Otro almacén fue el blanco de un robo a mano armada en el barrio La Movediza
Fue en Iraola al 800. La dueña del comercio cree que los delincuentes podrían ser los mismos que perpetraron el atraco en Los Tulipanes al 2100 y aseguró que conocen el movimiento de todos los comerciantes del barrio. “Ahora tengo que estar encerrada, tengo mucho miedo”, expresó.
La víctima de un nuevo asalto en el barrio La Movediza decidió contar lo que padeció a El Eco de Tandil tras leer la nota que salió en la edición del lunes de este Diario de un robo a mano armada en la misma zona.
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Ambos asaltos sucedieron el mismo día con diferencia de pocos minutos y bajo la misma modalidad. Tal como se publicó en estas páginas, el primer asalto fue a las 21 del viernes en un almacén situado en Los Tulipanes 2190. El segundo, fue ese mismo día a las 21.45 en una despensa situada en Iraola 815.
Roxana Ibarra, la víctima, contó que “cierro a las 22 y eran 21.46 porque justo tenía el celular en la mano y estaba por cerrar. Se fue una de las clientas, y me quedé distraída con el teléfono en el fondo del negocio. Cuando escuché el picaporte levanté la mirada y entró un chico con un piluso de River y un cuellito de River en la boca, también tenía una campera negra con algo de River”.
“Con esta cuestión de River y Boca pensé que era un chiste que me estaba haciendo. Pero cuando me levanté de la banqueta vi que tenía su mano extendida con un revolver”, rememoró.
El ladrón le dijo: “dame la plata” y apareció otro delincuente detrás de él con una campera negra con la capucha puesta y la cara descubierta.
“Me quedé atrás, justo llamó mi novio y atendí la llamada para que escuchara que me estaban robando. Le dije ‘agarrá la plata, está ahí’, no quise acercarme porque tenía miedo”, explicó.
En ese momento, los dos pasaron detrás del mostrador y abrieron la gaveta completa de la caja registradora. Como en la caja sólo encontraron cambio del día, unos 200 pesos, le exigieron que les entregara más plata.
“Les expliqué que era todo lo que tenía porque no se está trabajando nada. Empecé a desesperarme y comencé a golpear la puerta y la mesa fuerte y a gritar para que los vecinos me escucharan. Mientras tanto, mi novio llamó a la policía, ellos no se dieron cuenta de que tenía el teléfono en la mano”, indicó.
Y aseguró que “me apuntaba continuamente con el revolver el de adelante y el de atrás era el que agarraba las cosas. Cuando empecé a gritar se asustaron y salieron rápido. Se chocaron la exhibidora y empezaron a caerse botellas y salieron corriendo hacia Santa Cruz”.
“Unos nenes que estaban jugando los vieron y salieron corriendo en dirección a la piedra. Llegó la policía y se perdieron, la gaveta apareció en el CIC vacía”, señaló.
Reclamo por seguridad
“El de adelante estaba bastante alterado, muy desafiante y no se si no estaban drogados o alcoholizados, Los dos eran altos, morochos, ojos oscuros y no tenían más de 24 años. El robo fue muy similar al de Los Tulipanes, la situación fue igual, el arma era chica, creo que un 22”, afirmó.
Roxana Ibarra reclamó seguridad porque según explicó, “hacía más de un mes la Policía Local pasaba todos los días, pero dejaron de pasar de la noche a la mañana, no sé si es zona liberada o qué pasó. Yo me sentía mucho más protegida, venían casi todos los días a preguntarme si estaba bien, si necesitaba algo, pero noto esa ausencia de policía en la calle y ellos se abusan de eso”.
“Necesitamos más seguridad, yo ahora tengo que estar encerrada. No quiero seguir trabajando pero es lo único que tengo para vivir, tengo mucho miedo, llegan las 21 y tengo que cerrar todo, tomar otras precauciones. A mí toda la vida me enseñaron a trabajar y ganarme el pan y hoy lo dudo más de una vez en seguir trabajando. Es horrible vivir esto, sentir que alguien me estuvo apuntando con un revólver y era mi vida o la de ellos”, expresó.
En siete años que tiene comercio, es la primera vez que es víctima de un asalto.
“Hace tres años que estoy sola atendiendo, ellos lo saben, creo que conocen todos los movimientos de todos los comerciantes. Saben todo muy bien, no vinieron al azar, justo hacía dos minutos que se había ido una clienta y es un horario en el que hay movimiento y hay gente. Por eso uno a veces se arriesga a quedarse hasta esa hora para hacer una diferencia con lo difícil que esta la situación económica, pero ellos se abusan y entraron en el momento justo. Ahora voy a hacer rejas y voy a poner cámaras”, afirmó.