HUERTA EN CASA
Otoño, la estación ideal para renovar la huerta orgánica en casa, reiniciar ciclos y cambiar de cultivos
La idea de una huerta familiar es el primer paso hacia una alimentación sana, de calidad y económica, y es por eso que desde “Hábitat y Conciencia” nos propusimos estar atentos a brindar recomendaciones, tips e información útil para poder sostener una planificación práctica en los distintos momentos del año.
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Con el otoño ya en marcha, se presenta una oportunidad de recambio general, es el momento ideal para hacer limpieza del terreno, revisar las condiciones de la tierra, riegos, espacios de luz y sombras, y dar lugar a los nuevos cultivos de estación.
Sobre todo para esta zona, donde el frío se hace sentir más fuerte ya desde antes del invierno, es fundamental conocer el movimiento que hace el sol por sobre el espacio donde desarrollamos el huerto, a fin de elegir la ubicación ideal para las plantas que más luz necesiten y, por otro lado, las que más resguardo requieran.
En cuanto a variedades, esta época del año se torna favorable para sembrar alimentos de hojas, tubérculos y legumbres.
Preparar el terreno para nuevos cultivos
El primer paso recomendado es avanzar con la limpieza del terreno, sacando las plantas que ya no están resultando lo suficiente, que cumplieron su ciclo y que no alcanzarán a madurar sus frutos debido a las bajas temperaturas, como serían los tomates, pepinos, morrones o berenjenas. No se olviden de recoger y conservar algunas semillas de cada variedad, secas y en recipientes herméticos, para la próxima vuelta.
En el caso de los zapallos, es conveniente esperar un poco más, ya que su maduración se completa con las primeras heladas y así dan un acabado más perfecto al alimento, en cuanto a la fijación de nutrientes.
Ahora bien, al limpiar el terreno se pueden colocar los desechos orgánicos en el compost, y si no lo tienen es el momento ideal para comenzar y así tener para la próxima temporada, lo cual permitirá mejorar la fertilidad y la estructura del suelo.
Otra tarea muy beneficiosa es la de utilizar coberturas, también denominado “mulching”. Es decir, cubrir los canteros o almácigos con pasto y hojas secas, corteza de árboles picada o viruta de madera para favorecer la retención de la humedad al comienzo de la temporada, así se logrará una emergencia uniforme de los cultivos.
Otro de los beneficios de la cobertura durante el otoño son protección del suelo, disminución de la temperatura de las raíces, evita el crecimiento de malezas, favorece la actividad microbiológica, protección de lombrices, entre otros.
Un dato a considerar y tener en cuenta: es importante no utilizar restos de hojas de pino porque puede generar acidez en el suelo. También hay que estar atentos a levantar la cobertura en épocas de precipitaciones abundantes para evitar el exceso de humedad.
Las plantas de otoño-invierno
Si no se ha hecho, esta temporada es excelente para considerar la asociación de plantas en el rediseño de la huerta y así aprovechar espacios y favorecer el desarrollo de cada cultivo. Dentro de este esquema es fundamental incluir aromáticas y flores para evitar el ataque de insectos.
En este sentido, las caléndulas, los romeros, orégano, lavandas y ruda funcionan muy bien de manera asociativa para las verduras otoñales.
En el caso de las variedades de hojas, es posible tener acelgas, lechugas, puerro, achicorias, kales, repollos, espinaca, escarola y brócoli. Además, se pueden sumar tubérculos como ser zanahorias, remolachas, cebollas, rabanitos y ajos, y también papas aunque se necesita un poco más de espacio.
Si hay algo que no puede faltar en una dieta son las legumbres, sobre todo en esta época del año, así que a poner en la tierra algunas lentejas, habas y porotos, que no solamente reforzarán la alimentación sino también para reponer la fertilidad del suelo.
Repaso de las condiciones
Lejos de lo que podría suponerse, para poder tener la huerta en casa no hace falta contar con demasiado espacio, ni siquiera es indispensable tener un jardín o patio, ya que algunas plantas crecen perfectamente en macetas y con algunas horas de exposición al sol.
Sea cual fuera el lugar, al momento de decidir comenzar a cultivar los propios alimentos, sí es necesario saber qué queremos, con qué espacio contamos y la época del año en que estamos, entre otra serie de variables. Así, la planificación es el primer paso obligatorio para ser exitoso en todo el proceso.
Entones, en primer lugar, para determinar el lugar donde se desarrollará la producción se debe verificar que no haya estructuras que arrojen sombra constante, en lo posible sin pendiente. Las hortalizas necesitarán en su mayoría una buena cantidad de exposición al sol, por lo que se recomienda que el terreno se oriente al norte.
Otro factor importante es contar con algún tipo de cobertura, sobre todo en lugares con viento, ya sea natural, con ceros, árboles o muros, pero que a la vez de lugar a la luz solar.
Se necesitan de suelos profundos, ligeramente ácidos, no muy pedregosos ni muy arcillosos. Todo esto es lo ideal, pero también se podrá sembrar en el patio de casa sin problema. Si se observa que la tierra tiene un color muy pálido cuando se cava, incluso aunque esté húmeda, es posible que se necesite agregar compost o algún abono orgánico
Asimismo, deberán tener muy en cuenta la cercanía para realizar el riego necesario, con agua de calidad, es decir, equilibrada en su composición mineral. Ni muy ácida ni muy alcalina, y con baja salinidad (con que sea de la canilla es suficiente).
En cuanto a la frecuencia de riego, dependerá del tipo de suelo en el cual se haya sembrado y de su capacidad de retención de agua, así como de las variedades elegidas. Es importante saber que no se necesitará de maquinaria pesada, por lo que con algunas herramientas como palas, azadas y rastrillos, será bastante.