La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi, una sátira para reír y recorrer la historia teatral argentina
La obra escrita por el grupo Los Macocos, llega este sábado al escenario del Club del Teatro. Dirigida por Santiago Almada y protagonizada por jóvenes estudiantes de la Facultad de Arte, la pieza invita a reírse del fracaso y disfrutar de una parodia del teatro nacional.
¿Quiénes son los Marrapodi? “Los Marrapodi inventaron el grotesco, anticiparon a Podestá con el circo criollo y vaciaron más salas de teatro revista en calle Corrientes que ningún otro elenco”, anticipa la reseña. En síntesis, una familia que presume de haber sido vanguardia siempre en la creación de los grandes éxitos teatrales de la historia nacional.
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Esta obra, concebida por el inolvidable grupo Los Macocos Banda de Teatro -que supieron recorrer los escenarios porteños hace algunos años-, es interpretada por Mariángela Morales, Wenceslao Vulcano Fernández, Kevin García y Eric Joel Ale. En la parte técnica se encuentran Belén Zaffora (vestuario); Matías De Luca (iluminación); Ivo Santiago Carrera (asistencia técnica); y Emiliano Alderete (asistencia de dirección). La obra se presentará hoy (única función) en el Club del Teatro, Chacabuco 517, a las 21.
En diálogo con El Eco de Tandil, el joven director de la puesta, Santiago Almada, indicó que, los autores del texto, desarrollaban un humor de características muy autóctonas que se puede percibir a través de la pieza en cuestión.
“La obra de los Marrapodi trata de un grupo de artistas que parodian lo que se creía verdad en cada momento del teatro nacional. Se retoma el circo criollo de Juan Podestá pero se lo satiriza, no pretende ser biográfico sino que muestra a los personajes fracasando constantemente y cómo de este modo fueron innovando en las nuevas tendencias del teatro nacional, todo por equivocación y fracaso”, contó.
En tono satírico pero sin caer en el descrédito, esta familia ficticia – inmigrantes que se asentaron en Argentina- recorren todas las alternativas de la escena nacional; circo criollo, sainetes, tango, teatro de revistas y variedades.
Teatro autogestivo
Santiago, profesor de teatro egresado de la Unicen, se refirió a la génesis de esta realización: “elegí el texto porque me gustaba, me divertía. Convoqué a cuatro chicos de la Facultad de Arte que son estudiantes de diferentes años para representarla y la obra se estrenó en el ciclo Carne Fresca -que se componía de muchas producciones de la facultad- en octubre del año pasado, en el Teatro La Fábrica. Esta es la primera función en el Club del Teatro y estamos muy entusiasmados, queremos llevarla a distintos lugares”.
En el derrotero que acaban de comenzar, ya fueron seleccionados para participar del Tercer Encuentro de Teatro Independiente de La Barraca Teatro, en la ciudad de La Plata, que se desarrollará en mayo. Aspiran a que sea apenas el puntapié inicial que les permita circular por diferentes espacios escénicos de la Provincia y el país.
Un detalle no menor, es que el dinero para iniciar el proyecto salió de la beca Progresar que usufrutuaba Almada para solventar sus estudios. “Te pagan un retroactivo si cumplís con los requisitos, entonces conté con 4 mil pesos que no pensaba tener y los destiné a la producción de la obra”, explicó.
“La obra tiene muchos cambios de vestuario porque va pasando por diferentes momentos de la historia: dama antigua, vedette del teatro de revistas de los 90, Tita Merello, tiene un bagaje muy interesante en ese sentido”, señaló.
Las ganancias obtenidas de las ventas de entradas son divididas en partes iguales, de manera cooperativa. En esta línea, Alma remarcó que “nos gustaría que nuestro trabajo estuviera mejor remunerado porque lo vale, pero el teatro independiente es un poco así”.
¿Por qué vale la pena acercarse esta noche al querido Club del Teatro? Porque es una obra para que la gente se divierta, goce de un momento de distensión en el que también subyace algo de verdad, porque se ilustra la realidad del teatro argentino a través de la óptica de una familia de “fracasados” que hacen gala del humor más desopilante.
“Se disfruta mucho que no siempre es uno el fracasado, hay como una catarsis de ver que el otro también la pasa mal y reírse un poco de la desgracia propia. Es la convivencia del teatro también, ver que a veces alguien hace algo ridículo, y está bien. Es muy divertida y todos van a pasar un buen momento”, redondeó el novel director teatral, que apostó a su pasión teatral en un camino que recién empieza.