EL ECO PODCAST
La información genómica es central para la producción de la ganadería
El uso de datos genómicos en la ganadería permite elegir características determinadas que generan positivos resultados y es una herramienta que ha avanzado mucho en el último tiempo.
En un nuevo podcast de El Eco Campo, el tema fue abordado en una charla Ezequiel Lopepe, veterinario graduado en Unicen y especialista en Reproducción de la Universidad Nacional de Córdoba. Es además docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Tandil; tutor de residencia de la misma facultad; director técnico de Centro Genético del Sudeste y de la cabaña El Rincón, de la familia Lopepe.
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Inicialmente planteó que “en Argentina se está trabajando muy bien en general y se ha avanzado mucho con el uso de la información y de todas las herramientas que hoy tenemos disponible”.
Mencionó que ello implica “la posibilidad de estar usando toros que están probados a nivel global y tener las pruebas en la Argentina con el mismo nivel especificidad que las que tienen los países que más tiempo están utilizando tecnología”.
Destacó que “realmente estamos en un momento muy bueno de la ganadería. La ganadería ha tomado hace un par de años el rumbo de la ganadería de precisión y creo que es un camino que no tiene retorno”.
Lopepe razonó que “cuando la gente empieza a probar y evaluar el uso de individuos probados -ya sea por el uso de inseminacion artificial como para servicios naturales- con mejor mérito genéticos, sin lugar a dudas se traduce en mayores ganancias para todo el sector en general”.
Admitió que “es un camino que se va ajustando cada vez más y las nuevas generaciones están más asiduas de tomar más y mejor información para seleccionar objetivamente, cuando antes era más subjetivo el tema”.
Acortar los tiempos
Ezequiel Lopepe afirmó que “lo que han hecho estas herramientas de selección es acortar el intervalo generacional. Para que nos demos una idea, una generación de vacas -desde que nace el animal hasta que tenemos la producción probada- tarda cinco años. Las herramientas de selección, fundamentalmente, las diferencias esperadas de progenie y el uso de lo que es la información genómica, enriqueciendo esas pruebas, lo que hace es acortar ese intervalo de generación”.
Al momento de poner un ejemplo práctico, el profesional mencionó que “para mejorar 20 o 30 kilos al destete, antes sabíamos que habíamos acertado o errado en una generación. Y teníamos que esperar otros cinco años más para revertir un posible error”.
Añadió que “hoy, con el uso de todas estas herramientas, podemos ir seleccionando en favor de las características que deseamos en múltiples características. Podemos elegir animales con mucha facilidad de parto, muy alto peso al destete, con muy buen peso al año, que no incremente el tamaño adulto… Hoy tenemos prueba de eficiencia de conversión, que es un parámetro no menor”.
Es que la eficiencia de conversión “permite medir a aquellos individuos que, con la misma comida o con menos comida, son capaces de transforma más kilos de productos. Eso tiene un impacto ambiental y económico monstruoso, porque son menos emisiones de metano, menor costo de mantenimiento de ese animal. No solo cuentan las emisiones de metano propias de ese individuo, sino las inversiones de carbono que lleva producir ese kilo de carne”, especificó.
Lopepe explicó que un kilo de carne “tiene un componente de pasto y también de terminación, que muchas veces se hace a corral. Tener animales más eficientes hace que eso sea más barato, sea más amigable con el ambiente y, por lo tanto, sea más sustentable”.
Resumió Lopepe que “las herramientas de progreso son muy certeras y producen cambios muy rápidos, a diferencia de lo que era antes, que era prueba y error, absolutamente”.
Tendencias de tamaño
Consultado acerca de la evolución del tamaño ideal de animal a través de las décadas, a partir de los ejemplares grandes que se buscaban en los ´80, Lopepe señaló que “eso tiene mucho que ver con algunas modas, lo de los `80 fue la era del New Type, con un aumento decisivo del tamaño corporal, sin tener en cuenta requerimientos, adaptación, índices reproductivos….”.
Añadió que “lo que hay que tener claro es que en genética los genes de la producción se heredan todos juntos, por lo tanto, si vos aumentas excesivamente el peso final vas a aumentar indudablemente todas las demás características y los costos del mantenimiento, incrementando la relación insumo-producto. Es decir, tenés que invertir más para ganar más y muchas veces se invierte más para ganar lo mismo, si ese potencial no se alcanza”.
Mencionó que “también hay cuestiones coyunturales que influyen. Nuestro país tiene un consumo interno muy fuerte que -fundamentalmente por una cuestión cultural más que por una cuestión de mercado- ha ido hacia el animal liviano. Eso resigna muchos kilos de producción por media res”.
Lopepe marcó que “todo tiene una influencia. Por un lado, tratamos de hacer el animal más eficiente a pasto. Es decir, una vaca que se puede mantener, que se pueda preñar y que coma los recursos naturales disponibles”.
Más adelante el especialista enfatizó que “la vaca es el mejor individuo que existe en la naturaleza para transformar fibra vegetal de pobre calidad en proteína de altísima calidad, como es la carne vacuna. Lo que sí tiene es un ciclo de producción muy largo, a diferencia de cualquier otro, como puede ser el del cerdo o el pollo”.
De allí de la importancia de las herramientas de selección que “permiten ir por el camino correcto al momento de tener que ponderar todas las variables. Hoy podemos seleccionar animales de alto potencial genético, con muy buena velocidad de crecimiento, sin que incrementen el tamaño excesivo del animal, como pasó en los `80”.
Memoró que esa tendencia “empezó a mediados de los ´70 y grafica perfectamente que el New tupe de los 80, sobre todo en las razas carniceras británicas, fue lo que terminó haciendo ese incremento excesivo del tamaño”.
Es que “la primera generación de vacas la empezamos viendo en el 80/81, producto de esa influencia de genética de tamaño excesivo”.
Lopepe recalcó que “hoy fundamentalmente lo que hace el productor a nivel mundial es ir ponderando su capacidad de producción, el animal que necesita en su campo, seleccionando por las características de más interés y relevancia económica para su sistema. Y luego la va amalgamando con el mercado, entonces siempre un poco el camino indicado es el del animal moderado-intermedio, que no sea demasiado chico ni demasiado grande, que tenga facilidad de crecimiento y después logre reflejar las variables de interés económico en buena productividad, sobre todo en una buena performance, tanto sea de terminación de rendimiento de la res”.
Finamente Ezequiel Lopepe dijo que existen “herramientas de selección genética que nos permiten seleccionar por marmoleado de la carne, por la terneza… Hoy la tecnología está disponible y es de altísima precisión. Obviamente la gente la va adoptando y en diez años vamos a tener un panorama mucho mejor del que tenemos hoy en día”.
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