Jóvenes, finanzas digitales y mora
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Según los últimos datos respecto al comportamiento de pago, el promedio general de mora del último mes en Argentina es 15%. Al analizar esa conducta por rango etario se observa que los jóvenes de menos de 25 son un 50% más morosos. Si bien estas cifras se enmarcan en un contexto general de aumento de la mora y coinciden con las tendencias habituales en esa edad, es importante evaluar cómo la industria puede atender las necesidades de las nuevas generaciones y acompañarlas en la construcción de perfiles crediticios saludables.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLos jóvenes, en general, se caracterizan por su dinamismo, adaptabilidad tecnológica y una mirada más abierta a nuevas formas de manejar las finanzas pero enfrentan desafíos significativos en materia de educación financiera. Una de las problemáticas más destacadas es la falta de historial crediticio, ya que muchos de ellos están ingresando al mundo laboral sin haber accedido con anterioridad a productos financieros tradicionales como préstamos o tarjetas de crédito. Esto genera barreras en el acceso al financiamiento, ya que las instituciones que lo otorgan dependen en gran medida de datos históricos para evaluar el riesgo.
Sin embargo, con el auge de las billeteras virtuales, es posible construir los primeros pasos de un historial crediticio a través de transacciones cotidianas como pagos digitales, recargas y transferencias e incluso mediante el acceso a microcréditos. Con estas fuentes de información sumadas a datos demográficos, la tecnología de evaluación crediticia permite generar scorings precisos y predictivos para jóvenes sin historial tradicional, con información de calidad sobre la probabilidad de cumplimiento de pago.
La digitalización sin duda facilita el acceso al crédito, pero también expone a los jóvenes a otros riesgos, como el ingreso a apuestas online. Al estar todo a un clic de distancia, sin efectivo de por medio y con el anonimato que ofrecen algunas plataformas, muchas veces se terminan normalizando prácticas de compras desmedidas o juego compulsivo, sin dimensionar las consecuencias.
La tecnología tiene un enorme potencial para el acceso al crédito, pero necesita ir de la mano de la educación y la regulación. Es fundamental que en la industria se promueva la formación financiera desde edades tempranas.