El techo de cristal impacta fuerte en Tandil y hay pocas mujeres ocupando puestos de poder
Los espacios de decisión local tanto a nivel político como sindical, académico y productivo son encabezados, en su mayoría, por hombres. Esto deja en evidencia el arduo trabajo que queda aún por hacer para ampliar el espectro de oportunidades y lograr que se rompan ciertas barreras ligadas al género.
El techo de cristal representa un obstáculo diario para las mujeres en su ámbito laboral. Este término viene a dar nombre a la desigualdad y el impedimento para crecer que tienen las mujeres a la hora de alcanzar puestos jerárquicos o incluso, sueldos equitativos en comparación a sus compañeros hombres que realizan sus mismas tareas.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailA raíz de la presentación del gabinete del presidente electo de Chile, Gabriel Boric, que causó sorpresa por la designación de mujeres al frente de 14 ministerios, de los 24 que existen en el país trasandino, es posible pensar en cómo se reparten las estructuras de poder a nivel nacional, provincial y local.
Vale aclarar que la Ley de Paridad vigente alcanza sólo a las listas legislativas, que obliga a intercalar hombre/mujer en las nóminas para garantizar un acceso equitativo a los escaños deliberativos.
Por lo demás, las mujeres participan muy activamente de la política, pero en general en lugares de subordinación. En menor medida les permiten ejercer roles de conducción y las estructuras partidarias, en general, todavía no están atravesadas por una concepción de igualdad de género.
Ahora bien, es válido reseñar que los lugares no deben ser asignados únicamente en base al género, sino que es preciso desandar el camino que impide que mujeres tanto o más preparadas que algunos hombres, accedan a puestos de poder por su condición de género.
Además, el hecho de que la mujer siga siendo la que más horas dedica al cuidado de la familia y del hogar implica que encuentra menos tiempo para realizarse y crecer profesionalmente, y que sea tenida en cuenta justamente por estos motivos.
De este modo, el techo de cristal es esa barrera invisible impide que las mujeres alcancen las mismas posiciones de poder que los hombres, y que está relacionada directamente con las normas y los estereotipos que perpetua las relaciones dominantes a favor de la masculinidad hegemónica.
“La política es cosa de hombres”
La gestión del intendente Miguel Lunghi no se caracteriza por desplegar un amplio abanico de oportunidades a favor de las mujeres. El organigrama de autoridades municipales muestra que de las 9 secretarías de primera línea, sólo dos están comandadas por representantes del género femenino: Desarrollo Productivo a cargo de Marcela Petrantonio, y Desarrollo Humano y Hábitat, cuya titular es Alejandra Marcieri.
Un interrogante que reverbera en el aire de más de un debate feminista, es cuán lejos está Tandil de tener a su primera intendenta. Por ahora, pareciera que bastante lejos, porque el juego político electoral se distribuye entre los jerarcas partidarios masculinos, tanto del oficialismo como de la oposición.
En Nación se replica la disparidad. De los 20 ministerios bajo la órbita de la Presidencia, dos están dirigidos por mujeres. Es el caso del área de Salud, con Carla Vizzotti y, obviamente, el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, al mando de Elizabeth Gómez Alcorta. El Ejecutivo provincial tiene más repartido los cargos; de 23 organismos, 8 están presididos por mujeres.
Asimismo, las delegaciones locales de los ministerios nacionales y provinciales tienen escasa representación femenina. Organismos como PAMI, Anses, Trabajo y Desarrollo Social están en manos de hombres. Las excepciones las encarnan Florencia Mena en la Jefatura Distrital de Educación y Martina Iparraguirre como directora asociada de la Región Sanitaria VIII.
Desigualdad en otros ámbitos
Lo mismo se replica en ámbitos como el sindicalismo, los partidos políticos y el mundo empresarial. En la ciudad, por caso, la Cámara Empresaria ha sido históricamente dirigida por hombres. En este momento ocupa la presidencia Agustín Usandizaga y lo secunda Guillermo Juan Cravea. Antes lo hizo Marcos Redolatti. Por otra parte, en el sector de la industria y la producción, el consorcio del Parque Industrial Tandil está comandado por Fabián Oyarbide y no es un espacio en el que proliferen las mujeres.
En tanto, en la comisión directiva de Apymet, la Asociación de Pequeña y Mediana Empresa de Tandil, no hay una sola mujer. El tridente directivo está encabezado por Omar Farah, Salvador Carlino y Miguel Cicimarra, pero al bajar en la nómina de autoridades no aparece un solo nombre femenino.
Los sindicatos no son tampoco el mejor caldo de cultivo para la paridad de género. En Tandil, dirigentes como Nancy Clementi en Comercio, Estela Sinópoli y Cecilia Islas en los gremios docentes, y Verónica Gargiulo en el sindicato docente de la Unicen, son de las pocas figuras femeninas dentro de los espacios de decisión que aglutinan las estructuras gremiales.
Por el lado académico, la Universidad Nacional del Centro, en la esfera del Rectorado, de 9 puestos jerárquicos, sólo dos están ocupados por mujeres: Alicia Spinello como vicerrectora y Mabel Pacheco como secretaria académica. De las cinco facultades que funcionan en Tandil, dos de ellas, Exactas y Humanas, tienen decanas, las doctoras Silvia Stipcich y Mónica Blanco, respectivamente.