Ingresaron sin forzar la puerta y robaron dos bicicletas en Chile al 600
Robaron dos bicicletas de un complejo en Chile al 600. La damnificada dialogó con este medio y contó que no solo las usaba para trasladarse y trabajar sino también para rehabilitarse de una lesión que sufrió en su rodilla.
Un nuevo episodio de inseguridad se registró en Tandil el pasado jueves por la noche en Chile al 600, donde sustrajeron dos bicicletas de un complejo de departamentos y aún no han podido encontrarlas ni dar con los ladrones.
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Sofía Ballent, la damnificada, dialogó con El Eco de Tandil y, con mucha bronca e impotencia, contó que ya radicó la denuncia en la comisaría Primera y que ya presume quiénes fueron, pero que aún no ha tenido novedades.
Las bicicletas, una Skinred roja rodado 27.5 y una TopMega verde flúor rodado 29, fueron robadas del pasillo interno del complejo, al cual los malvivientes habrían accedido sin necesidad de forzar el portón de entrada, por lo que se presume que tenían las llaves.
“Son todos departamentos internos y hay un pasillo común donde todos dejamos las motos, bicis y demás y nunca faltó nada. Yo estoy hace un año, pero adelante antes había un chico que estuvo durante una década y nunca pasó nada”, declaró la víctima y clamó: “Yo vivo arriba de la bici; me cortaron las piernas”.
El portón de madera de ingreso al complejo, que articula el amplio pasillo interno con la vereda, solo puede abrirse con llave y la puerta no estaba forzada, “y la bronca es esa, porque entraron por la puerta; no patearon ni rompieron y no saltaron por los paredones porque no se puede. Fue alguien que ingresó con llave”.
En el lugar, aparte de los rodados robados, había una bicicleta de un amigo suyo, la moto del padre de su hijo y las dos bicis de sus hijos. Pero solo se llevaron la Skinred y la TopMega, justamente las más costosas.
Por ello, evaluó Ballent que seguramente los ladrones llegaron hasta su departamento caminando y luego se fueron pedaleando, “porque si hubiesen venido en camioneta, cargaban todo”.
Nadie escuchó ni vio nada
Desafortunadamente, nadie escuchó ni vio nada de lo que ocurrió el pasado 19 de noviembre por la noche. De hecho, una vecina suya se quedó hasta las seis de la mañana estudiando pero reveló que no oyó a nadie entrar.
A fin de poder esclarecer lo que había acontecido o por lo menos vislumbrar quiénes eran los ladrones, solicitó los registros de la cámara de seguridad de una vecina, pero lamentablemente el dispositivo había dejado de funcionar hacía un año.
“Les pregunté a los de acá a la vuelta también, pero chequeamos las cámaras y no se ven pasar. Entonces evidentemente se fueron derecho por Chile”, analizó.
De cualquier manera, Ballent aún está expectante de que los dispositivos del Centro de Monitoreo del Municipio apostados en Sandino y Chile y en Alvear hayan logrado captar algo, aunque aún no ha tenido respuestas tras el pedido que efectuó.
La denuncia y los mensajes por las redes
Contó la damnificada que estuvo alrededor de cinco horas en la comisaría Primera para radicar la denuncia pero que no le importó porque quería dejarlo asentado ya que ella tiene hasta el número de cuadro de las bicicletas “porque las compro de manera legal”.
Si bien desde la Policía no le han dado novedades aún, a partir de una publicación que efectuó en sus redes sociales obtuvo algunos datos de interés que revelan que los elementos robados estarían en el barrio de Villa Italia.
Sin ánimos de prejuzgar, contó que días atrás terminaron de trabajar en el complejo unos albañiles y reveló que podrían haber sido ellos. De hecho, informó que uno de los señalados reside en aquella zona, con lo cual pidió a la Policía que realizara una inspección.
“Una persona me escribió el viernes al mediodía y otra a la noche. Las dos vieron que llevaban la bici roja de tiro unos chicos por Villa Italia”, declaró y agregó que si bien les pasó a los uniformados la dirección de uno de los apuntados, “no creo que las tengan en la casa, la debe tener algún otro ahí en el barrio”.
“Pero es mucha casualidad. Porque acá venían un constructor y un gasista, cada uno con dos peones. El gasista sigue viniendo con los dos trabajadores; el constructor y sus peones dejaron de hacerlo justo dos días antes de que me robaran las bicis. Mucha casualidad”, señaló.
Tristeza e impotencia
Manifestó Ballent que tiene una gran amargura y que no puede juzgar a nadie ni tampoco hacer nada, por lo que clamó: “Estoy atada de pies y manos con una bronca bárbara”.
Reveló que las bicicletas no solo las utilizaba como medio de transporte y para pasear con sus hijos sino que también eran su herramienta de trabajo y su elemento para realizar la recuperación de su rodilla, tras la rotura de ligamentos que sufrió meses atrás.
“Ya estoy desesperada, no puedo hacer nada de lo que quiero o de lo que hacía. Me cortaron las piernas”, expuso y completó: “Las usaba para trabajar, para transportarme, para rehabilitarme, para todo. Y ahora, mientras tanto, conseguí una prestada para poder dar las clases. Pero el que me las prestó también la usa, la necesita. Y fui a preguntar a la bicicletería en la que trabajo y sale 130 mil pesos una sola”.