Amigas del mandadero que murió al ser atropellado expresaron indignación por la excarcelación de Amores
Contaron que la madre del joven fallecido sintió que volvieron a matar a su hijo. A poco menos de un mes de cumplirse 5 años del siniestro vial que se cobró la vida de Emilio Herrería, sus amigas expresaron que “los jueces al firmar la excarcelación piensan que Emi no vale nada”.
Indignación, enojo y desazón, los sentimientos que desató entre lo familiares y amigos de Emilio Herrería, el mandadero que murió tras ser atropellado el 3 de febrero de 2015, la excarcelación del conductor de la camioneta que lo embistió cuando el joven circulaba en su motocicleta, por España y Paz.
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La Justicia le otorgó el beneficio de la prisión condicional a Hugo Amores, el conductor de la camioneta que protagonizó el choque que le costó la vida a Emilio Herrería. Fue excarcelado cuando purgaba una condena dispuesta por el Tribunal Oral Criminal 1 (TOC) de 8 años de prisión por el delito de “Homicidio simple con dolo eventual”.
Amores permaneció 10 meses en la cárcel y después estuvo 4 años con prisión domiciliaria, con lo cual solamente cumplió poco más de la mitad de su condena.
Una de las amigas del mandadero fallecido, María Videla, contó que “nos enteramos por los medios, y ya se me vino el día abajo. Sentí que otra me llamaban por teléfono para decirme que Emi estaba en el Hospital y se moría. Siento que otra vez lo mataron, como dijo su mamá, que a nadie le importa nada, que sólo cumplió un poco más de la mitad de la condena, que no fue una real condena porque estuvo en su casa”.
“Lo matan una y otra vez”
“Me da la sensación de que me termino convirtiendo en una persona que no quiero, porque hace días que estoy con pensamientos que no quisiera tener, como que ojala a él también lo agarre una camioneta y le rompa todos los huesos. Pero qué puedo sentir cuando lo matan a Emi una y otra vez, no tienen siquiera empatía con nosotros”, cuestionó.
Y lamentó que “los mismos jueces que vieron como ese hombre ni siquiera nos miró a la cara para pedirnos perdón, ahora lo excarcelan”.
“Los mismos que vieron eso son los que le dicen ‘Amores te cansaste de tomar mate solo en tu casa, bueno andá y tomá mate con tus amigos’. En sí Amores y su familia lo único que perdieron es una camioneta y plata de la fianza. Lo único que pierden ellos es lo económico”, fustigó.
A su vez, sostuvo que “no sólo pasó con este caso, pasó con Romanela”. Se refirió a la joven que murió el 6 de mayo de 2018, tras chocar con un auto que hizo una imprudente maniobra de giro a la izquierda en Marconi y Roca.
“El rico tiene la posibilidad de pagar la fianza, de quedarse en su casa, porque la cárcel no es un ámbito para ellos, lleno de gente pobre, así que los dejan en la casa, donde pueden rehacer su vida, juntarse con amigos, tener la caradurez de hacerse un Facebook y sacarse una foto sonriendo, cuando el que tendría que estar sonriendo es Emi”, manifestó.
Por su lado, Claudia Menchaca, otra de las amigas, contó que la madre de Emilio volvió a sentir que mataban a su hijo. “A mí siempre me impactó su nivel de perdón. Ella me dijo que el de arriba se va a encargar, que hay una justicia divina”, reseñó.
“Una es madre y realmente no sé cómo le explico a mis hijos lo bueno y lo malo, que mañana no pase un semáforo en rojo, que no haga imprudencias, si no hay ningún castigo”, criticó.
Y contó que tiene una gran indignación, ya que “la hija más grande nos cruza en la calle y agacha la cabeza, que me parece bien porque tenés que tener vergüenza de tener un padre así”.
“Yo tengo un familiar preso en este momento, no por asesino como él, pero lo que pienso es que mi familiar tiene que pagar por lo que hizo. Yo amo a esa persona pero no por eso voy a hacer lo que hizo la otra hija en el juicio, de ser cómplice de su padre para ver cuántos minutos menos de cárcel le iban a dar, o meter en el medio a la madre muerta”, sostuvo.
“Piensan que Emi no vale nada”
“Los jueces al firmar la excarcelación piensan que Emi no vale nada”, fustigó.
Y recordó que falta poco para que se cumplan 5 años y “todos estos años se rió, festejó, y contaban todos que siempre estaba en la puerta de su casa dando lástima”.
María Videla cuestionó que “alegan buena conducta, y cómo se puede comportar en la casa. Nosotros nada podemos hacer más que expresar nuestro sentimiento de indignación, ni siquiera lo puedo pasar por arriba con un auto porque no voy a poder pagar la fianza como hizo él”.
Claudia Menchaca manifestó su enojo porque “sale en libertad condicional con algunas reglas, como que está inhabilitado para manejar, parece que nos están tomando el pelo”.
El hecho, según la causa
El día 3 de febrero de 2015, aproximadamente a las 23.20, Hugo Abel Amores conducía una Toyota Hilux por avenida España, desde 9 de Julio en dirección a Paz, a una velocidad superior a los 82 kilómetros por hora, con invasión de la mano contraria que correspondía a su circulación en la referida avenida.
Al aproximarse a Paz, estando el semáforo en rojo que lo obligaba a detener su marcha, traspuso la esquina e impactó en la línea media divisoria de la avenida, a la motocicleta marca Honda, conducida por Emilio Irineo Herrería, quien circulaba por Paz en dirección a Garibaldi.
Amores, al aproximarse a la intersección con Paz, con el semáforo en rojo, de acuerdo a lo que quedó establecido en la sentencia, impulsado por “una conducta temeraria, continuó su marcha a velocidad en exceso, representándose no sólo como altamente probable, sino como ciertamente inevitable alcanzar con resultado luctuoso a algún peatón o vehículo que intentara con el paso autorizado cruzar la avenida. A pesar de ello y aceptando las consecuencias fatales de su conducta, continuó su marcha con desprecio de la vida de quienes pudieran cruzar la avenida, sin aminorar la alta velocidad de su vehículo a sabiendas de que no podría evitar la colisión”.
Como consecuencia de ese accionar, el conductor de la motocicleta, Emilio Irineo Herrería, sufrió severísimas heridas que causaron un paro cardiorrespiratorio traumático que determinó su fallecimiento, a las 23.55, en el Hospital Santamarina.