"Hay que hacer un dique y hacerlo ya", el caliente diálogo con el que se gestó el Dique de Tandil en 1958
Fue entre el comisionado de Tandil, Domingo Otero, y el gobernador de la provincia de Buenos Ares, Emilio Bonecarrere. Cuatro años más tarde la obra fue inaugurada por el entonces presidente de la Nación, Arturo Frondizi.

La ciudad va mutando su composición y todo tiende a transformarse con el paso del tiempo. En un lugar, de más de 200 años de historia, resulta obvio que al tiempo que crece el poblado, las cosas vayan cambiando. También, las personas y sus historias, que quedarán para siempre en las páginas de la construcción social de Tandil.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDetallado en las páginas de El Eco de Tandil, se explicó que el comisionado de Tandil, Domingo Otero, le está diciendo, al gobernador de la provincia de Buenos Ares, Emilio Bonecarrere: “No me venga con que no se puede. Porque aquí, por si usted no lo sabe... murieron once personas, once vecinos míos, once hombres, mujeres y chicos, las inundaciones de hace cuatro años. Entonces, no busquemos pretextos, coronel y hagamos la obra que Tandil reclama, que Tandil... ¡exige! Aquí hay que hacer un dique y hacerlo... ¡ya! ¿Qué más a esperar?.. ¿Que se ahogue más gente?"
Este diálogo, muy privado, al que tuvimos la suerte de asistir -por gentileza el dueño de casa y jefe del Regimiento de Caballería, coronel Bonetti, tuvo momentos por demás tensos. Si usted, amigo lector, observa la mano derecha del gobernador, proclamando su impotencia ante lo que considera una exigencia desmedida y observa las manos juntas y apretadas del comisionado Otero -con el plano de la zona inundable desplegado por el jefe provincial- podrá advertir lo que fue la primera parte de la charla. Apenas se enfrentaron los mandatarios y cuando todavía no habían tenido la oportunidad de tomar asiento y saborear el whisky que vendría después, ya el comisionado local lo estaba "ametrallando" con su requerimiento. Porque así era Otero. Con su manera de entrar, directamente, en el terreno de las concreciones.