YOGA PARA NIÑOS: los beneficios para quienes practican la actividad
Una práctica que puede acompañar todas las etapas de la vida, transformándose en el camino.
:format(webp):quality(40)/https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/02/yoga.jpeg)
Son cada vez más las personas que practican yoga y, más aún, los pequeños que empiezan a acudir a espacios donde brindan talleres destinados a los de menor edad. La práctica de Yoga puede integrarse a la vida de una persona desde la panza. Si la mamá acompaña su embarazo tomando clases de “Yoga Prenatal”, se pondrá el foco en el proceso de gestación adaptando las clases a las necesidades de cada trimestre, a fin de favorecer el diálogo y la conexión entre la mamá y el bebé, desde la respiración y el movimiento. Esa práctica puede continuar luego del nacimiento, tomando “Clases de Yoga para mamás y bebés”, donde se pondrá el foco en los ejercicios para el posparto y en fortalecer el vínculo, el juego y la estimulación del recién nacido.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailNos comunicamos desde Tatetí con María José Tortorella, Profesora de Yoga y Acompañante terapéutica; y junto a su hermana, Luciana crearon ESPACIO SEMILLA (ubicado en Alberdi entre Pinto y San Martín). En su caso, ofrecen cursos de “Yoga para la niñez”, dividiéndolos por edades, entre los 5 y los 10 años, respondiendo a las distintas etapas del desarrollo, a los grados de atención, a los intereses y cuidados correspondientes a cada etapa. Se puede sostener esa continuidad en la práctica para adolescentes, adultos y para adultos mayores.
LAS CLASES
Los encuentros que realizan las chicas, inician siempre con una Ronda de bienvenida, una entrada en calor y una sección dedicada exclusivamente a conocer el mundo del Yoga desde distintas propuestas lúdicas. En un segundo momento, pasan a la sala de arte donde trabajan con sus propias manos, integrando diferentes recursos artísticos y siempre en relación a lo que se trabajó previamente en la salita de Yoga. Las clases finalizan con un momento de relajación y un saludo final. Cada niño y cada niña tienen su propio ritmo y las chicas acompañan esas particularidades, mientras se aprende jugando.