La historia de dos tandilenses que recorrieron el país en bicicleta
Guillermo Riva y Betania Valenzuela, dos tandilenses que recorrieron la Argentina desde Ushuaia hasta La Quiaca en bicicleta, dialogaron con El Eco Multimedios y contaron detalles de la increíble travesía. Aseguraron que ahora planean recorrer parte de Europa y Sudamérica.
Cada vez son más los jóvenes que deciden emigrar hacia nuevos destinos en pos de perseguir sus sueños y cosechar nuevas experiencias. Sin embargo, son pocos los que se animan a subir a sus bicicletas y emprender viaje por toda la Argentina.
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Y eso es lo que hicieron Guillermo Riva y Betania Valenzuela, dos tandilenses que optaron por el “biciturismo” para recorrer el país de norte a sur, desde La Quiaca hasta Ushuaia.
“Siempre nos gustó viajar. Yo esto lo hacía con un amigo, el ‘Pollo’. Andábamos en bici, íbamos a pescar. Y siempre quisimos hacer un viaje. Pero después, por cuestiones de la vida, no lo pudimos llevar a cabo. Y cuando la conocí a ella se lo propuse: ‘Cuando te recibas, nos vamos a andar en bici; nos vamos de viaje’. Y la convencí”, contó Riva, de 30 años.
Pero una cosa es pedalear por la ciudad, utilizarla como medio de transporte urbano, y otra muy distinta es el ciclismo de ruta, ya que las distancias son kilométricas, el viento dificulta la circulación y el punto de llegada no es tu casa, tu zona de confort.
Y eso notaron tanto Betania como Guillermo. Partieron en avión el 5 de enero de 2018, luego de que ella se recibiera de profesora de química. Despacharon las bicicletas y las retiraron en Río Gallegos, su primer destino. Allí comenzó su travesía: como prueba de fuego, viajaron hasta Ushuaia (aproximadamente 560 kilómetros), donde los esperaban los padres de Valenzuela. “Fue para probar cómo venía el tema de las bicis y de las piernas”, comentaron en diálogo con El Eco Multimedios.
“Ella no quería saber nada con pedalear, porque andábamos por acá, por la ciudad nada más. Yo, por ejemplo, iba de casa a la Escuela Técnica y después, cuando empecé a trabajar, hasta el trabajo. Era un medio de transporte, solo eso”, expuso Riva y agregó: “Una cosa es andar en la ciudad, ir hasta el Parque Industrial por ejemplo. Pero volvés a tu casa, te bañás, mirás tele. En la ruta nada que ver, no es así. Estábamos los dos solos, en una carpa. Entonces fue esa la prueba de fuego, ir de Gallegos a Ushuaia.
En la capital fueguina se asentaron por unos días y luego emprendieron viaje rumbo a El Bolsón, donde los alcanzó el invierno y decidieron parar hasta diciembre. “Después volvimos a trabajar a Ushuaia para juntar plata y poder seguir recorriendo. En enero de este año arrancamos hasta La Quiaca y ahí yo ya me volví; no me daban más las piernas”, señaló Valenzuela con una mueca de sonrisa.
Guillermo agregó que incluso, cuando estaban en Tierra del Fuego, regresaron solo por un par de días a Tandil a presenciar el nacimiento de una sobrina suya y luego “nos tomamos un tren a El Bolsón”.
Previo a empezar a ascender hacia el norte argentino, la pareja tandilense también cruzó la frontera y recorrió parte de Chile durante más de un mes. Desde Nacimiento, situada en la provincia Biobío, fueron hasta Viña del Mar (650 kilómetros, aproximadamente) y luego regresaron al punto de partida para cruzar la Cordillera hasta Mendoza.
“El viaje a Chile también fue un desafío porque estábamos en otro país y no teníamos plata. Pero nos fuimos curtiendo. La ruta hace eso, te va curtiendo”, narró Riva.
Una vez en La Quiaca, habiendo atravesado diferentes provincias de la Argentina, Betania decidió ponerle fin a la travesía y retornar a Tandil. Empero, Guillermo fue por más: recorrió Salta, Santiago del Estero y Chaco. “Bajé bordeando el Paraná, por la ruta 11 o 12, no recuerdo bien cuál. Llegué a Rosario y de ahí entré a Buenos Aires. Quería llegar ya, venía con la bici rota, cansado de estar en la carpa y de comer arroz; tenía ganas de estar en casa, bañarme y verla a ella”, expresó.
Una experiencia inigualable
El viaje por el país en bicicleta dejó tanto en Guillermo como en Betania una experiencia inigualable que nunca olvidarán. Más allá del cansancio en las piernas o del agotamiento por dormir en carpa, queda para ellos el haber conocido gente nueva, lugares nuevos y culturas diferentes.
“Esto deja, primero, que conocés el país. Hay cosas que aprendés, como por ejemplo las regiones o las capitales, que las ves en la escuela y quedan ahí. Pero estar en el lugar es distinto; vivirla es otra cosa. Uno no le da importancia, pero ahora valora más a la Argentina; lo que hay es maravilloso”, relató Guillermo.
Por su parte, Betania expresó: “Es una experiencia que no me la voy a olvidar, porque te enseña mucho: a vivir con poco, a dar todo lo que tenés, a ayudar al que está a tu lado y a cuidar y valorar todo.
Desatacaron por otra parte la hospitalidad de la gente que los recibía y les ofrecía su baño para que pudieran ducharse o les convidaba con alguna comida. “Muchas veces son el combustible del viaje porque te hacen sentir que estás en tu casa”, clamaron.
De ahora en adelante
Las ganas de viajar y de conocer nuevos lugares no se acabaron con este viaje. Con la idea fija de recorrer ahora otros países, informaron a El Eco Multimedios que se instalarán por un tiempo en Tandil y trabajarán para juntar plata y poder emprender una nueva aventura.
“Queremos ir a Europa y también viajar por Sudamérica. Hemos conocido mucha gente, entonces tenemos muchos lugares para ir y muchas rutas armadas”, reconocieron.
Para finalizar, Guillermo brindó una recomendación para todos los ciudadanos: “Que la gente se anime; la bicicleta es hermosa. Las próximas vacaciones pueden ser en bici, no es necesario que se recorran toda la Argentina. Se pueden ir un fin de semana a Rauch con una carpita. No se quejen después que no se puede salir, porque se puede”.