Che3D, la empresa que revolucionó el mercado de la manufactura aditiva
La firma lleva una década de innovación que incluye desde máscaras protectoras hasta la maqueta del Paseo de la Rotonda.
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Tomás Chernoff, director general de Che3D, repasó la trayectoria de una empresa que nació de la curiosidad adolescente y hoy lidera el mercado de la manufactura aditiva. Con una estructura que abarca desde la ingeniería civil hasta la metalmecánica, la firma fue la encargada de materializar en tiempo récord la maqueta tridimensional del Paseo de la Rotonda.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa historia de Che 3D comenzó a gestarse hace poco más de una década, cuando un joven de apenas 20 años decidió convertir una fascinación personal en un modelo de negocios disruptivo. Tomás Chernoff, director general de la firma, recordó que los primeros pasos del emprendimiento en 2014 estuvieron centrados en la fabricación de sus propias impresoras. Lo que inició como una búsqueda técnica en una pequeña oficina, derivó en un proceso de evolución y profesionalización constante.
A lo largo de esta década, la compañía no se limitó a la producción de objetos, sino que se involucró en hitos de relevancia nacional. Durante la pandemia, el equipo fabricó 550.000 máscaras protectoras que abastecieron tanto al Gobierno nacional como al de la Ciudad de Buenos Aires. La versatilidad de la tecnología les permitió, además, enviar piezas al espacio, instalar impresoras en la Antártida y colaborar estrechamente con el sector de la medicina en la confección de prótesis a medida.
Este crecimiento llevó a una reestructuración estratégica para atender nichos específicos. Actualmente, el grupo se divide en unidades de negocio: una dedicada a la arquitectura e ingeniería civil con impresión en hormigón; otra que se especializa en metalmecánica; y Che 3D, que conservó el área de maquetas, diseño industrial y producciones en plástico por inyección. Esta segmentación permitió que cada sector se consolide con socios referentes y representaciones internacionales.
Maquetación en 3D
Según explicó Chernoff, la utilización de impresión 3D frente a los métodos tradicionales de maquetación ofrece beneficios determinantes. El primero es el tiempo, una variable crítica en el desarrollo inmobiliario. Mientras que un estudio artesanal podría haber demorado meses, el equipo de Che 3D completó el proyecto en solo dos semanas.
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El segundo factor clave es el costo. La tecnología permite obtener un nivel de detalle extremadamente alto con una inversión razonable, especialmente cuando se considera la posibilidad de escalar la producción. Si bien para una maqueta arquitectónica no suele requerirse una serie masiva, la capacidad de replicar la pieza con exactitud es una ventaja competitiva que la firma ofrece a sus clientes.
Che 3D fue la encargada de realizar la maqueta del Paseo de la Rotonda. Realizó la reproducción de su diseño semicircular con piezas que fueron diseñadas y ensambladas desde planos reales para dar forma a la maqueta. Gracias a la versatilidad de las resinas y polímeros, se pudo integrar iluminación interna y vegetación detallada, logrando un realismo que facilita la visualización del proyecto final.
Aunque hoy la impresión 3D es un estándar en la industria, Chernoff destacó que la diferencia radica en el ezpertis acumulado. El área de maquetas de la empresa está conformada por arquitectos que combinan el conocimiento académico con la potencia productiva de la planta. Esta unidad de negocios cuenta con recursos tecnológicos para el diseño, la impresión y el montaje final en Tandil.
Los orígenes de la firma
El vínculo de Chernoff con esta tecnología se remonta a 15 años atrás, antes de la fundación formal de la empresa. El punto de inflexión ocurrió en 2009, cuando su padre, diseñador industrial, le regaló un kit desarmado de una marca inglesa. Armar esa máquina de forma lúdica despertó una curiosidad que terminaría definiendo su carrera profesional.
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La baja calidad de los equipos que empezaban a llegar desde China en aquellos años fue el motor que lo impulsó a fabricar impresoras en Argentina. Con el tiempo, el mercado global evolucionó y los costos se redujeron, pasando de costar un millón y medio de dólares a una décima parte de ese valor en la última década.
Esto permitió que Che 3D penetrara en industrias donde antes era impensado aplicar manufactura aditiva. Al mirar hacia atrás, Chernoff reconoció que el desarrollo actual es la cristalización de un anhelo que tuvo desde niño. Su fascinación por las grúas lo llevó a estudiar ingeniería, buscando comprender el funcionamiento detrás de las máquinas que hoy opera.
Para los próximos diez años, la hoja de ruta parece estar clara. Con una base firme en el diseño y la producción industrial, Che 3D se proyecta como un actor clave en la transformación digital de la manufactura argentina.
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