&nbsp;JOAQUÍN ALDO LOBOS &nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/11/joaquinlobos.jpg" alt="JoaquínLobos"></figure>&nbsp;Nació en Tandil el 2 de abril de 1935. Falleció a los 90 años, el 13 de noviembre de 2025.Único hijo de Joaquín Lobos y Carolina Binasco. Su padre era un inmigrante escapado de la miseria y la guerra civil española que llegó a Tandil a “hacerse la América” con escasos recursos económicos y académicos.Cursó la primaria en la Escuela 34 (cuando estaba en Avellaneda y 4 de abril) al finalizar el primario comenzó a trabajar en la Municipalidad de Tandil, al mismo tiempo que estudiaba Teneduría de Libros en la Academia Caplan.&nbsp; Hizo el servicio militar en Caballería del Batallón Logístico 1.&nbsp; Conoció a su compañera de vida por 72 años, María Josefa Lirón (actualmente su viuda, con 90 años), con la que tuvo dos hijos: Aldo y Néstor.Vivió la mayor parte de su vida en la zona de Avellaneda y Montiel, para luego mudarse a 9 de Julio y España.Trabajó también en el Banco Comercial del Tandil, Veterinaria Green, Establecimiento Magnasco y en Foetra/Entel y finalmente se jubiló en Telefónica de Argentina.Participó activamente como expositor de aves y conejos en la Sociedad Rural de Tandil, donde fue reconocido por los ejemplares presentados en varias oportunidades. Como así también en la Rural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.Gran amigo de sus amigos, los principales fueron los del barrio y la escuela, que mantuvo a lo largo de la vida.La vida le dio un revés en 2014, cuando en un accidente perdió a su hijo menor Néstor, nunca lo superó pero aprendió a convivir con ese dolor.Gran bailarín de tango junto a su esposa.&nbsp; Era común que en la milonga a la que&nbsp; fueran les pusieran “El Huracán”, ya que era fanático de ese tango y los asistentes los dejaban bailar solos.Él siempre decía: “No sé si nos aplauden porque bailamos bien o porque somos viejos”.Otra anécdota contada por su esposa fue que, en una oportunidad, una jovencita le pidió que le prestara al esposo porque quería aprender a bailar tango.&nbsp; La respuesta que recibió fue que los maridos no se prestaban porque a veces no los devolvían.Todo esto finalizó con la pandemia, que como a otros tantos adultos les cercenó la vida social.Reconoció que tanto a sus hijos como nietos no los pudo disfrutar por su trabajo (llegó a tener dos a la vez). Pero sí la vida le dio la revancha con sus cuatro bisnietos, con quienes tenia adoración.Por todos los medios intentó revertir la historia de su padre y lo consiguió.De un carácter rígido perfeccionista y duro siempre terminó siendo un ser profundamente amado.Finalmente, el 13 de noviembre de 2025 partió a reunirse con su hijo, padres y amigos. Habiendo dejado una marca imborrable en todos los sus familiares.&nbsp;ROSA JORGELINA ALPERTE<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/11/rosaalperte.jpg" alt="RosaAlperte"></figure>Hija de Jorge Alperte y Gladys Sáez, hermana menor de Claudia, Pablo, Marcos y Lucas.Nació el 7 de diciembre de 1989 en Tandil. Creció junto a su familia en el barrio Villa Aguirre. Supo ser una maravillosa tía y divertida tía abuela.A los 20 años dio a luz a su único hijo: Joel.Hizo sus estudios primarios y secundarios en la Escuela Normal, de allí salieron sus grandes amigos. Luego se formó como acompañante terapéutico, una noble profesión que desempeñó con pasión.Desde pequeña eligió participar en la Asociación Guías Argentinas.Colaboró casi 10 años como cocinera en la Asociación Civil Rincón Solidario de la Capilla María Auxiliadora, de la cual supo ganar amigos que la acompañaron hasta en los momentos más difíciles.Siempre alegre y divertida, disponible para ayudar a los demás. Llevaba la música para cantar y bailar en cualquier momento y lugar.Cuanto tenía alrededor de 30 años, salió a buscar su lugar en el mundo y lo encontró en la localidad de El Bolsón, Rio Negro, donde hoy descansan sus cenizas.Los padres y familia agradecen toda la atención de cuidados paliativos, médicos, enfermeras y personal del Hospital Ramón Santamarina. Además, el acompañamiento de Magda, Laura y Walter.Su familia la recordará siempre con gran amor, sabiendo lo guerrera que fue en toda su vida.Eternamente amada.Eterna Rosita.&nbsp;HÉCTOR PISCAZZI<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/11/hectorpiscazzi.jpg" alt="HéctorPiscazzi"></figure>Nació en Tandil, el 27 de julio de 1941. Murió, a los 84 años, el 8 de noviembre de 2025.Se casó con Marta Piotti el 14 de noviembre de 1970, fruto de su amor nacieron sus hijos Carolina, Sebastián, Luciana y Federico. Más adelante Llegaron sus yernos Mauricio Pogorselzky, Joana Alincastro. Luego llegaron sus nietos Ezequiel, Agostina, Tobías, Mateo, Santino y Valentín; y nietos políticos Nadia Macchi y Tomás Arias, con los cuales pudo disfrutar de momentos especiales importantes, como así también de los momentos sencillos como compartir una tarde de mates (él tomaba café), juegos de mesa, deportes, risas y mucha complicidad. Ese amor se multiplicó y llegó el bisnieto Camilo Arias, con el cual pudo disfrutar sus primeros meses de vida.Era hincha de san Lorenzo de Almagro, fue albañil y toda la vida trabajo en Ronicevi.Sus días fueron de trabajo siempre rodeado de su gran familia llena de amor.“Hoy despedimos a Héctor "Lolo" eternamente agradecidos por el tiempo que caminamos a su lado, porque siempre nos acompañó de las mil maneras que pudo a cada uno. Gracias por ser un esposo fiel, un padre abuelo y bisabuelo dedicado. Nos quedamos con las enseñanzas, la fuerza, la ternura y cada gesto que dejó huellas imborrables en cada una de nuestras vidas.Honraremos su memoria aplicando cada una de sus enseñanzas, viviendo con el mismo amor, fortaleza y lucha que lo caracterizó.¡Te vamos a extrañar por siempre, Lolo!”.&nbsp;&nbsp;MARÍA CELIA GIRODO<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2025/11/mariagirodo.jpg" alt="maríaGirodo"></figure>Nació el 28 de mayo de 1965. Falleció a los 60 años, el 11 de noviembre de 2025.&nbsp;El primer día sin vos&nbsp;“Estoy acostada, hace rato que quiero empezar a escribir esta carta, incluso cuando te tenía al lado mío. Si bien sabíamos que éste iba a ser el final, sigue siendo desgarrador por donde lo mires. Pero hoy no quiero hablar de eso, quiero hablar de lo mucho que me enseñaste y de lo importante que fue tu presencia en mi vida.No me gusta hablar en tiempo pasado, pero sé que en estos casos hay que hacerlo para no parecer una loca. Vos eras la persona más buena del mundo, y no lo digo como dice la gente cuando se muere alguien, vos eras buena en serio, en todos tus detalles.Todo el mundo te parecía bueno, te hacías amiga ‘al toque’, de las enfermeras, del verdulero, de los choferes de colectivo, de los doctores, y de cualquier persona que se cruzara en tu vida. Les sacabas charla de cualquier cosa, de cuándo es su cumpleaños, de qué comieron en el día y cuántos hijos tienen.Todo te parecía lindo y hermoso, antes de sacar un regalo de la bolsa ya estabas diciendo: ‘Qué lindo, sobrina mía, me encanta’, a lo que yo remataba: ‘Si todavía no lo viste, bolacera’. Siempre fuiste la persona más agradecida de esta tierra, estabas en cada detalle, especialmente en tus últimos meses de vida.Tu discapacidad nunca fue limitante de nada, nunca aprendiste a escribir y a leer, y eso te frustraba, pero déjame decirte, Titi, que desarrollaste mucho mejores habilidades que a muchos nosotros nos faltan. Tenías una memoria que nadie entendía, te acordabas del cumpleaños de personas a las que habías visto una sola vez en la vida, te acordabas de qué tenías puesto en momentos específicos de tu vida y el nombre de cada una de las personas que te habías cruzado, y eso era impresionante. Incluso en el peor momento te acordabas de absolutamente todo.Mimaste a tus sobrinos toda la vida, y siempre fuimos tu mayor orgullo. Mientras el resto de las mujeres hablaba de sus hijos con todo el amor del mundo, vos lo hacías de nosotros, y eso nos llenaba de orgullo.En los últimos años supimos conectar mucho, nos pintábamos las uñas juntas como a vos te gustaba, en el último tiempo miramos Rosa de lejos, tu novela favorita y compartimos horas y horas agarradas de la mano, intentando parar el tiempo para que el final nunca se acerque.Otra cosa que amaba de vos eran tus ocurrencias, siempre inocentes pero con mucho humor, como también la cantidad de anécdotas que tenías para contar y generar una charla a través de eso.Seguramente, con el tiempo este texto se haga más largo, ya que voy a vivir cosas que te voy a querer contar y compartir con vos. Tengo mil cosas más para decir de vos y son todas buenas, pero en algún momento me tengo que levantar de la cama.Por último, quiero agradecerte por enseñarme tanto del amor, de la familia, de que teniendo la peor enfermedad del mundo se puede luchar y ser feliz igual. Gracias por enseñarme a ser agradecida, a reírme, a abrazar. Dejaste una huella imborrable en mi corazón y en el de toda la familia.Descansá en paz, mi Titi querida, nosotros vamos a cuidar a la abuela y vamos a tratar de hacerla lo más feliz que podamos, así como lo hacías vos. Te quiero mucho, con toda mi alma.Tu ‘sobrina mía’”.&nbsp;

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