En 1901, con una tela y una máquina proyectora, comenzó el "cine" en el Teatro Cervantes de Tandil
En ese año, el vecino Nemesio Eguinoa trajo a la ciudad el primer proyector y, a pesar de que no había energía eléctrica, y con ayuda de los hermanos Valor, pudo lograr su cometido.

La ciudad va mutando su composición y todo tiende a transformarse con el paso del tiempo. En un lugar, de más de 200 años de historia, resulta obvio que al tiempo que crece el poblado, las cosas vayan cambiando. También, las personas y sus historias, que quedarán para siempre en las páginas de la construcción social de Tandil.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailDetallado en la página de El Eco de Tandil, se señaló que hasta principios del siglo pasado, no obstante que los hermanos Auguste y Louis Lumiére habían patentado bastante antes el invento llamado cinematógrafo, las únicas imágenes impresas que se conocían en nuestro pueblo, eran las producidas por el primitivo sistema heliográfico de fijación con ácido nítrico, en placas de peltré, recubiertas con betún de Judea.
Y, también, por el método daguerrotipo, que consistía en placas metálicas, convenientemente preparadas, donde se estampaban las figuras recogidas con cámaras oscuras, que por aquel entonces manejaban los italianos Pedro Momini y Carlos Pierroni, allá por los años ochenta de la centuria anterior.