Desvalijaron dos casas en Arroyo Seco y advirtieron que en menos de medio año robaron seis veces
“Tengo terror”, confesó una de las víctimas, porque dijo que los delitos van en aumento y teme porque la situación pueda derivar en agresiones físicas, más que materiales. Forzaron rejas de hierro y se llevaron de todo. Asentaron la denuncia, pero la Policía advirtió que con dos móviles poco pueden hacer en la zona. “Mi voz sola no tiene peso si el resto se queda callado”, dijo, exigiendo a las autoridades que hagan algo.
En un fin de semana de terror, dos casas de la zona del Campus de. barrio Arroyo Seco, fueron saqueadas tras vulnerar las ventanas. No es la primera vez que ocurren hechos de estas características, ya que la escena se viene repitiendo cada vez más seguido.
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El sábado a la noche Sandra, quien prefirió resguardar su apellido, llegó a su casa y se encontró con que se la habían “desvalijado”. “Quedé en shock”, dijo y advirtió que no fue la única damnificada ese día, sino que también a sus vecinos le ocurrió lo mismo.
Eran las 23, había una ventana forzada, vidrios rotos y notó que faltaban electrodomésticos, dinero, utensilios de cocina y otras cosas. En el caso de los linderos enumeraron bicicletas de carrera, guitarras y equipos de música, entre las cosas robadas.
En los dos casos, los ladrones levantaron unas rejas de hierro que estaban amuradas a la pared de unas ventanas e ingresaron por allí a las viviendas. Ni bien los moradores percibieron lo que había sucedido llamaron a la policía, que acudió a las casas, y luego fueron a asentar la denuncia.
Todavía angustiada y temerosa por lo ocurrido, la víctima aseguró que lo más preocupante es que no es la primera vez que ocurre, sino que ya van seis robos en menos de seis meses.
Los delitos en aumento
Hace poco que Sandra se vino a instalar en Tandil y contó que en los dos años que lleva viviendo en el barrio nunca vio un patrullero recorrer las calles, incluso reveló que con los vecinos tienen un grupo de whatsapp de 250 integrantes, pero que ninguno manifiesta preocupación ante la situación, de hecho nadie vio ni escuchó nada de lo ocurrido el fin de semana.
La damnificada razonó que si bien las cosas materiales cuestan, son cosas que se pueden recuperar con el tiempo, pero el temor ya se profundiza hacia la integridad física porque “los delitos van en aumento”.
“Primero te sacan una bicicleta de afuera, después te roban cosas materiales de adentro, pero en situación desconocida uno no sabe cómo puede reaccionar en un acto de defensa”, planteó, advirtiendo que dramáticamente las salidas pueden ser teniendo un problema legal por parte del propietario o perdiendo la vida.
En un video que compartió la dueña de una de las casas, se ve claramente como el hierro fue torcido hacia arriba y arrancado de sus fijaciones a la pared, dando paso para ingresar por las ventanas.
“Tenemos que reaccionar y exigir a las autoridades”
“Las autoridades tienen que reaccionar, porque puedo subestimar con que en Tandil no pasa nada, pero si como miembro de mi sociedad no les exijo que actúen, no estoy contribuyendo, y si me da miedo decir las cosas, tampoco estoy aportando”, reflexionó, pensando en el bien común.
El consejo que recibió Sandra en reiteradas oportunidades fue que se quede callada, porque acá en la ciudad “todos se conocen”, y admitió que se la está jugando al compartir su relato en los medios de comunicación. Pero consideró que tampoco es lo mejor quedarse con el miedo y no dormir en las noches.
Ella actuó, efectivizó la denuncia en la comisaría Cuarta y la causa pasó a la Fiscalía 3, a cargo de Luis Humberto Piotti, sin embargo reveló que tuvo que insistir mucho para que le tomen la ampliación de la declaración y pidió una entrevista personal con el fiscal.
“No estoy pidiendo cosas que no corresponden, mi interés es el bien común y no sólo porque me haya pasado a mí”, aseveró y enfatizó que la preocupa “sobremanera” el tema de la inseguridad.
La respuesta policial fue que reforzarán la presencia en la zona, aunque anticiparon que están limitados con dos patrulleros a un área con “alto riesgo social”, que es precisamente la que está del otro lado de su barrio. En este sentido también le advirtieron que los recursos proceden de Provincia y que con dos móviles “mucho no pueden hacer”.
“Mi voz sola no tiene peso si el resto se queda callado”, lamentó y sugirió que incluso se podrían poner cámaras, aunque al vivir frente a un cementerio privado le parece insólito que ya no estén puestas. Para lograr esto, avisó que tiene la intención de contactarse con Protección Ciudadana.
“Soy un miembro de la sociedad, y así como cumplo con mis obligaciones de ciudadana, también tengo mis derechos y los tengo que exigir”, insistió.
“Tengo miedo”, afirmó, pero explicó que ese temor va más allá de los mismos ladrones, con sinceridad advirtió que ya a esta altura, a sus 53 años, no es aprensión porque se lleven nuevamente sus pertenencias materiales. El “terror”, dijo, es que un día a alguno se le vaya la mano y esa invasión a la propiedad privada termine con una agresión física, golpes, violación o muerte.