Celulares en las aulas: cómo regulan su uso los colegios privados en medio del debate legislativo
Mientras la Legislatura bonaerense trabaja en un proyecto de ley para regular el uso de pantallas en las escuelas, distintos institutos de gestión privada ensayan respuestas ante un fenómeno que impacta de lleno en el aula.

¿Prohibir, restringir o integrar? Esa es la pregunta que atraviesa hoy a miles de escuelas en Argentina frente a un cambio de época: el uso del celular se ha vuelto casi inseparable de la vida cotidiana de niños, niñas y adolescentes, y su presencia en el aula desafía a la educación formal.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl tema llegó a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires, donde la comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados despachó por unanimidad el proyecto de ley para regular la exposición de pantallas en las escuelas primarias y en la primera niñez. El proyecto que ya viene con media sanción del Senado, está en condiciones de ser tratado en el recinto.
Mientras tanto, los colegios privados ensayan estrategias para recuperar el foco pedagógico sin negar la realidad tecnológica. Según un relevamiento realizado por la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Argentina (AIEPA), hay escuelas que aplican restricciones totales, otras que delegan la decisión a sus docentes y algunas que apuestan por integrar los dispositivos de forma pedagógica.
“El uso irrestricto del celular interrumpe el acto pedagógico. Cada vez que los estudiantes miran una notificación, se produce un corte en la atención que cuesta varios minutos recuperar”, advirtió Tamara Iuso, vicedirectora del nivel secundario del Complejo Educativo Rubén Darío, en Villa Ballester.
El celular como desafío pedagógico
El secretario ejecutivo de AIEPA, Martín Zurita, advirtió que la preocupación no se limita al uso de dispositivos, sino también al acceso cada vez más temprano: “Estamos viendo que, sin una regulación adecuada, las aulas pierden foco y calidad educativa. Por eso impulsamos espacios de intercambio entre instituciones para compartir experiencias y buenas prácticas”.
El informe Kids Online Argentina 2025, elaborado por UNICEF y UNESCO, señala que el 95% de los chicos entre 9 y 17 años tiene su propio celular con acceso a internet, y el 88% se conecta casi todos los días desde ese dispositivo. Aunque muchos lo usan para estudiar, apenas un 60% sabe identificar si una fuente de información es confiable.
En ese contexto, algunas escuelas definieron estrategias concretas. En el Colegio Asunción de la Virgen, de Olivos, los estudiantes deben dejar sus celulares apagados en un box al ingresar al aula, y solo los pueden usar si el docente lo indica con fines pedagógicos. “Es necesario volver a fortalecer capacidades como la imaginación, la organización y el pensamiento complejo”, señalaron desde la institución. Para visibilizar el uso intencional, colocan un cartel en la puerta del aula cuando la tecnología forma parte del contenido.
Estrategias flexibles y responsabilidad digital
Otras instituciones optan por dejar margen de decisión a cada docente. Es el caso del Instituto Avellaneda, donde algunos profesores piden que los celulares estén guardados, mientras que otros los permiten en momentos específicos. “A medida que se consolidan normas claras en cada materia, se logra un uso más responsable entre los estudiantes”, explicó Sandra Fernández, directora del nivel secundario.
En paralelo, Fernández remarcó que trabajan fuertemente en la concientización sobre la imagen digital y el respeto por la privacidad: no se permite grabar a compañeros ni docentes ni compartir contenido en redes.
Todas las experiencias coinciden en un punto: no hay recetas mágicas, pero tampoco lugar para la indiferencia. La escuela enfrenta el desafío de educar en tiempos de hiperconectividad, buscando el equilibrio entre el aprendizaje con tecnología y el vínculo humano que sostiene todo proceso educativo. El debate ya está abierto, y los colegios privados aportan pistas que podrían nutrir una futura legislación.