El 11 de diciembre, Argentina celebra el Día Nacional del Tango, una fecha que rinde homenaje a la historia y la importancia cultural de este género musical. La elección del día busca recordar los nacimientos de dos figuras esenciales del tango: Carlos Gardel, en 1890, y Julio de Caro, en 1899.

La efeméride, impulsada en 1977 por Ben Molar, tiene como objetivo fomentar el reconocimiento internacional de la música y la danza porteña, destacando el tango como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, según la Unesco. Las actividades que se realizan buscan unir a generaciones alrededor de este símbolo nacional y se desarrollan a través de iniciativas educativas, recreativas y culturales, muchas de ellas gratuitas. Radios, canales de televisión, museos, bibliotecas y clubes de barrio participan activamente en la celebración.

Carlos Gardel: la voz que trascendió fronteras

Carlos Gardel es considerado la máxima figura del tango. Durante su carrera, que lo llevó desde Buenos Aires hasta París, grabó más de 900 canciones y contribuyó a popularizar el género en América y Europa. Temas como “El día que me quieras”, “Por una cabeza”, “Soledad” y “Volver” se convirtieron en clásicos que siguen interpretándose y escuchándose hoy en día.

Además de su música, Gardel participó en películas en Francia y Estados Unidos, ampliando la difusión del tango internacionalmente. Su muerte en un accidente aéreo en Medellín, en 1935, generó gran conmoción y consolidó su figura como mito popular. La influencia de Gardel perdura en murales, esculturas y nombres de calles de Buenos Aires, y su legado sigue vigente a través de nuevas generaciones de intérpretes.

Julio de Caro: la innovación del tango

Julio de Caro, nacido en Buenos Aires en 1899, renovó el tango con arreglos sofisticados y la dirección de orquestas emblemáticas en los años veinte y treinta. Su estilo, que introdujo violines, saxofones y clarinetes, contribuyó al desarrollo del “tango romanza”, más expresivo y elaborado. Entre sus composiciones más destacadas se encuentran “Boedo” y “Mala junta”.

Su aporte al tango no solo se limita a la música, sino también a la formación de nuevas generaciones de músicos y bailarines, consolidando su influencia en el género y asegurando que su obra siga siendo reconocida cada año durante el Día Nacional del Tango.

La celebración del 11 de diciembre refuerza la identidad cultural argentina, preserva el patrimonio musical y visual del tango y mantiene vivo el legado de dos de sus máximos exponentes, Gardel y De Caro, cuyas contribuciones continúan resonando en el país y el mundo.

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