Bercovich: "Para las grandes fortunas la prioridad no está en los negocios, sino en la riqueza fugada"
El periodista Alejandro Bercovich presentó en la ciudad su último libro y conversó con El Eco sobre el modelo de ajuste de Javier Milei y la influencia de los sectores concentrados del poder económico en la política.

Alejandro Bercovich es economista y periodista, y desde hace años se dedica a investigar al empresariado argentino. En su afán de tratar de entender cómo piensan y toman decisiones las élites criollas, publicó este año El país que quieren los dueños, editado por Planeta, una recopilación de ensayos escritos por él y otros cinco autores que intentan dar el debate en torno al manejo del gran capital nacional y su vínculo con el presidente Javier Milei.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl periodista presentó su libro el pasado 17 de julio en el Aula Magna de la Universidad Nacional del Centro, ante un auditorio colmado, en el marco del 1er. Foro Cultural Cooperativo. Además, brindó una entrevista en El Eco de Tandil para conversar sobre la relación del gran capital con el poder político y las consecuencias que un modelo orientado al ajuste y la fuga de riqueza acarrea para el país, un escenario en el que también es preciso preguntarse acerca de cómo el capitalismo hace lo propio en los diferentes niveles e impacta de lleno en ecosistemas pequeños como las ciudades intermedias, reproduciendo la misma lógica de acuerdo a las características y configuraciones de cada territorio.

-De acuerdo con el libro, pareciera que los dueños de la Argentina quieren un país con una economía primarizada, sin desarrollo autónomo y subordinado a los intereses extranjeros. ¿Qué debates y respuestas hallaste al respecto?
-Lo que sí sabemos que pasó en 2023, entre esos magnates que se juntaron en el hotel que controla Eduardo Elzstain (el Llao Llao en Bariloche), que después fue quien hospedó a Milei en su hotel durante varios meses, es que seis meses antes de la elección en primera vuelta, los votos que cosechaba eran poquísimos.
Prácticamente ninguno de esos magnates consideraba que fuera una buena opción. Aparecía primero Patricia Bullrich, que luego termina fuera del ballotage. Aparecía después Horacio Rodríguez Larreta, que perdería las internas con Bullrich. Y muy al final había apenas un par de votos para un Milei que, seis meses después, se convirtió en la gran apuesta de ese sector. La pregunta que se plantea en el libro es cómo fue que terminaron sintonizando los deseos de esa Argentina magnante con la motosierra de Milei y cómo terminaron unos apoyando al otro, aun cuando algunos aspectos de esa política económica los terminarían perjudicando a varios de ellos.
El año pasado un empresario me sorprendió cuando me dijo quizás hacía falta un loquito que hiciera esto que hacía falta hacer. Y en esa expresión estaba justamente la respuesta, o la respuesta que decidió darse ahora el Gran Capital a esta pregunta que es recurrente a lo largo de la historia de Argentina, pero que ahora Milei quiere enterrar para siempre.
-Entre otra cosas, dejar de lado el desarrollo y la soberanía para adoptar otro paradigma…
-Lo que dice Milei es que va a reformatear la economía argentina al punto tal de que va a haber sectores enteros que van a desaparecer. Y uno lo que ve, al cabo de un año y medio, es que hay sectores que efectivamente están achicándose de una manera muy acelerada. Uno es la industria, otro es la construcción, pero hay muchos otros que también sufren la contracción del mercado interno y ese foco que elige hacer la administración libertaria, pero que también de algún modo acepta el Gran Capital, que es que Argentina va a tener tres motores de exportación y tres motores de crecimiento, y ninguno de ellos ligado al mercado interno. O sea, el foco histórico en la proteína vegetal que exporta la Pampa húmeda, otro foco en los hidrocarburos de Vaca Muerta y otro en los minerales de la cordillera. Claro, no entra toda la Argentina en esos tres sectores y la pregunta es: los capitalistas de otros rubros que no sean esos, ¿por qué apostarían por un modelo que los deja afuera a ellos?
-¿Por qué son capaces de atentar contra sus propios intereses?
-La respuesta que yo encontré es que un poco por una cuestión disciplinaria, por una cuestión de imponer nuevamente ese carácter político que tiene el capital como fenómeno social y un poco también porque en esa renuncia a desarrollar el país de manera más autónoma, más diversificada, más integrada, anida también en parte esa Argentina contenciosa, problemática, discutidora, a la que no le gustan las reglas que impone el Gran Capital.
Para poner a raya esa discusión, están dispuestos los grandes capitalistas a resignar incluso su propio poder. Porque a ellos también los perjudica un modelo subdesarrollista, pero los perjudican en tanto empresarios de un sector, por ejemplo industriales, al tiempo que los empodera en tanto clase poseedora. Esto es algo de lo que también me di cuenta hablando mucho con ellos, que es que la prioridad de las grandes fortunas de la Argentina no está en el flujo del negocio que puedan generar en la Argentina, sino en el stock de riqueza fugada que los convierte, más que en capitalistas, en acreedores de la Argentina. Entonces, a un acreedor, a un empresario que armó una estructura offshore para pagar menos impuestos, que amasó una fortuna offshore que no está alcanzada por los grandes gravámenes locales, pero que a la vez con esa fortuna compra bonos de la deuda de un país que sistemáticamente se endeuda porque no llega a cubrir los gastos de un Estado que la sociedad quiere grande, pero que sus ricos no quieren solventar, a ese acreedor le conviene el ajuste que no le conviene a la misma persona en tanto empresario. Entonces, en ese choque de identidades prima la del acreedor. Y es así como se entiende también por qué alguien que tiene una constructora puede apoyar a un gobierno que dice que no va a conocer más obra pública, porque en ese ajuste de la obra pública que deja sin laburo al obrero de la constructora, se genera un ahorro que va a ir a pagarle los bonos al mismo dueño de la constructora que los compró con la parte de subida que se llevó al exterior.
Es un funcionamiento muy nocivo, ese funcionamiento transnacionalizado del capital local. Pero es algo que ha pasado durante los últimos 30 años y de lo cual los sucesivos gobiernos que hubo no hablaron mucho tampoco. Porque el peronismo históricamente quiso un interlocutor, una burguesía nacional con la cual negociar, pero a la vez careció de ese interlocutor, muchas veces quiso fabricarlo y terminó en sucesivas frustraciones. Hay una frase de Sabina que dique"no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió". En algún punto hay quienes añoran un pasado de la gran burguesía, un pasado nacionalista o que tenga desarrollo local, cuando no sé si existió en algún momento ese carácter de la burguesía nuestra.

-¿Hacía falta también una retórica de la crueldad como la que llevan adelante el gobierno y el Presidente en sus expresiones públicas para instalar este modelo?
-Yo no lo sé, es una buena pregunta, la verdad. No es algo que aborde particularmente el libro, porque me parece que es más algo que engarza a Millel con una traición que está expandiéndose en el mundo, la tradición justamente de estas nuevas derechas violentas, misóginas, machistas, racistas. Lo que sí le vino bien al ajuste fue la teoría que desplegó Milei, que yo llamo “populismo magnate”, que es esta teoría de que los empresarios son héroes. Una teoría que no sintoniza mucho con la percepción que tienen los argentinos de sus empresarios, de la clase capitalista que supimos conseguir, pero que requería de algún modo como soporte teórico, como soporte político, la transferencia gigantesca de recursos que hizo Milei. Para bancar una transferencia tan cuantiosa y tan voraz, tan vertiginosa, hacía falta alguien que diga algo nuevo, y eso nuevo fue los empresarios son héroes, ofrecen bienes de mejor calidad, mejor precio; toda una retórica medio rancia, poco difundida, incluso entre los economistas de derecha, algo medio que remonta a teorías ultramarginales, como las de Hayek y compañía, que esas sí me parece que sirvieron más al Gran Capital, lo del odio y la crueldad, el morbo, el regodeo en la crueldad.
Porque cerrar el Garrrahan, dejar que se licúen los sueldos de los profesores universitarios es cruel, pero jactarse de eso es algo que incluso les está empezando a incomodar a los empresarios. No sé si hacía falta, esa es la de más que hace Milei, como su plus de ultraderechismo global, digamos, que es súper ideologizado también, porque no es algo que aparezca en las conversaciones que uno puede tener con empresarios.
-Sobre la actualidad, ¿qué sucede con las reservas del Banco Central y el dólar “pisado”? ¿Cómo puede impactar en los índices inflacionarios que tanto preocupan al Ejecutivo nacional?
-Es un momento de mucha fragilidad económicamente hablando, la verdad que si hay algo que le faltó a este modelo que iba a atraer supuestamente inversiones extranjeras, locales y de todo tipo, fue eso; estamos, según los propios registros del Banco Central, con niveles récord por lo negativos de inversión, la inversión extranjera es negativa en términos netos, o sea hay más empresas que se llevan dividendos, o que repatrian capitales, o que venden y se llevan la guita a sus casas matrices, que la que entra para inversiones de ese capital multinacional, y eso es una de las razones por las cuales no consigue acumular las reservas que debería acumular el Banco Central para defender el tipo de cambio evidentemente atrasado.
Hoy comer en Almagro, en Buenos Aires, es más caro que comer en Mónaco; irse a Bariloche una semana en vacaciones de invierno es el doble de caro que irse una semana a Río de Janeiro, entonces ese desfasaje, esa problemática macro, que curiosamente a muchos colegas les pasa por el costado y dicen que la macro está ordenada, claro, es una tentación concederle eso a un plan económico que efectivamente tiene una tasa de inflación más baja que la que recibió Milei, pero que al haber subordinado a todos los demás objetivos de política económica, ese rompió todo lo demás. Emtonces efectivamente el dólar se va de 1.150 a 1.300 en 20 días, y ahora la pregunta es, ¿y la inflación de julio qué va a pasar? Porque se sabe que en Argentina los precios siguen en dólar, se vio que trató Caputo de mantener la raya del dólar como pudo y se vio que se escapó, entonces sí, es un momento de mucha zozobra para el Gobierno, de mucha alarma para el Banco Central, y donde se expone, creo yo, esa fragilidad de la que veníamos hablando. A mí no me consta que estén ahora manipulando estadísticas como hacía Guillermo Moreno, por ejemplo, muy evidentemente en el Indec, pero lo que sí está pasando es que se están realineando los precios relativos, entonces hay un montón de gastos que aumentaron mucho en las familias y hay un montón de precios que quedaron de un saque muy caros en relación a los ingresos. Entonces, más allá de lo que ve la inflación, la tasa de inflación mensual ahora, ese salto inicial ya nos dejó a los que recibimos un sueldo muy atrás. Ahí también ves que, sin mentir, la tasa de inflación mienten cuando dicen que está resuelto el problema, porque el problema de ingresos está peor que cuando recibieron este quilombo, que fue un quilombo que no es para nada mi intención disimular, que me parece que también parte de que los dueños hayan decidido cortarse un brazo apostando por este mamarracho macroeconómico y productivo tiene que ver con la pesadilla económica en la cual nos sumió el anterior plan económico. Esto es lo que hizo también que mucha gente vote, más allá de los 50 grandes dueños de la Argentina, que mucha gente de a pie también decidiera esta solución drástica, optara por apoyar algo aún sabiendo que lo iba a dañar y que ahora se está viendo hasta qué punto los dañó.