Molina se recupera favorablemente y se complica la situación penal del agresor
Eduardo Molina sigue internado y presenta una franca mejoría tras las severas lesiones que sufrió de parte del ex de su novia en el edificio de calle Mitre al 700, en un contexto de violencia de género. El agresor Matías Hernán Giuliano aguarda por decisiones procesales en su contra. Se caratularon los hechos como “lesiones graves”, “lesiones leves agravadas por el vínculo” y “violación de domicilio”.
En medio de fuertes repercusiones mediáticas y las redes sociales por el grave suceso de violencia ocurrido en el interior de un edificio de calle Mitre al 700, la Justicia avanzó en la instrucción penal preparatoria que, a la fecha, la estuvo coordinando la Secretaría de Violencia de Género, quien deriva las actuaciones al fiscal competente, en este caso, Damián Borean.
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Según este Diario pudo confirmar, en esta etapa del proceso, Matías Hernán Giuliano le cabrá una severa imputación con consecuencias que en las próximas horas podrían definirse. Los hechos fueron caratulados hasta aquí como “lesiones graves”, además de “violación de domicilio” y “lesiones leves agravadas por el vínculo”. Delitos que eventualmente podrían implicar una detención pero resultan excarcelables.
Cabe consignar que los investigadores oportunamente no descartaron la figura del “homicidio en grado de tentativa”, empero con el devenir de los testimonios y reconstruyendo la violenta escena, a priori no alcanzaría para una tipificación más gravosa a la hora de imputar al agresor.
La familia consternada
“Estamos todos consternados y conmovidos porque no podemos entender lo que sucedió, esas son cosas que se ven en la tele”. Así definió Dolores Molina al episodio de extrema violencia que tuvo como víctima a su hermano este domingo a la madrugada cuando salía del departamento de su novia en Mitre al 700.
Como se informó en estas páginas el hecho se desencadenó en las primeras horas del domingo cuando Matías Hernán Giuliano (26) ingresó al inmueble y aguardó agazapado el momento en que observó a su expareja, Pamela Formaini (28), salir junto a Eduardo Molina (36).
Así, sin mediar palabras, tomó un elemento contundente y agredió a ambos, siendo la actual pareja de su ex el que recibió las lesiones de mayor gravedad principalmente en su cabeza, por lo que aún permanece internado en el Hospital Municipal “Ramón Santamarina”.
A la par de las repercusiones que causó en la ciudad, sus familiares consideraron que “de milagro” sigue con vida y ratificaron que “iremos hasta las últimas consecuencias”, que “le caiga todo el peso de la ley porque hay que desarticular de alguna manera a una persona así”.
“Fue premeditado”
Para la investigación, de acuerdo al relato de la hermana, uno de los elementos más significativos alude al tiempo en que el agresor permaneció en el interior del céntrico edificio, dado que se calcula que ingresó alrededor de las 22.30 y se dio a la fuga cerca de las 0.30. “Estuvo al acecho casi dos horas”, sostuvo Dolores Molina.
En principio, y de acuerdo a lo captado por las cámaras de seguridad, Giuliano habría accedido al inmueble habilitado por unos vecinos que lo dejaron pasar al reconocerlo, según se presume, como un residente ya que convivió un tiempo con su exnovia.
Una vez en el interior, utilizó las escaleras para acceder al piso donde se encuentra el departamento de Formaini y allí aguardó hasta que la pareja abrió la puerta y fue increpada.
Sin mediar palabra, y utilizando un elemento contundente (un fierro), sorprendió a Molina a quien le aplicó un golpe en su cabeza provocándole traumatismo de cráneo que lo dejó inconsciente. La caída, además, le causó una profunda lesión en el rostro que demandó 14 puntos de sutura.
“Cuando abrió la puerta para salir lo que menos esperaba era ver a una persona y menos que le pegara con un fierro en la cabeza”, expresó.
Los desesperados gritos de la joven, quien también recibió algunos golpes en medio del forcejeo, pusieron en alerta a un vecino del mismo piso, que enseguida intervino y dio aviso al 101 Emergencias. “Estaba totalmente fuera de sí, fue un hecho de violencia terrible”, describió.
La familia especuló que el día del ataque Giuliano habría estado “merodeando” por la zona hasta que en un momento los observó ingresar al edificio. “Fue premeditado porque ingresó a las 22.30 y atacó a las 0.30; estuvo dos horas al acecho y con alevosía”, definió la hermana del herido.
“Vivo de milagro”
Según indicó el golpe le produjo a su hermano fractura de cráneo y hematomas internos, que, de acuerdo al parte médico entregado ayer a la familia, lo obligarán a estar “un mes inactivo” y le demandarán un año de tratamiento para completar la recuperación.
“Hoy caminó un poco, no se mareó y esperaremos que el viernes le puedan dar el alta médica pero continuará con internación domiciliaria”, detalló y sostuvo que “está vivo de milagro” pero también por la intervención de un vecino.
Por último expresó: “Mi hermano tiene 36 años y nunca se peleó con nadie, es muy pacífico, muy bueno. Trabaja en la inmobiliaria, tiene un grupo de amigos que está constantemente en el Hospital, no tiene antecedentes agresivos para nada. Está bien de ánimo pero de a poco va asumiendo lo que sucedió”.
Secuestro
Lo que trascendió del conmocionante hecho de violencia ventilado es que en plena dirigencias policiales que trabajaron en la escena, lograron dar con el elemento contundente que el agresor asestó a la víctima.
En efecto, se trató del pico de bronce de las mangueras de emergencia que comúnmente se observan en los edificios. El mismo fue hallado en la cochera de la torre, con manchas de sangre. Un elemento más a la contundente prueba que pesa en contra del joven agresor.