&nbsp;PABLO AZCUE&nbsp;Falleció el 12 de abril de 2024 en Capital Federal. Nació en Tandil el 27 de mayo de 1959, en el seno de una antigua familia llegada cuando aún la sombra del Fuerte Independencia cuidaba la aldea que sólo era caserío. Honró esa herencia desde el campo de la ciencia. Cursó estudios primarios y secundarios en su querido Colegio San José, y allí evidenció su capacidad para las matemáticas, poniendo en más de un aprieto a sus profesores al desarrollar teoremas y ejercicios por métodos que no eran los del&nbsp;manual. Se licenció en Matemáticas en la Universidad de Buenos Aires y luego en Estados Unidos, en la Brown University, para culminar obteniendo su&nbsp; doctorado (PhD in Mathematics) en la Universidad de Harvard. Regresó a nuestro país cuando muchos hacían el inverso camino de la emigración y formó su familia con una tandilense, y a esta ciudad, el lugar de su eterno retorno, trajo a nacer a sus hijos. Se constituyó en referente de su campo profesional a nivel mundial publicando permanentemente material de consulta, y fue designado Jefe del Departamento de Matemáticas de la Universidad Torcuato Di Tella, siendo asiduamente convocado para el dictado de conferencias en el exterior. Justamente, en enero de este año, al culminar una de ellas en Suiza, se manifestaron los síntomas de una repentina y violenta enfermedad, &nbsp;cuyo diagnóstico y pronóstico conoció cabalmente, aceptándolo con resignación y hasta con humor. En la tarde gris del sábado 13, y luego de su postrero viaje, los restos de Pablo recibieron el definitivo abrazo de su tierra tandilense y el afecto de su familia y amigos, que congregados junto a su tumba en ronda y tomados de los hombros, lo despidieron entonando trozos de canciones de Los Beatles, su grupo preferido.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/04/pablo_azcue.jpg" alt="Pablo-Azcue"></figure>&nbsp;JOAQUÍN GUILLERMO&nbsp;Falleció el 2 de abril de 2024. Nació el 18 de enero de 1945. En memoria de quien fuera Joaquín Guillermo, le agradecemos a Dios por haber tenido un excelente padre, amigo, que nos educó con todos los principios.Te amaremos eternamente, tu hija, yerno, tus tres hijos, nueras, nietas, nietos, bisnietos y bisnietas.Vivirás eternamente en nuestros corazones.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/04/joaquin_guillermo.jpg" alt="Joaquín-Guillermo"></figure>&nbsp;HILDA RENÉ GUADAGNA (“CACHITA”)&nbsp;Falleció el 9 de abril a los 93 años. Nació el 3 de agosto de 1930.Se crió en Villa Italia y vivió prácticamente toda su vida en Tandil. Hilda (a partir de ahora Cachita) era como un faro de luz, un alma poderosa con el poder de enseñarnos a ser buenas personas, y a la vez una niña ingenua que&nbsp; poco de eso presume.Conoció a Cacho muy joven, y lo eligió sobre una cola de pretendientes. Se juraron amor eterno, y se radicaron en la calle Arana. Allí vivieron 70 años de casados, y tuvieron familia: Mónica y Gustavo, sus hijos; sus cinco nietos: Lucia, Cecilia, Pablo, Juan Pedro y Gabriel, y sus cuatro bisnietos: Piero, Emma, Augusto y Dante.Cachita nos hizo conocer el amor incondicional, puro, noble. Sin mayores pretensiones. Sentarse a compartir un rato con la abuela era una dosis de aire fresco, era recordar que en el mundo aún existe la bondad. Probablemente la charla comience por sus cambios de peso, cuando te querías dar cuenta, ya se había salido con la suya: lograr que comas alguna macita. Bastaba con cualquier chiste medio pícaro para que suelte la risa, y una mirada cómplice. Tardó muchísimo tiempo en emitir sus primeras quejas, apenas en sus últimos años. Antes nada, siempre fue gratitud hacia la vida.Una vida entera de emanar dulzura. Era polen que nutrió a su alrededor y mantuvo muy cerca a su familia y amigos. Cada día, religiosamente, recibía seres queridos en su casa. Todos queríamos compartir un poco con Cachita.Era muy fácil detectar si había algún evento en vísperas, pues Cachita se alistaba con días de antelación. Rulero, labial y su ropa más coqueta. Nuestra Mirtha Legrand de Tandil. &nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp;&nbsp; Ahora almuerza con su mamá María, su papá Pedro, con su hermana Negra y con su amor Cacho. Hoy se volvieron a encontrar todos, y nos cuidan en paz.Te amamos abuela.Familia Iacomini&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/04/hilda_guadagna_1.jpg" alt="Hilda-Guadagna"></figure>JOSÉ LUIS RODRÍGUEZNació en Olavarría el 14 de enero 1941. Hijo mayor de tres hermanos: Juan Carlos y Jorge Alberto. Sus padres fueron Estelita Miguens y Saturnino Rodríguez, quienes viajaron a instalarse en Tandil en 1951, cuando José tenía 10 años.Al crecer conoció a Nélida Montero, con quien se casó el 24 de diciembre de 1965.Juntos viajaron un tiempo y decidieron volver a Tandil en 1975, donde formaron una hermosa familia. Su hija nació en 1978, la llamaron María José. Entre ella y su madre sostuvieron su mano hasta el final.El miércoles 17 de abril de 2024 falleció durmiendo en su cama.Sus nietos Francisco y Valentina Baldi, su mujer e hija le dedicaron estas palabras:"Agradecemos muchísimo tenerte en nuestro camino. Vamos a extrañar todo el amor que nos diste, los chistes y las risas que compartíamos juntos, los abrazos que nos diste en momentos difíciles. Fuiste un marido y un padre presente y un abuelo y bisabuelo maravilloso. Tu ausencia nos deja tristes pero a la vez tranquilos sabiendo que te fuiste sin dolor y con el amor de toda tu familia. Te vamos a amar siempre."&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/04/jose_luis_rodriguez.jpg" alt="José-Luis-Rodríguez"></figure>PAULO SOLER&nbsp;Falleció el 27 de marzo de 2024 a los 70 años. Mi papá, el peluquero Paulo, el correntino, nació el 15 de enero de 1954 en Saladas, provincia de Corrientes junto a sus 13 hermanos, la abuela Paula y el abuelo Blas. De pibe, laburó con sus hermanos en la cosecha de algodón hasta que decidieron ir en busca de una mejor calidad de vida a Buenos Aires. Ya en Tandil, formó su familia junto a mamá Esther y se hizo de un oficio, peluquero. Adonde quiera que fuéramos por la ciudad, lo saludaban: “Paulito querido!”. Tenía infinidad de amigos y clientes. Amigos de pesca, de la Base, de la peña, amigos colegas. Clientes, que más que clientes eran amigos porque venían a cortarse el pelo y se quedaban un rato largo charlando. Los recibía siempre con una sonrisa y llamándolos por el nombre. Cosa que nos llamaba la atención porque siempre bromeábamos con que teníamos memoria de chorlito. Cuando se fue, los clientes y amigos mandaban audios, muchos con nudos en la garganta, otros hasta llorando, enviando las condolencias. Eso fue muy&nbsp; conmovedor, daba cuenta del lugar que se había ganado en el corazón de todos ellos. A mi papá le encantaba estar con su gente, tenía una y mil anécdotas de su Corrientes Porá, de su paso por el conurbano de pibe con sus hermanos. De los viaje de pesca. En las reuniones familiares era pura alegría. Nosotros, los Soler, somos una familia XXL. Pero eso no importaba porque se llamaban por teléfono todos los fines de semana con los que están lejos y siempre había excusa para un asado con los que están acá. Cumpleaños, casamiento, bautismo, mi papá siempre estaba, amaba a su familia. En una de las últimas reuniones contaba una anécdota de cuando trabajaba en el conurbano, toda la mesa escuchándolo, era tan buen relator que su historia te atrapaba y no podías no soltar la carcajada con los remates, era muy divertido escucharlo.&nbsp;No sé cómo hacía pero siempre estaba de buen humor. Frases de papá que van a quedar en nuestra memoria: cuando pasaba alguna desgracia y le quitaba dramatismo con un “así nomá eh”, cuando alguien quería discutir y papá aconsejaba “decile que si nomá”, o cuando alguno se desubicaba salía un “que hacemo’ con éste?” y otras cómo “no te acordés con nadie”, “no te vayas a caer” y muchas más. Frases que nacieron de anécdotas creando nuestro código familiar.Papá amaba&nbsp; la vida, se levantaba charlando y sonriendo. No le asustaba la pala, tenía una huerta en el frente de su casa que mostraba con orgullo y repartía lo que crecía entre sus clientes.&nbsp;Podría escribir páginas sobre mi papá, el viaje a Bariloche que hicimos en el “troncomóvil”, el viaje al norte en un Ford Ka chiquitito, los viajes a Arenas Verdes en el Falcon…La verdad es que estamos agradecidos de haber recorrido esta vida con mi papá Paulo. Ya hace un mes que se fue de repente dejándonos con una tristeza muy grande. Pero te vamos a recordar feliz, con una sonrisa amando la vida y quien te dice nos encontremos en sueños para abrazarnos fuerte como lo hacíamos siempre.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/04/paulo_soler.jpg" alt="Paulo-Soler"></figure>&nbsp;LETICIA SILVIA SALIGARI&nbsp;Falleció el 19 de abril a los 74 años.Nació en Tandil el 13 de enero de 1950, del matrimonio de Leticia (Beba) Díaz (f) y&nbsp; Justo Saligari (f). Era la hija del medio de cinco hermanos: Marcelo (f), Susana (f), Irma y Carlos. Cursó su escolaridad en la ciudad y aún se juntaba con varios de sus compañeros y amigos una vez al mes.Hace casi 50 años contrajo matrimonio con Horacio Merigone, con quien formó una hermosa y gran familia. Tuvo tres hijas: Carla, Marcela y Valentina, y siete nietos a los cuales disfrutó, les cocinó y atendió, además de acompañar en viajes familiares al estilo los Campanelli, de los cuales siempre quedaban recuerdos y anécdotas para reír.Tuvo un importante recorrido en instituciones donde ha dejado huella. Se inició en la Cooperadora de la EP 34 durante toda la escolaridad de sus hijas y más; el Concejo Deliberante, la Comisión de Derechos Humanos y Lalcec entre otras, y en sus últimos quince años estuvo en la Fundación del Hospital de Niños de la ciudad. Allí destinó mucho tiempo, cocinó, sirvió, desfiló, se disfrazó de Papá Noel, repartía juguetes, conseguía donaciones, organizaba cenas y espectáculos para recaudar fondos y ayudar, junto a otras personas con su misma energía, al Hospital en grandes logros. Eso la hacía feliz. Una personalidad heredada de su padre: generosa, comprometida, luchadora y con fuertes convicciones, a veces difícil de persuadir.&nbsp;Durante el último año y medio le tocó atravesar una dura enfermedad que transitó con entereza, firme y preocupada siempre por los que la rodeaban.&nbsp; Estuvo acompañada, mimada, y llena de amor hasta que falleció.Dejaste una huella importante en este transcurrir, no sólo en las instituciones por las que pasaste sino también en el interior de nuestra familia. Te vamos a extrañar muchísimo. ¡Gracias infinitas, ma!<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/04/leticia_saligari.jpg" alt="Leticia-Saligari"></figure>

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