri’ la recuerda así. Era charlatana, con ella podías hablar horas de cualquier cosa porque todo le parecía interesante. Si no sabía de algo enseguida lo quería aprender. Si era necesario lo anotaba en algún papel para no olvidar lo aprendido. Y así iba coleccionando papelitos, cuadernos con anotaciones y recortes de revistas y diarios, frascos, tapitas, libros y todo. En su casa de todo había un montón porque no sabía cuándo ella o alguien más lo podía llegar a necesitarlo. Tenía una forma maravillosa y cautivadora de contar historias. Las historias más graciosas me las contó ella, me hacía doler la panza de la risa porque sabía que decir y como decirlo para hacerme reír en el momento justo. Todas las mañanas repasaba su cuaderno de fechas de cumpleaños y llamaba al cumpleañero. Siempre agregaba alguna fecha porque alguien había nacido. Disfrutaba de cuidar su jardín. Lo caminaba de punta a punta incansablemente, siempre arrancando alguna hojita fea, juntando alguna nuez, algún limón, y de paso un rezo a su virgencita de la gruta de piedras que se encontraba en ese inmenso fondo de patio. Era maravillosa con las plantas, pero no con la cocina. Ella no era una abuela de las que cocinaba, de hecho, cocinaba horrible. Ella era demasiado libre, demasiado inquieta como para seguir una receta. No seguía las reglas de los demás, no le gustaba que le dijeran que hacer, como buena directora de escuela, le iba bien el lugar de dirigir, de ordenar. Como dice mi mamá ella era una pequeña y poderosa mujer. Ojalá que algún día pueda ser un poco igual a ella. Besitos abuela Ana, que en donde este te encuentres bien”.

NICANOR LUIS BARRAGÁN

Nicanor Luis Barragán llegó a este mundo el 3 de septiembre, falleciendo el pasado 19 de mayo 2022 Nació en Tandil y se crio en Villa Gaucho, donde muchos lo conocían como “Negrucho”, y también como “Juyi” como le decía sus seres queridos.

Hijo de Luisa González y Nicanor Barragán, completándose la familia junto a sus siete hermanos: Nilda (f), Ernesto, María, Luisa, Azucena, Alberto (f), Jorgelina (f) y su hermana menor Teresa.

Soltero y sin hijos, realizó sus tareas de trabajo en la Sociedad Rural de Tandil como empleado en casi todas las casas de remates de hacienda. Su salida de más joven eran concurrir a las fiestas criollas y jineteadas.

Sus últimos años vivió acompañado y cuidado por su hermana Teresa (la flaca como él le decía), sus sobrinos Patricia y Norberto quienes estuvieron siempre a su lado. También sus cuñados y sus sobrinos lo recordarán con mucho cariño.

“Juyi querido siempre vivirás eternamente en mi corazón. Te amo con el alma. Tu flaca Teresa”.