Darío Méndez se centró en las propuestas y en la defensa de los sectores trabajadores
El militante kirchnerista terminó su mandato en el Concejo Deliberante con la satisfacción de haber realizado aportes para los sectores más vulnerables. Confió que sintió una responsabilidad muy grande al representar a la comunidad tandilense. Además, lamentó que en el Gobierno de Macri “lo destruyeron todo”, en relación a la situación económica, productiva y social que atraviesa el país.
Darío Méndez asumió como concejal el 10 de diciembre de 2015, tras las elecciones en las que el Frente para la Victoria perdió los gobiernos de Nación y Provincia. De personalidad retraída, desde su banca ubicada en el fondo del recinto se encargó de repeler con firmeza los cuestionamientos a su espacio político y de defender a “los más desposeídos” en estos tiempos de crisis. Sin dudas, fue ganando confianza y protagonismo a medida que sumaba experiencia. Se fue del Legislativo luego de conducir la campaña a intendente de Rogelio Iparraguirre, persuadido de que su amigo tendrá revancha, y con la alegría del triunfo de Alberto Fernández y Axel Kicillof.
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-¿Qué balance hacés de estos cuatro años en el Concejo?
-En términos personales, satisfactorio. Para mí siempre fue una cuestión de responsabilidad muy grande. Yo milito en la política desde los 17 años y tengo 41, y haber podido ser un representante de la sociedad tandilense, siempre lo tomé con un grado de responsabilidad muy grande.
Siempre entendí la política en términos colectivos y no personales, entonces intenté que mi voz sea la voz de una idea de los ciudadanos que depositaron su voto por nuestro proyecto político. Intenté que mi representación tenga que ver con eso y no tanto con lo que yo pensaba o no, y siempre traté de estar a la altura de las circunstancias. Entiendo que he cumplido con esa tarea, por lo menos así me lo han manifestado los compañeros militantes de la organización y la gente que anda en la calle. Siempre traté de aportar propuestas, sobre todo en mi tarea en la Comisión de Transporte.
-¿Es uno de los temas que te ocupó o te interesaba?
-Anduve en colectivo desde muy chico, siempre.
-¿Y seguís?
-Sigo andando en colectivo. Entonces, siempre me interesó porque entendía que faltaba aportar la mirada desde el usuario y entender el tridente que es el transporte público, que es el usuario, el sector privado que opera el sistema de transporte público y el Estado. Entendía que tanto el sector privado como el usuario ponían mucho de sí, y que el Estado municipal tenía que aportar mucho más.
En este contexto entendíamos y teníamos la lectura política de que el sistema de transporte público iba a colapsar o a entrar en graves problemas, como muchos sectores de la economía argentina, porque se iban a dar tres cosas. Por un lado, el retiro paulatino del Estado nacional y provincial de los subsidios, que era una política muy importante que llevaba adelante el gobierno anterior y que se lleva adelante a nivel mundial. No es una cuestión de ser peronista o no ser peronista, o ser kirchnerista: a nivel mundial el sistema de transporte tiene un promedio de subsidios del 60 por ciento. En la Argentina no era tanto, pero paulatinamente se fue reduciendo.
-¿Cuánto representan los subsidios ahora?
-Estaban en alrededor del 50 por ciento y hoy en día estamos en un 30 por ciento. Un retiro del Estado muy importante. El punto cúlmine fue con el tratamiento del presupuesto del año pasado, donde el Estado nacional se desentiende de los subsidios, a los cuales destinaba 25.500 millones de pesos, los traspasa a las provincias y les da 6.500 millones de pesos, o sea que de 18.500 millones de pesos se hacen cargo los usuarios.
Entonces, se daba ese retiro paulatino del Estado, en conjunción con que el sector privado tenía un alza de costos muy grande con la inflación de estos años, los combustibles, todos los derivados del petróleo, todo dolarizado. Con toda la inflación que se ha generado en estos cuatro años, que es mucho mayor que la que se generaba antes, y después, con el usuario que tuvo una pérdida de poder adquisitivo muy grande. Terminamos el mandato de Macri con una pérdida promedio del poder adquisitivo de los sectores trabajadores del 20 por ciento.
-¿En los cuatro años?
-Sí, en promedio es del 22 por ciento para ser exactos, hasta el mes pasado. El sector público perdió más y el privado menos. El promedio es 22, eso quiere decir que el trabajador perdió casi dos salarios anuales. Es importante.
-En el recinto siempre expresaste una fuerte postura, sobre todo en el tratamiento de los presupuestos y los aumentos de tasas, de defender al trabajador…
-Sí, eso tiene que ver primero con una posición ideológica que abrazo, de la doctrina justicialista, de la justicia social.
-Pero muchos peronistas cuando llegan al Concejo, se olvidan de los trabajadores a la hora de dar sus argumentos…
-Yo entiendo que hay otros sectores de la sociedad que tienen grados de representación y de presión sobre la política mucho más fuertes. Para dar un ejemplo, la Cámara Empresaria cuando tuvo que venir a discutir para que no aumenten la TUAE (Tasa Unificada a la Actividad Económica), vino, lo hizo y en cierta medida, ciertos logros obtuvieron. Los sectores trabajadores, los que tienen grado de organización y aquellos que no la tienen que son la gran mayoría, no tienen la forma de venir a presionar para eso. Entonces, yo elegí ubicarme ahí, es una decisión hasta de vida que uno siempre elige dónde ubicarse. No tiene nada que ver con posturas clasistas, yo pertenezco a un movimiento que es poli clasista.
Me acuerdo que tuvimos una reunión cuando estábamos yendo al balotaje entre Macri y Social, en noviembre de 2015, nos habíamos juntado con algunos sindicatos en la sede del Partido Justicialista, y les dije ‘muchachos, ustedes hoy están discutiendo paritarias e Impuesto a las Ganancias, si este gobierno triunfa -que se veía venir que iba a triunfar el gobierno de Macri-, ustedes no van a discutir más con el patrón, van a terminar discutiendo con el Estado. Ustedes y el patrón, porque tanto a ustedes como al patrón los van a hacer pedazos’. Entendíamos cómo venía en términos económicos. Los gobiernos neoliberales no difieren mucho de lo que ha pasado anteriormente en Argentina, de otro signo político e, inclusive, del justicialismo. Nosotros visualizábamos que iban a poner en crisis el modelo productivo para pasar a un modelo de renta financiera y de renta agraria, que básicamente, incluidos los servicios públicos, son los tres sectores que ganaron en Argentina, después no ganó ninguno más.
Así vemos cómo hoy en día, leemos en los diarios nacionales, que Grobocopatel, tipos de la UIA, todos, lo matan a Macri, y algunos sectores cuando se va un gobierno, también hay que decirlo, son muy acomodaticios, no es sólo la política.
-¿Resulta llamativo que pocos terminen conformes?
-Sinceramente y sin ánimo de ofender a nadie, creo que estos cuatro años del macrismo en la Argentina son cuatro años perdidos. Sinceramente, no visualizo cosas buenas que se hayan hecho. Creo que se profundizaron todos los problemas que había. No estoy diciendo que 2015 era la panacea de la Argentina, había algunos problemas que eran importantes y que se agravaron. Lamentablemente, estos cuatro años en Argentina nos va a costar 20 ó 30 años recuperarnos. Este gobierno y el siguiente van a tener problemas muy grandes, tienen que volver a pagar deuda externa, que no está en Argentina, podemos ver que prácticamente la totalidad del dinero que ingresó por deuda externa se fugó. No está en Argentina: esa plata entró, hizo negocio financiero y se fugó. Pueden ser actores locales los que han hecho eso, no es simplemente echarle la culpa al extranjero. Hay muchos actores locales que también participaron y bancos locales. Estos cuatro años lesionaron el tejido económico de una manera en que no se lesionó nunca en tan corto tiempo.
-Económico y productivo…
-Sí, la capacidad económica de la Argentina se vio devastada, hay cierre de empresas, desempleo, inflación, hambre y deuda externa, son grandes temas que por lo menos, en la Argentina de 2015 no eran los temas principales. Recordemos que la clase obrera argentina organizada discutía no pagar tanto Impuesto a las Ganancias. Existían planes sociales porque había un sector de la economía informal y los sectores postergados que tienen más que ver con la pobreza estructural, que tenía que seguir interviniendo el Estado a través de planes sociales o de Asignación Universal por Hijo o moratorias jubilatorias, lo que sea; pero teníamos al 96 por ciento incluido dentro del sistema previsional argentino, que fue el más importante de Latinoamérica dicho por la Unesco, no por nosotros, y lo podíamos sostener. Teníamos algunos problemas de inflación, de algún grado de déficit público, pero teníamos una balanza de pagos más o menos equilibrada y una Argentina desendeudada, con lo cual podía tener perspectivas de crecimiento. Tenían que hacer anclaje en eso y desarrollarse aún más. No hicieron anclaje en eso, lo destruyeron todo.
“No hay que estar siempre
llorando porque somos minoría”
-¿Te vas con la sensación de que en el Concejo pudiste lograr algo? Recién en la última sesión aprobaron un proyecto tuyo, el boleto combinado…
-Hay varios planos. El primero es que uno tiene que aceptar la voluntad popular y si dice que el radicalismo tiene mayoría acá, la tendremos que aceptar. No hay que estar siempre llorando porque somos minoría. La gente lo eligió y la gente nos eligió para estar en minoría. Lo cual no quiere decir que no controlemos lo que debemos controlar, que no expresemos nuestro punto de vista y que no presentemos alternativas. Llegado el caso, uno pretende que las mayorías también respeten a las minorías, y que si son cuestiones propositivas y son buenas, las tomen, aunque sea que las tomen como propias, que agarren nuestros proyectos, que cambien dos palabras y salgan como propios, aunque sea eso.
-¿Ocurre?
-Muchas veces no sucede, por ahí es la parte más frustrante. Pero peor es eso en un contexto como el que tuvimos que transitar desde nuestra fuerza política, sin tener apoyo ni nacional, ni provincial, ni municipal. Entonces nos pasó muchas veces que no teníamos capacidad de respuesta. A mí me duele mucho más un vecino que venga con alguna demanda en particular y no tener una capacidad de respuesta, porque son situaciones particulares que uno no puede resolver y son cuestiones muy inmediatas, que tienen que ver con la vida de familias, niños, de resolver cuestiones habitacionales, de trabajo, de salud o de alimentación, que son graves.
Después, es el juego de la democracia. Obviamente, me hubiera gustado estar cuatro años de concejal en otro contexto, donde hubiera podido gestionar otras cosas a nivel nacional. Por ejemplo, traer la SUBE a Tandil, y con un gobierno de mi signo político, lo hubiera hecho y se lo hubiera puesto en el escritorio a Lunghi, le hubiera dicho ‘acá lo tenés, a ver si es verdad que lo querés poner acá en Tandil o es mentira, o tenés algo con Eycon que la querés poner a toda costa porque pensás que Tandil es una isla, un paraíso, lugar soñado, y tenemos que tener todo distinto de lo que pasa en la Argentina’. Lo cual me parece una pavada, porque todos sabemos que si hubiéramos tenido la SUBE en Tandil, grandes sectores de usuarios del sistema de transporte en Tandil hubieran tenido el beneficio de pagar el 40 por ciento del boleto plano y el erario público municipal no hubiera tenido el costo de sostener a Eycon, que este año fue de 15 millones de pesos y el año pasado de 10. Me hubiera gustado, no tuve la oportunidad de hacerlo, pero quedará en manos de mis compañeros para poder hacerlo.
Pero es el juego de la democracia y uno lo tiene que aceptar. Las mayorías y las minorías son circunstanciales en la política. Uno tiene que hacerlo, y sobre todo hay que decírselo a los que son mayoría.
-¿Se aprende en ese proceso como minoría?
-Y sí, necesariamente se aprende porque tenés que generar mucho más consenso, tenés que aprender a tener mucha paciencia, a transformar muchas frustraciones, muchas broncas, en voluntad de seguir trabajando. No te podés frustrar porque no te votan las cosas, porque uno no está en términos individuales sino en términos de representación, entonces tenemos la obligación moral de tener la entereza de seguir representando a los sectores que depositaron la confianza mediante el voto en vos. Entonces no es ‘no me votan nada, me voy a mi casa, no hablo más, no presento más nada’. Nosotros seguimos presentando proyectos hasta el último día y peleando.
En la última sesión tuve que pelear mucho para que me apoyen. Fui y peleé, les dije ‘muchachos, aprobemos esto que no tiene costo para el erario público, para la Cámara de Transporte no representa tanto y para los usuarios del transporte significa mucho’. Una cosa es pagar cuatro boletos para ir y venir, que a 26 pesos son cien y por mes son 2 mil pesos, y no es lo mismo pagar 2 mil pesos que 1500, porque tal vez con esos 500 pesos puede pagar la luz, comprarle comida a sus hijos o un par de zapatillas, lo que sea. Una cosa es discutir eso cuando se cierran paritarias por encima de la inflación y otra cosa es discutirlo cuando todos los meses aumenta todo menos el salario. Entonces, creía importante que se haga y se logró.
Lunghi y sus veinte años de servicio
En otro tramo de la entrevista, Darío Méndez destacó a las personas que defienden sus ideas y que las refrendan con sus actos, y tuvo palabras de elogio para con el Intendente.
“Respeto mucho a las personas que tienen convicciones, sean cual sean. Estén en la vereda de enfrente a la que uno está o no, prefiero a las personas que tienen convicciones que aquellas que transitan la vida sin ninguna. Me parece que la vida es algo tan preciado que tenemos que aprovecharlo y darle un sentido a eso, que transmitírselo a nuestros hijos. Si somos capaces de formar una familia y generar descendencia, tenemos que transmitirle eso, valores, convicciones”, enfatizó.
En tanto, expresó que “respeto mucho al intendente Lunghi y su vocación de estar 20 años al servicio público, dejar 20 años de su vida para una persona como el intendente. Por más que yo no comparta un montón de cosas, sé que a las 7 de la mañana está en la Municipalidad, y a las 8 te lo cruzás en tal lugar, y vas el domingo a otro lugar y el tipo está. Hay que tener vocación para hacer eso, porque mucho más fácil es quedarse en su casa y disfrutar la familia”.
El exconcejal analizó que “la gente respeta a quienes sostienen lo que dicen, sostienen lo que piensan y sostiene todo eso con lo que hacen”, al tiempo que confió que “una de las cosas que me acercaron al kirchnerismo, tanto de Néstor como de Cristina, es la voluntad por sobre las conveniencias personales a cualquier costo. Estar dispuesto a sostener las convicciones y enfrentarse a los poderes que haya que enfrentar sin importar los costos personales o políticos que tengamos que pagar. Transitar la vida política zigzagueándola, acomodaticiamente, acomodándonos de acá para allá no es algo que a mí me interesa y con el grupo político al que pertenezco no es algo que estemos acostumbrados a hacer, con lo cual me da un grado de pertenencia muy grande”.
“No hay peor cosa para un
político que negar la realidad”
Con respecto a sus argumentos a lo largo de los debates en el recinto legislativo, Darío Méndez explicó que “elegí pararme en el lugar de los más desposeídos porque es una definición personal y porque veía que en estos cuatro años eran los sectores más postergados en la Argentina, y los sectores trabajadores, sobre todo, los que más iban a sufrir esto. Lo hice a través de las discusiones del transporte, de presupuesto, en todas elegí pararme ahí porque el Gobierno municipal tiene cierto grado de responsabilidad. Es mentira que todo le atañe al gobierno provincial y nacional”.
En esa línea, marcó que “cuando aumentan las tasas todos los años, están contribuyendo, en mayor o menor medida; si dicen que los sectores más vulnerados tuvieron pérdida del poder adquisitivo e igual les aumentan sistemáticamente las tasas, están contribuyendo a hacerlo. Y una cosa era hacerlo cuando teníamos discusiones paritarias por encima de la inflación y otra cosa es cuando van por debajo. No es lo mismo, no se puede hacer de la misma manera, y el Gobierno municipal eligió hacerlo de la misma manera, eligió aumentar el impuesto de la luz; eligió mirar para otro lado cuando decíamos que estaban cerrando los comercios”.
En resumen, cuestionó al oficialismo al señalar que “no hay peor cosa para un político que negar la realidad, no importa si es más o menos linda, o más afín o no a tu pensamiento, no se puede negar la realidad para defender a tu gobierno. Más cuando se decía muchas veces ‘nosotros con el macrismo no comulgamos, somos progresistas, somos de la UCR’, pero terminan tapando todos los baches que generan”.
En ese sentido, lamentó que “así terminamos estos cuatro años de mandato sin Río Paraná, sin el tren, sin Metalúrgica Tandil, sin La Capital, con problemas en Loimar y diciendo que no puede pagar las facturas; con el sector metalmecánico casi extinguido en Tandil; con sectores del comercio altamente golpeados; con sectores vinculados al consumo interno altamente lesionados; con empresas periodísticas con problemas; pequeños y medianos productores rurales con grandes problemas que en nuestro gobierno los tuvieron, porque los tambos cerraban con nuestro gobierno, pero porque era más redituable tener soja que vacas. Ahora cierran porque el consumo de leche en Argentina cayó un 30 por ciento, que son pibes que todos los días no tienen el desayuno, que no se alimentan como se tienen que alimentar y que el día de mañana van a tener problemas a nivel cognitivo por falta de alimentación. Tenemos dos opciones: negar la realidad o abordarla sea como sea para tratar de generar alternativas para atender primeramente a esos sectores y después a todos los demás”.