Necrológicas
ELENA BEATRIZ EIZMENDI VIUDA DE VARELA
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu email‘Tita’, ‘Titina’, así la llamaban todos los que la conocieron desde su niñez a Elena Beatriz Eizmendi. Nació en Rauch el 20 de enero de 1933. A temprana edad vino a vivir a Tandil con sus padres, Martín Eizmendi y María Ansa y sus hermanos, Enrique, María Raquel y Alberto; donde se dedicaron a trabajar como peones rurales.
Era amante de las plantas y la lectura, le gustaba mucho quedarse hasta largas horas de la madrugada leyendo.
De muy pequeña conoció a José, quien años más tarde se convertiría en su marido. Con él formó su familia, tuvo tres hijas, Silvia Beatriz, Cristina Mabel y María Elena. A los 51 años de edad perdió a su madre y enviudó en un corto lapso, y la tristeza de esos momentos comenzó a quedar atrás, volvió su alegría con la llegada de su primera nieta, Lorena. Fruto del matrimonio entre María Elena y Miguel Ángel Heim, quienes más tarde le regalaron también tres nietos más, Lucía, Ignacio y Mariano. Pudo también disfrutar de su bisnieto Leonardo, hijo de Lorena y Juan Pablo Reser.
Sus últimos años trascurrieron rodeada de su familia más cercana y disfrutaba mucho de las reuniones familiares, deleitándonos con su delicioso cuadrado de pasas. Disfrutó también saliendo al teatro, a pasear en auto, a comer con sus amigas y viajando a Mar del Plata.
Se fue en primavera, su estación favorita, como si lo hubiese decidido, con el comienzo de los días soleados y los jardines por florecer.
“Fue única e irremplazable en la vida de cada uno de nosotros, su familia; que la quisimos como a nadie y que hoy la recordamos con su hermosa sonrisa, extrañando sus palabras, sus abrazos y sus besos. Siempre vas a estar en lo más profundo de nuestros corazones. Te amamos”.
DANIEL OSVALDO DORTA
Nació en Tandil el 8 de enero de 1952, hijo de Osvaldo Héctor Dorta e Hilda García siendo el mayor de cuatro hermanos. Vivió toda su vida en la cuadra de Pinto al 100 en donde mantuvo afectuosas relaciones con todos sus vecinos.
Estudió en el Colegio San José recibiéndose de Bachiller Mercantil en 1969, allí cosechó amistades que aún perduran.
Transcurrió su infancia en el Club Gimnasia y Esgrima integrando el baby del “Lobo”, que fue parte de un recordado e invencible equipo dirigido por Miguel Cuesta.
A sus 15 años debutó en la Primera División del elenco mens sana ocupando la posición de volante de buena técnica, típico “8” de su época.
Su participación más resonante fue en el campeonato de 1974 integrando el equipo de Racing de Gardey, en el que se coronó campeón. Logro que repitiera en el ascenso conseguido por Jorge Newbery en 1983. Su buen nivel lo llevó a integrar también el seleccionado local teniendo una destacada actuación en el certamen Argentino de 1976, cuya instancia final se disputó en Tandil, pero de la cual no tomó partido por una lesión.
En 1975 contrajo enlace con Susana Andrade quien lo acompañó durante 45 años. Al año siguiente nació su primer hijo, Andrés y en 1980 su hijo menor, Darío.
Su trayectoria futbolística como jugador se extendió hasta 1986, en Gimnasia. En ese mismo año, logró la creación de una escuela de fútbol. Así nació Bambinos, de la cual fue propietario junto con Marcelo Arias, iniciando sus actividades en el predio de Sarmiento 50 (hoy inexistente). Fue toda una revolución para el deporte de la ciudad, ya que no era tan común algo así fuera de los clubes.
También promovió la actividad futbolística infantil con la organización de los torneos interclubes de baby-fútbol que reunía a toda la familia durante los fines de semana; y, más allá de la competencia, fomentó la participación indiscriminada de todos los chicos, inculcándole el respeto hacia el rival. También impuso la costumbre de entregarle a cada niño participante un trofeo recordatorio, independientemente de la posición final en el torneo.
Por Bambinos pasaron alrededor de mil quinientos chicos, según el cálculo que alguna vez realizó. Jugadores que llegaron al profesionalismo, otros que trascendieron en el ámbito local o regional, y una gran mayoría que no se dedicó al fútbol de manera formal. Todos tenían su lugar y no se conoce quien guarde un mal recuerdo de esa organización. Por supuesto que no se limitaba a lo deportivo o lo técnico, sino que apuntaba a generar otro tipo de valores humanos.
Posteriormente junto a Horacio Blanco estuvo a cargo de las divisiones inferiores en Grupo Universitario, y entre ambos ordenaron las categorías formativas.
En 2003 se hizo cargo de la Primera División de Velense. Y fue parte del cuerpo técnico de Unicen y de Ramón Santamarina en 2003-2004. También participó del programa televisivo “Te sigo a todas partes”, donde volcó sus conocimientos sobre el juego.
Fue empleado de Tandilco y de la Universidad Nacional del Centro, donde se jubiló en 2017.
Sin embargo, nunca dejó de estar al tanto de lo que ocurría futbolísticamente, en especial con su querido Racing.
También les dedicó su tiempo y amor a sus dos nietas, Rocío y Valentina. Ese amor por los chicos resumido en la frase que más le gustaba y que marcara su vida “Dos cosas podrían entretenerme eternamente ver correr el agua y mirar jugar a los niños”.
JAVIER ALBERTO ZUMPANO
Javier Alberto Zumpano nació en Tandil el 7 de junio de 1972, falleció en esta ciudad el 27 de octubre del 2020 a los 48 años. Hijo de Bety Soto y Alberto Zumpano. Padre de Javier y Macarena, abuelo de Avril y de Camilo (que aún está en la panza). En sus últimos 10 años vivió en pareja con Natalia Gassmann, compartiendo cada momento de la vida, viajes, charlas, pescas, risas y un amor inmencionable a sus suegros Elida y Ricardo (según el dos persona de oro). De joven tuvo varios trabajos (por algo mucha gente lo conocía como changa), entre ellos fue inspector municipal (adquiriendo el apodo de ‘Zorro’), trabajó de seguridad en varios boliches y eventos; y ya hace un tiempo se desempeñaba como remisero. Los amigos del barrio lo conocían como ‘Piyiyo’. Fanático de Boca y de la pesca. Gracias a su abuelo conoció las bochas, deporte que practicaba y con el cual también rezongaba. Siempre estuvo predispuesto para todo, si bien había cosas que dejaba pasar o en algunas era haragán, al momento de ayudar, de hacer, de organizar, de conseguir, de acompañar siempre estaba ahí. Si había que hacer un asado él lo cocinaba, y si ya había quien se encargue de eso el igual se hacia el tiempo para ir temprano, ayudar, acompañar y disfrutar. Si hay algo que lo caracterizaba era su carácter, su forma de ser y de decir las cosas (de frente), hasta que aprendimos que esa era su forma y que no hablaba mal, ni estaba enojado. El día que lamentablemente hubo que despedirlo, todos decían lo mismo: ‘si me habrá hecho rezongar el loco, pero se hacía querer’. Y así era él; jodón e hincha y esa forma tan suya de ser es la que hoy nos lleva a decir que siempre será recordado por su familia, sus amigos y conocidos y que estará presente en nuestros corazones sus festejos, sus risas, sus travesuras, esas miles de historias de pescas, esas charlas de asados de viajes, esos partidos de truco y de bochas. Y hasta esas placitas que cuando pasábamos decía ‘esta la hicimos nosotros’.
“Te amo y sé que cada día del resto de mi vida te voy a echar de menos; y aunque hoy esté triste porque te fuiste, me alegraré por cada día y por cada momento que viví a tu lado. Nos volveremos a ver mi amor. Naty”.
PEDRO LUIS FERREIRA
Pedro Luis Ferreira falleció el pasado 22 de octubre provocando su desaparición física un profundo dolor entre sus familiares y amigos, que acercaron a esta redacción una carta para recordarlo.
“Hermano, tu partida dejó ese trago amargo que suelen dejar las despedidas. En cada carrera sé que estarás conmigo aunque no esté tu presencia física, cada Chevrolet llevará tu recuerdo. Siempre estás y estarás en el pensamiento mío y de todos los que tanto te quisimos y te queremos. Gracias por los lindos momentos que pasamos, por cada tarde en el taller, cada fin de año, cada mate y también por cada vino compartido. Cuídame siempre como lo hacías desde donde quieras que estés. Siempre quedará esa esperanza que algún día llegues escuchando música a fondo y me digas: ‘Buenas tardes, ¡dale, hace mate!’. Tu silla te seguirá esperando. Te quiero mucho, tu hermano Claudio y familia”.
“Viejo, te fuiste muy pronto y no me puedo hacer a la idea. Pero quisiera atesorar en mi corazón los recuerdos de momentos compartidos. Guardar tantos viajes que de niño te miraba manejar y pensaba en ser como vos cuando sea grande. Nuestra pasión siempre fueron las carreras, cada vez que miré una vas a estar conmigo. Cuando estoy trabajando es inevitable mirar para la entrada y esperar verte llegar. Eras uno más en el taller, dispuesto a hacer mandados a cualquier hora. Extraño tanto tu presencia. Agradezco a la vida poder compartir con vos este camino. No te fuiste en realidad porque siempre vas a estar en mi corazón y en el de mi familia. Te amo viejito querido. Tu hijo Pedro, Laura y los nietos Melanie, Jazmín, Zoe y Valentino”.
“Hoy me toca despedir a mi amigo Pedro, otrora compañero de largas tardes y, cuando no noches, en el taller alistando todo para ir a correr o preparar una peña y más cerca en el tiempo compañero de recuerdo de todos esos momentos vividos. Era un grandote fácil de querer al que siempre recordaré con todo mi afecto. José Gallego, amigo de toda la vida”.
BUDIMIR JOSÉ BRONZOVICH
El pasado 30 de octubre de 2020 falleció Budimir José Bronzovich, causando su deceso un profundo dolor entre sus seres queridos y amigos.
Gringo, inteligente, retobado, hacedor que había nacido el 16 de noviembre de 1937. Solucionador pragmático desde el problema más minúsculo y cotidiano hasta resolvedor de la más desafiante empresa, con inventiva, con creatividad y también con rebeldía, con tozudez.
Irónico, inquisidor ácido y desafiante, cuestionador de todo y de quien sea. Chúcaro. Libre. Guerrero.
Honesto, no enseñó que la honestidad auténtica es cuando duele, cuando revela; que no hay honestidad políticamente correcta.
Instintivo, experimentador, proponedor incansable, aventurero, explorador, pujante y soñador permanente de emprendimientos futuros, hasta el último aliento.
“Sos el último rebelde con mayúsculas, dueño de un reniegue único: ingenioso, constructivo, productor. Te despedimos, tu esposa María Laura Paunero Lala, tus hijos Nicolás y Vladan Bronzovich, tus hijas políticas, Laura Valls y Beatriz Navarro, tus nietos Yerka y Mirko Bronzovich, tus amigos y vecinos”.
ÁNGEL FRANCISCO SARTI
Ángel Francisco Sarti nació el 12 de marzo de 1938, siendo sus padres Cristina Lendez-Atilio Ramiro Sarti y Rubén, su hermano.
Su niñez transcurrió en Cerro Leones, concurriendo a la escuela primaria del lugar. En la adolescencia se mudó al barrio La Movediza, a la casa que su padre construyera para la familia.
Cursó sus estudios secundarios en la Escuela Industrial, logrando desempeñarse como oficial múltiple y matricero, en la industria metalmecánica.
A los 22 años conoció al amor de su vida, Edith, con quien cuatro años después se casaría, naciendo fruto de ese amor Sandra y Jorge. Con el tiempo se sumarían a la familia los hijos políticos: Carlos y Cristina. Vendrían así los ansiados nietos; Ezequiel y Franco por parte de su hija, Lautaro y Alma por parte de su hijo. Más tarde llegaría Gabriela, su nieta política, quien junto a Ezequiel le regalaría dos bisnietos: Noelia y Benjamín.
Muchos talleres lo vieron pasar formando parte de su personal. Carleti Adamoli, Buxton, Tahuilco, por nombrar algunos.
Trabajador, perseverante, apuntalado por su fiel compañera, logró tener su casa y se asoció para tener su propio taller, bajo la firma Sarcon.
Amante de su oficio, la fresa fue su máquina preferida y desentrañar los secretos del mecanizado de pistones, su pasión.
Antes de jubilarse trabajó en PDM, donde cosechó amistades invalorables. Una vez jubilado se fue a trabajar con su hijo, compartiendo momentos únicos en los que intercambiaron experiencias y conocimientos.
Xeneize de alma, disfrutaba del fútbol, el automovilismo y la pesca. A fines del 2019 una caída desencadenó en un ACV y fue intervenido quirúrgicamente en febrero. Su vida cambió, pero no se entregó. Tras ocho meses de dar batalla, el 24 de octubre de 2020 a las 21.30, su cuerpo cansado y desgastado se rindió.
El paso a la eternidad lo transitó acompañado por su familia que lo amó y lo amará por siempre.
PEDRO EDUARDO VIERA
El pasado 22 de octubre a la edad de 82 años falleció Pedro Eduardo Viera, más conocido como ‘Perico’, quien había nacido el 21 de enero de 1938.
Su infancia transcurrió en María Ignacia (Vela), realizando sus estudios en la escuela 13 de la mencionada localidad.
Se dedicó a realizar trabajos rurales y jornales. En 1972, a los 34 años, contrajo matrimonio con Deolinda Haydée Pedraza y de esa unión nacieron tres hijos: Enrique, Eduardo y Norma. Radicados en Tandil, en el año 1980, se produjo el nacimiento de sus cuatro nietos: Laura, Lucas, Damián y Cristian.
Su vida laboral continuó una vez alcanzada la jubilación y lo hizo trabajando en el kiosco de diarios y revistas situado en Rodríguez y avenida Del Valle.
La familia quiere agradecerle el amor brindado y por haber estado siempre presente cuando lo han necesitado, con esa bondad que tenía de tender una mano a quien lo necesitaba.
“Fue muy triste ver tu lucha por vivir y tuviste la valentía de no entregarte nunca. El destino quiso que no sigas sufriendo. Tu recuerdo siempre estará en nuestra memoria y vivirás en el corazón de todos los que te quisimos. Descansa en paz, un beso al cielo”.
JOSÉ ANTONIO MACÍAS
José Antonio Macías, de 28 años, el pasado 21 de octubre de 2020 pasó a estar junto a Dios. Había nacido el 21 de marzo de 1991 y su familia envió a la Rdacción el siguiente recordatorio.
“Querido hijo y hermano, con tu partida una parte de nuestra alma murió para siempre. Pero queremos recordarte con una sonrisa y con mucho amor porque eso eras vos, puro amor. No cabe otra palabra para evocarte. Fuiste feliz en cada momento de tu vida. Tu amor por el básquet en tu querido Club Independiente; los recitales de Ramón Fernández que disfrutabas y no te perdías ninguno; tus clases de natación que amabas.
Sos un ser especial y nos enseñaste a ser mejores personas. Fuiste un hijo, hermano, amigo, sobrino, tío perfecto en un mundo lleno de defectos. La vida tiene cosas inexplicables como tu partida. No hay consuelo para tanto dolor. El cielo ganó un nuevo ángel, volá alto.
Querido hijo te amamos papá, mamá, hermanos y cada persona que tuvo la fortuna de conocerte”.
ARTURO ZÜND
Arturo Zünd nació el 20 de febrero de 1938 en la ciudad de Tandil, hijo de Alberto Zünd e Ida Kümmin, quienes los criaron junto a sus hermanos Úrsula y Mauricio.
Creció entre el campo y la ciudad y luego con los años formó familia con Marcelina López, con quien tuvo cuatro (4) hijos: Alejandro, Ricardo, Analía y Pablo a los cuales educaron con amor. Abuelo de 12 nietos y bisabuelo de 3.
“Abuelo: dicen que el mejor regalo del mundo son las personas que forman parte inherente de nuestras vidas, esas que te aman incondicionalmente, así eras vos, lleno de amor no un amor común, más bien fuera de serie, honesto, alegre, pícaro, solidario un gran bromista. Nos queda tu paciencia y gratitud, el amor por Dios y tu familia, ante todo.
Los helados, chocolates, tortas, vinos y birras que ya no van a ser lo mismo sin vos.
Abuelo gracias por dejar en nosotros tus valores como estandarte, tu amor por la vida, la naturaleza, el amor al prójimo y a la familia. Te amamos siempre. Tus hijos, hijos políticos, nietos y bisnietos.
“Y el mismo Dios de paz, os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 1° Tesalonicenses 5:23”.