Para chicos y no tan chicos
JUGUETES: del Pop It al Pop Tube, la moda de los juegos antiestrés
Ideales para alejar a niños y jóvenes de las pantallas, estos elementos son de los más elegidos desde la pandemia.
El otro día fui a un negocio y vi un cajón lleno de tubos de plástico corrugado, como si fueran los caños flexibles que hay en los baños o en las cocinas, pero de plástico y de colores. Llamaron definitivamente mi atención, los miré, los estiré y me fui sin preguntar nada, pensando que eran la parte de un todo.
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Me sentí señora mayor en aquel local de cosas para gente joven y elegí quedarme con la duda.
Llegué a lo de una prima al día siguiente y me encontré con que eso que había creído una parte, no era otra cosa que un todo que, a la vez, también puede ser una parte si se la une con otro o con otros de la misma familia.
Resulta que estos objetos tienen nombre, y se llaman Pop Tubes; o en español tubos pop. Sirven para calmar el estrés, como los Pop It. Pero hay una diferencia no menor entre estos dos elementos y es que el Pop It es silencioso, o casi, y el Pop Tube hace sonidos, muchos y fuertes. Al estirarse, suena de una manera, al acurrucarse, de otra. Como un bandoneón sin teclado que logra acaparar la atención de quien lo tiene por ratos larguísimos. Los sonidos, o ruidos, que emite el Pop Tube son un tanto perturbadores para quien no tiene el juguete desestresante entre las manos.
*Lo negativo del Pop Tubes, en mi opinión, es la contaminación sonora. Lograr calmar el estrés en detrimento de la paz y el descanso del resto.
*Lo positivo, que se pueden crear infinidad de formas y objetos a partir de uno solo, o combinándolo con otros, del mismo o diferente color.
Hay una cuestión relacionada a la textura de estos juguetes que genera una sensación placentera y le manda al cerebro imágenes que hacen que se calme; por eso los llaman antiestrés. Y así es, precisamente, como funcionan. Atraen a su usuario en cuestión de segundos y se convierten en el foco de atención; logran ser exclusivos por momentos a veces largos, a veces no tanto.
Se los puede conseguir en jugueterías o casas de objetos de diseño; también hay kioscos que los venden. Los hay de mejor calidad y, por ende, más caros, pero también hay muchas opciones más accesibles.