GRACIELA GARCÍA POZZI

Graciela García Pozzi nació en La Plata, el 27 de enero de 1939 y falleció en Tandil el 19 de junio de 2022, a los 83 años.

Estudió en el Normal 1 y Escribanía, en la Universidad Nacional de La Plata.

Se casó el 9 de junio del año 1962 con el amor de su vida, Néstor Rogelio Soria, con quien tuvo cuatro hijos: Nora, Quique, Marcela y Florencia y Mabel, su hija de corazón.

Cuando sus hijos eran muy chicos se fueron a vivir dos años a Estados Unidos, para luego radicarse en su querida Tandil. Su deporte favorito fue el golf, con el cual fue premiada en varias oportunidades.

Fue una persona maravillosa, que le gustaba ayudar al prójimo, más que a sí misma. Materialmente, daba hasta lo que no tenía, espiritualmente, daba todo lo que llevaba dentro de su inagotable alma.

Excelente esposa, madre, abuela y amiga. Una mujer adorable, que los que la conocieron siempre quisieran tenerla cerca. Una mujer muy completa, que adoraba la lectura y la literatura, y gracias a su gran sensibilidad detectaba las necesidades del otro.

“Hace un mes, se fue físicamente de este mundo, pero su espíritu se mantiene intacto y por varias generaciones, pues sus nietos, les contarán seguramente, a sus hijos, que tuvieron una abuela maravillosa, a la que llamaban ‘Yaya’.

La vamos a extrañar, pero nos dejó el corazón lleno de sonrisas, de recuerdos, de anécdotas, de frases, de palabras, de consejos. Hasta siempre ‘Yaya’ querida, siempre estarás en nuestros corazones”.

ALBERTO ANTONIO DOMÍNGUEZ

Alberto Antonio Domínguez nació el 5 de abril de 1955 y falleció el pasado 8 de julio de 2022. Era soltero y trabajó como pintor de mantenimiento de edificios con su amigo Raúl, que lo quería mucho.

Vivió junto con su mamá, a quien recordaba todos los días. Era una muy buena persona querida en el barrio. Sus sobrinos: Sebastián, Diego, Soledad, Paola, Yamila y Pamela; sus sobrinos nietos, sus amigos de todos los días Rosario y Daniel Sanz; sus amigos de la Plaza Independencia; amigas de la Iglesia Santísimo Sacramento; Miguel, Jorge, Cachicha, Mariano, Sapa, Carola, Raíl y Rosa, Paola, Gaby, Hilda y tu hermana Ana lo llevan en sus corazones y lo recordarán siempre. “Vivirás en mí. Te voy a extrañar mucho hermano. Ana”.

ALICIA BEATRIZ GRIFFIN

Alicia Beatriz Griffin nació el 16 de febrero de 1940 y falleció el pasado 16 de julio de 2022, causando su deceso un profundo dolor entre sus seres queridos y amigos. Su familia acercó hasta esta Redacción el siguiente texto con que la recuerdan.

“Nació en Buenos Aires y adoptó a Tandil como su casa, aunque siempre recordaba y últimamente añoraba su querido barrio, Florida. ‘La nena’ para toda la familia y amigos, mamá, para mí, esposa y compañera incondicional de ‘Carlitos’ hasta el último segundo; la mamá más dedicada, amorosa y presente que alguna vez pude soñar tener (gracias ma). Abuela de Agus y Alma, quienes se convirtieron en su razón de vida. Alma siempre recordará esa abuelita que como ella decía ahora ‘hacia un poco de lio’, y le preparaba los alfajorcitos de maicena para su cumple; y Agus, bueno para él eras y serás todo. A cada uno de ellos le diste todo tu amor. Hermana y cuñada de Federico y Nydia; tía de tus amados Enrique y Mariel, para ellos fuiste un poco tía un poco mama postiza, prima, madrina, amiga, tía abuela de Carolina, Martín, Franco, Santiago y Facundo, con quienes disfrutabas compartir cada ratito que podías. Cocinera oficial de cada encuentro familiar o de amigos, vamos a extrañar tus tallarines caseros, las tortas, y tu famosa tarta de frutilla, esas tardecitas de té a la inglesa (con ‘de todo’). Tus mimos eran a panza llena. Una persona sencilla, amorosa, presente, siempre acompañando en cada momento a todos los que te amamos. Nos cuidaste (y malcriaste un poco), gracias por tanto, gracias por ponernos siempre primero en tu vida. Llegó el momento de encontrarte con quienes ya tanto extrañabas, te llevo y te llevaré conmigo eternamente, y como te dije en ese último minuto que compartimos ‘estamos todos bien, ya podes descansar viejita’. Tu familia”.

ANA ALONSO

Ana Alonso nació en Tandil el 6 de marzo de 1929. Su partida física fue el pasado 8 de julio de 2022. Se crió en el campo entre Napaleofú y San Manuel. Estudió en la escuela rural 8 de El Castillo hasta tercer grado.

En su adultez conoció a Obdulio Álvarez, con quien se casó el 29 de septiembre de 1951.

Diez años después, en 1961, se fueron a vivir a San Manuel donde formaron su familia. Fue madre de tres hijos: Luis Alberto Carlos Obdulio y Jorge Abel. Abuela de Sabrina, Lisandro, Paola, Emiliano, Emanuel, Ignacio, Néstor, Martín, Estefanía, Marcos, Mercedes, Sofía, Francisco y Arturo. Bisabuela de Uma, Ciro, Valentín, Pilar, Homero, Emma, Emilia, Lino y Eloy.

“Recordarte nos llena de emoción viejita. Tu pelo blanco hermoso, tus manos tejiendo las pantuflas para tantas generaciones. Los pullovers para todos, reciclados de otros viejos mezclados con ovillos nuevos. Las revistas de tejidos mezcladas con las de crochet. Las mantas para tus bisnietos.

Tus caminos de caramelos para encontrar el tesoro, la sopa obligada antes de la milanesa con papas y huevo fritos. Los mejores ñoquis amasados para darle de comer a quien se sentaran en tu mesa. Los scones recién salidos del horno, la pastafrola más rica del mundo y los tallarines del domingo.

Tu mano agarrando las nuestras para llevarnos a la aventura de juntar los huevos, tu "me caigo y me levanto" después de una travesura. Y mientras hacías todo, siempre para todos, cada tanto sacabas de la manga de tu batón floreado tu pañuelo hecho un bollito. Se fue con vos parte de nuestra infancia, te vamos a recordar siempre viejita”.

NÉLIDA ESTER LYNCH

Nélida Ester Lynch nació en Ayacucho el 14 de junio de 1937. Su infancia y parte de su juventud transcurrió en La Constancia donde vivía con sus padres, Pedro Lynch y Matilde Figueroa, siendo única hija. Ya señorita se trasladaron a Tandil, donde comenzó trabajando en Kafka, Florería Rosmary, Casa Daglio y en el cementerio Municipal, entre otros. Ya en la adultez se dedicó por varios años a la numerología.

Después contrajo matrimonio con Omar Nicolás Gómez, no tuvieron hijos, hace doce años que su esposo falleció y con el paso del tiempo su salud empezó a empeorar. Sus problemas de artritis le impidieron caminar, fue entonces que en común acuerdo con su sobrina Norma decidieron que iría al hogar Las Mariposas de calle Arana 539, cuyos dueños son Manuel Pacheco y Paula García y las chicas que la cuidaron hasta último momento: Marta Javier, Chiara Oscares, Cintia Ortuvia, Marisol Pacheco, Cristina Couso y Ángeles Lescano, quienes la atendieron de la mejor manera. Allí recibía a su sobrina y antes de la pandemia salían a comer o merendar. Nélida falleció el pasado 14 de julio de 2022.

“Tía ‘Pachu’ quiero agradecerte por todas la cosas que compartimos y momentos lindos que pasamos. Tu sobrina Norma”.

ÁNGELA QUERO

Ángela Elizabeth Quero nació el 14 de febrero de 1992 en Tandil y falleció en esta ciudad el pasado 10 de julio de 2022 a los 30 años.

La familia agradece a la familia Aguiló que los acompañó en todo momento, dado que era donde ella desempeñaba sus tareas domésticas y cuidaba de sus hijos de corazón: Nico, Popí y Paz.

“Te despedimos con mucho dolor tu mamá Rosanita, papá Miguel y su pareja María y tus hermanos Paola, Cristian, Yesica (gordita), Andrea (fea), Jimena y Loana. Tu pareja Sergio y tus dos más amados tesoros: Sheila y Mía. Tus suegros Stella y Roberto a los que adorabas, cuñados, primos, tíos, sobrinos amados. Tu querido tío Luis Quero, y amigas Marcela Gómez y Yesica. Nuestra pequeña grande niña, la más mimada y querida de toda la familia. Tu luz no sé apagará jamás, vivirás en ellas. Te amamos”.

“Mi negrita guerrera. Hoy te tengo que dejar partir aunque me duela el alma. Tu lucha no ha dejado una lección de vida. Siempre para adelante y nunca bajar los brazos. Tu gran amor por tus hijas fue tu mayor fortaleza. Me despido con un te amo y un hasta pronto. Mamá Rosanita, como vos me decías en los mensajes.

Puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido; puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.

Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartes; puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir”.

ELVIRA LUMOVICH

Elvira Lumovich nació en Tandil el 30 de abril de 1935, siendo hija de Milena Yuquich y de Mihajlo Lumovich; viuda de José María Antonio Loredo y madre de José María, Gladys y Graciela Cristina.

“Gran mujer fue nuestra abuela, cómplice de un sinfín de travesuras. Fue quien endulzó nuestra infancia repartiendo amor a manos llenas. Alguien dijo alguna vez que solo muere quien es olvidado y nosotros nunca te vamos a olvidar. Besos al cielo el Elvirita, te recordamos con mucho amor tus nietos y bisnietos”.

RECORDATORIO

Rubén Sarmiento Berkunsky, “Roberto”, mi padre, hubiera cumplido cien años este pasado 21 de julio. Y el próximo 11 de agosto, mi madre Mabel Paula Idiart de Berkunsky, “Mela”, también cumpliría su centenario. Cien años es un siglo, mucho tiempo y millones de historias que mueren con quien fallece si no hay alguien que, recuerdo mediante, las avive y recupere.

Elijo hoy una pequeña historia, para recordarlos y tenerlos presentes, como de hecho los tengo siempre, sobre todo en mi gusto por la música, el carnaval, el trabajo 7x24 y las historias de amor.

Rubén y Mabel, más bien “Roberto” y “Mela”, se conocieron en un corso de flores. Tenían 15 años y las chicas jugaban un juego que consistía en contar los sombreros de paja pero saltar en la cuenta a quien tenía uno oscuro y además, no darle la mano si llegaban a encontrarse. Mi madre, tan linda, simpática, bromista desde chica; hija de un próspero vasco francés que gerenciaba entonces el hotel Kaiku; amante del piano que tocaba muy bien de oído aunque también lo estudiaba; con su pelo largo rizado y sus ojos azules, le negó la mano y el saludo a ese joven lindo y seductor, poseedor de un sombrero oscuro y que, después de un largo encierro porteño como pupilo de un colegio, había vuelto a Tandil con un espíritu descriptible como el de “comerse la América”.

A trabajar en la primera Distribuidora de Diarios y Revistas que conoció la ciudad y que su padre ruso había fundado con muchísimo esfuerzo; con un pingo prometedor recién comprado con sus ahorros y que diera inicio a su pasión por los caballos de carrera; con condiciones deportivas que le permitieron formar parte tempranamente del primer seleccionado de básquet de Santamarina; y encima, afinado y simpático silbador.

Para alguien como él, que apostaba siempre a ganar (igual que mi madre), ese gesto de divertido desdén que ella le hizo, fue todo un desafío. Y al poco tiempo nomás, se pusieron de novios.

Así iniciaron una vida en común, dos personas muy entusiastas y vitales, y pudieron desarrollar en sus 89 años de vida mi padre y en sus 90 mi madre, millones de historias propias, multiplicadas por quienes tuvimos la suerte de ser sus hijos, nietos y sobrinos.

Historias que conviene de tanto en tanto recordar, para que “Roberto” y

“Mela” no mueran del todo y entonces tenga algún sentido hacer cada año ese raro ritual de decirles en voz baja y para adentro, feliz cumpleaños.

Guillermina Berkunsky Idiart.

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