Elecciones 2019 en Tandil: Rogelio Iparraguirre, candidato a intendente del Frente de Todos
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El actual concejal y jefe del bloque de Unidad Ciudadana, Rogelio Iparraguirre, se presenta como candidato a intendente del Frente de Todos
-¿Naciste en Tandil?
-Nacido y criado en Tandil con una familia de tandilenses. En mi rama paterna desde mi tatarabuelo. El otro día me enteré, por unos documentos que me alcanzó Ernesto Palacios, secretario del Bloque de Concejales de la UCR, que mi bisabuelo Martín Iparraguirre fue el presidente de la Coordinación de los Festejos del Centenario de Tandil, con lo cual ya la cuestión del centenario o bicentenario ya lo tengo resuelto familiarmente. Me crié en la calle Pinto al 700 y a los 6 años mis viejos terminaron una casa con un crédito en el Barrio Golf así que nos mudamos ahí hasta los 13 años. Una infancia de mucha libertad donde la regla era que vuelva antes de que baje el sol. Eran otros tiempos donde se podía hacer eso.
-¿Estudios primarios y secundarios?
-Todo el Jardín de Infantes y la Primaria en el Colegio San José y la Escuela Secundaria en lo que en aquel entonces era el Colegio Nacional.
-¿Club?
-Me crié en el Club Los Cardos, mi padre fue uno de los cinco miembros fundadores del club. Toda mi infancia estuve ahí. Jugando al rugby en ese período. Siempre muy mal, teniendo una historia de mucho banco de suplente. Ahí hice muchos de los amigos que mantengo hasta la fecha. Gracias a lo bien que jugaban mis amigos estoy en tres placas del club.
-¿Tus inicios laborales?
-Empecé a trabajar a los 15 años. En ese momento quise dejar la Escuela. Mi vieja no quería saber nada. Mi viejo era más pragmático y dijo que si no quería estudiar tenía que trabajar. Trabajé en la construcción unos meses pero volví a la Escuela rápidamente. Después trabajé en Bonafide en Tandil vendiendo en la calle. Me había gustado esa experiencia de generarme unos pesos para tener en la adolescencia y poder salir a la noche, en aquellas épocas en la matinée de Woody.
-¿Qué empezaste a estudiar?
-Me fui a Buenos Aires a estudiar. Unos meses antes, a decir verdad, me fui a buscar trabajo. Tenía una deuda con mi familia. Cuando yo egresé del Secundario no me fui a Bariloche. Yo había empezado a militar a los 16 años en la secundaria con Darío Méndez, mi actual compañero de bloque y amigo. Habíamos armado la Unión de Estudiantes Tandilenses (UET). Estaba revelado contra todo. Gracias al esfuerzo de mi viejo y la plata que había podido juntar en los trabajos que tuve, nos fuimos con el Pepo Tuculet, uno de mis grandes amigos, tres meses y medio a Centro América. Entonces cuando volví y me fui a Buenos Aires, conseguí un trabajo soñado en una cancha de fútbol bajo la Avenida San Juan. Después conseguí un trabajo en el Registro Nacional de las Personas. Yo fui a estudiar Sociología en la UBA y al toque militaba. Me enganché con un grupo de pibes que conformaban el Grupo de Estudiantes Solidarios (GES) a militar en Ciudad Oculta -Villa 15-. Era el último año del menemismo y primero de De la Rúa. Una situación muy compleja. Me apasioné y me entregué. Laburaba y me iba a la Villa. Casi que en uno momento vivía ahí. Una experiencia que me marcó muchísimo. Íbamos caminando hasta el Mercado Central a buscar menudos de pollo y frutas y verduras desechadas para hacer el comedor comunitario del lugar.
-¿Cómo llegas de Ciudad Oculta a la Casa Rosada?
-Mi familia es conocida y yo también de José María Campagnoli, el famoso fiscal Campagnoli, que fue el primer Secretario de Seguridad de Néstor Kirchner. Yo en ese momento estaba desocupado. Me llama por teléfono a mi casa y me dice: ´Rogelio, acabo de hablar con tu madre que me pasó tu número, soy Secretario de Seguridad de Kirchner y necesito urgente hablar con vos. Tuve mi primera reunión con Kirchner en Olivos y hablamos sobre el conflicto social y que él quiere incorporar la lógica del conflicto al Estado. Y yo no sé cómo hacer. Y mi mujer en casa me dijo que llame a tu madre porque sabía que vos militabas en las villas´. Yo le dije que no. Y me empezó a llamar, llamar y llamar. Un día fui a tomar mates con él. Me empezó a mostrar que Kirchner era un tipo distinto. Y me animé, después un mes de insistencia. Estuve un año trabajando con él. Cuando Beliz se va y él también se va, yo también renuncio. Me vuelvo a Tandil a la casa de mis viejos y ahí me llama Oscar Parrilli de la Secretaria General de Presidencia, que me había conocido por el trabajo con Campagnoli, para decirme que quería que trabaje con él en Casa Rosada. Así que desde 2004 hasta que Cristina Kirchner gana su segunda elección en 2011 estuve allí. Una experiencia increíble.
-¿Por qué volvés?
-La vuelta a Tandil fue rara. Los últimos años, sobre todo cuando nos conocimos con María y empezamos a vivir juntos, teníamos la idea de volver, pero no le encontrábamos la vuelta. Hasta que llegó un planteo de nuestros compañeros en Tandil que era necesario dar ese paso. Que la experiencia acumulada era muy buena pero que había trasladarlo a Tandil. Cristina gana las elecciones en octubre de 2011 y a la semana le dije a Parrilli que nos veníamos . Él no me creía y le pareció que era una idea medio alocada. Pero la decisión ya estaba tomada.