Copla popular en España del siglo XVII.

La vida de reinas y princesas pudo ser muy triste en muchos casos de la historia. A pesar de los cuidados, las reverencias y el boato que las rodeaba, la falta de libertad para manejar su vida e intereses y las obligaciones a las que las sometían los compromisos familiares —pero sobre todo políticos, en función de las conveniencias de poder y los vínculos dinásticos— solía colocarlas como personas cuyo destino y acciones estaban determinados por razones ajenas a su voluntad y, frecuentemente, contrarias a ella.

Esta es la historia de María Luisa de Orleans. Cuentan que cuando nació, su madre —que esperaba ansiosamente un varón que eventualmente pudiera acceder al trono de Francia, dado que el padre era el hermano del rey—, al enterarse de que era una niña, pidió que la arrojasen por la ventana.