En 1880 gracias a una colecta pública construyeron la pirámide de la Plaza Independencia y unió dos espacios verdes

La ciudad va mutando su composición y todo tiende a transformarse con el paso del tiempo. En un lugar, de más de 200 años de historia, resulta obvio que al tiempo que crece el poblado, las cosas vayan cambiando. También, las personas y sus historias, que quedarán para siempre en las páginas de la construcción social de Tandil.

Detallado en las páginas de El Eco de Tandil, se explicó que corrían tiempos de muchas dificultades para el pueblo entre 1875 y 1885. Pero, estaba intacto el hálito progresista, el espíritu de prosperidad. Recién se colocaban las primeras chapas numerando los domicilios. Eduardo Knudsen tomaba a su cargo el cuidado de la plaza principal, con un sueldo de mil pesos mensuales. Carlos de Chapeaurouge mensuraba los terrenos y calles de la aldea. 

Pero no todo era avance. También había retrocesos.  El cura José María Cambra -un español que había sido vicario de San Antonio de Areco-, había salido nomás con la suya, consiguiendo que se lo autorizara para otorgar las licencias por sepultura, quedándose con el importe total de lo percibido.