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El aumento de los murales en las vallas de obra convierte a Tandil en una galería a cielo abierto
El crecimiento de la cultura urbana ganó un nuevo espacio en los últimos años: las vallas de obra hoy son un lienzo donde distintos artistas exponen sus creaciones. Obras asombrosas que generan un impacto estético para la urbe y se convierten en una atracción para locales y foráneos.
Tandil, históricamente conocida por sus quesos y paseos turísticos entre las sierras, está viviendo una revolución artística silenciosa. Las vallas de obra, antes frías y grises, se han convertido en los lienzos donde un gran número de artistas locales dejan impregnado su talento, transformando el paisaje urbano y enriqueciendo el alma de la ciudad.
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Una corriente que fue creciendo a lo largo y ancho del planeta también tuvo su desarrollo en la ciudad. Lo que en un principio eran mensajes de protesta o acciones vandálicas, fueron evolucionando hasta convertirse en obras de artes populares. Hoy en día no existe una gran urbe que no tenga en sus paredes murales que representan parte de la cultura y la historia de la ciudad.
Pero en Tandil la narrativa tuvo un vuelco sorpresivo. A partir de la propuesta de empresas desarrolladoras, como Can Manresa, artistas urbanos empezaron a dejar sus obras en las monstruosas construcciones en distintos barrios de la ciudad.
Hoy en día se pueden apreciar durante varios meses, los que demoran las edificaciones, obras asombrosas en muchas de las vallas. Artistas como Seba Cener, Lucho DSD, Clara Stellato, Soledad Moisas o Manuel Diaz Vigo aportaron su granito de arena para embellecer el paisaje de algo que anteriormente no tenía contenido estético.
Los murales son un motivo de observación de parte de los vecinos tandilenses y un atractivo para los turistas. Hoy en día es común ver a algún foráneo sorprendido ante la obra de arte, tomando fotos o incluso posando con las vallas pintadas como paisaje.
Los artistas
Detrás de cada mural hay una historia, una técnica y una visión artística particular. Artistas locales como los anteriormente mencionados han sido pioneros en este movimiento, impulsando la creación de un circuito de arte urbano que abarca gran parte de la ciudad. Sus obras, cargadas de simbolismo y arraigo, reflejan la identidad tandilense.
Seba Cener es uno de los grandes exponentes de esta nueva tendencia. Cener, artista que ha dejado su marca en varias ciudades del mundo, es el creador de dos obras emblemáticas en las vallas de construcciones de Tandil. Una de ella está en la esquina de 9 de Julio y Maipú y la otra en el “Paseo de la Rotonda”, en la rotonda de Don Bosco, a metros del Lago del Fuerte, ambas obras que está llevando adelante el Grupo Rotonda.
“Empezamos por el Dique. La idea fue crear un recorrido de entrada a Tandil. La chica que está abriendo la rosa es un poco como prender esa parte más sensitiva de cuando estás oliendo, sintiendo el llegar por así decirlo. Una vez que vas atravesando eso, con los campos de girasoles, te encontrás con dos chicos que están abriendo un libro de La Movediza, un Tandil soñado”, describió el artista.
Respecto a la obra realizada en el centro de la ciudad, señaló: “También tiene esas dos manos como para simbolizar las dos partes. Nosotros como seres humanos también estamos en la tierra y tendremos que tener en cuenta un poco lo que nos rodea. La idea fue también ir por la conexión entre el humano y la naturaleza, pero más a través de los edificios”.
Manuel Diaz Vigo embelleció un edificio que se está montando en Avellaneda al 1200. Para su diseño, contó en un episodio de Obras Asombrosas, eligió un Benteveo, un pájaro de esta región. “Me interesaba ilustrar con algo de lo que fuera la fauna de acá de Tandil, así que lo tomé como referencia”, aseguró.
Las vallas de obra ya no son una simple delimitación del terreno en donde se va a montar una construcción. En la actualidad se han transformado en coloridos lienzos que adornan el paisaje urbano de Tandil, convirtiendo la ciudad en una galería de arte al aire libre. Estos murales han sido recibidos de buena manera por los ciudadanos, quienes les han agradecido a los distintos artistas por embellecer los barrios.
Estos murales, que van desde representaciones de la naturaleza local hasta obras conceptuales, han enriquecido la identidad de cada barrio, convirtiéndolos en espacios únicos y reconocibles. La diversidad de estilos y temáticas presentes en estas obras artísticas han generado un recorrido urbano lleno de sorpresas, donde los vecinos y visitantes pueden descubrir nuevas expresiones creativas en cada esquina.