Nace un Movimiento Nacional: llegó la hora de las Pymes
Hace un mes, un grupo de más de 200 empresarios Pymes, frente a la adversidad del contexto y cansados de ser los convidados de piedra de la economía argentina, decidieron conformar un Movimiento Nacional que reúna a empresas micro, pequeñas y medianas de todo el país, para empujar una agenda que englobe las necesidades más acuciantes y básicas para la supervivencia del sector. Comparten la convicción que si no hacen algo, la probabilidad de desaparecer está a la vuelta de la esquina.
Recibí las noticias en tu email
“Este es el momento de poner en valor lo que somos y representamos”, sostienen. “Llegó la hora que nos escuchen”, dicen. Es más, no se quedan ahí: están convencidos que pueden ser parte central de la solución. Y revisando algunos números tienen con qué: sumadas explican casi la mitad de la producción total del país, el 76% del empleo privado y ocupan toda la geografía nacional. En estos tres elementos se sostiene la nueva consciencia que los moviliza a visibilizar y a poner en valor su peso específico.
Al momento ya se han conformado más de veinte mesas de trabajo en doce provincias y la adhesión se multiplica. Son espacios de debate, generación de propuestas y retroalimentación permanente que aportan la temperatura del territorio.
El movimiento no pretende reemplazar el rol de las cámaras sectoriales, de gran utilidad en la tarea que realizan, sino que viene a complementar y a sumar poniendo en discusión cinco propuestas consensuadas que son transversales a todo el universo Pyme. En primer lugar, el MoNaPy propone el desendeudamiento financiero y fiscal de todo el sector que equivale a menos del 2% del PIB. Esta propuesta se sostiene en que hace 3 años que vienen pagando intereses entre 90 y 110%, es decir que ya pagaron la deuda entre dos y tres veces y todavía adeudan el capital. Si se les sacara esta mochila con un bono que el Estado le otorgara a los bancos, las Pymes estarían en condiciones de responder con generación de empleo, aumento de oferta, colaborando en la resolución de dos problemas centrales del país: desempleo e inflación.
En segundo lugar, pide que se direccione el financiamiento público y privado a través de tasas competitivas que les permitan incorporar más capital de trabajo e invertir en equipamiento, sin comprometer la sostenibilidad de la empresa.
En tercer lugar, reclama una reducción de la carga tributaria y tasas de servicios mediante una legislación que, sin desfinanciar al Estado, comprenda la capacidad real de pago de las pequeñas y medianas empresas. Y solicita una reducción del costo laboral no salarial, ya que para aumentar el empleo no se necesita tocar los sueldos, pero sí los impuestos que acompañan a éste y que equivalen a casi el 40% del salario neto de bolsillo.
En cuarto lugar, solicita resolver la polémica y onerosa problemática de los despidos a través de algún mecanismo que brinde tranquilidad a empleadores y empleados.
Por último, insta a que los gobiernos designen, en las áreas vinculadas a la cuestión Pyme, funcionarios con probada experiencia en este campo.
¿Cuáles podrían ser los resultados de estas medidas? Seguramente impulsarían la creación de empleo genuino, a la vez que permitirían blanquear a buena parte de ese 40% de trabajadores que todos sabemos que lamentablemente trabajan en negro, brindándoles en un gran acto de justicia social la dignidad que viene de la mano de un trabajo digno que les permita atender mucho más que las necesidades vitales. Asimismo, aumentaría significativamente el nivel de actividad formal, ayudando a reducir la informalidad de nuestra economía, y de esa manera, ayudaría a neutralizar el costo fiscal de las medidas. A su vez, gracias al desendeudamiento y al crédito productivo, se podría mejorar el aprovechamiento de la capacidad instalada que hoy está en promedio en un 30%, logrando, de esta manera, aumentar la oferta de productos y bajar la presión inflacionaria. Por último, las Pymes con potencialidad exportadora podrían empezar a pensar en el mundo como mercado de destino de sus productos y servicios, generando las divisas que nuestro país necesita como agua.
Son propuestas audaces pero todo indica que la profundidad de la crisis cada día las justifica más. Por ello considero que este es el momento oportuno para que la política se reconcilie con la economía real, logre los consensos necesarios para apostar por el universo más importante y dinámico de la economía nacional que son las Pymes, y tome las decisiones correctas para liberarles las fuerzas, y que sean ellas quienes nos permitan superar los escenarios de pobreza y marginalidad escandalosos que cualquiera en sus cabales puede pronosticar.
* Ex Director de Trabajo y Empleo del Ministerio de Trabajo de la Nación y Colaborador en el Movimiento Nacional Pyme (www.monapy.com.ar)
Ig: @gonzasantaok tw: @gonzasanta fb: @santamarinag