Bronca en Villa Gaucho por micros incendiados: vecinos denuncian abandono político
Los frentistas de las calles Rosales y Las Malvinas exigen respuestas a las autoridades de Tandil tras tres incendios en el predio de Río Paraná. Temen por nuevos focos ígneos y denuncian falta de ayuda.
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Durante el último mes, el predio comprendido entre las calles Rosales, Las Malvinas, Darragueira y Palacios, que funciona como depósito de colectivos en desuso de la empresa Río Paraná, fue el escenario de tres incendios que prácticamente arrasaron con todos los vehículos presentes.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLos últimos dos domingos el fuego volvió a hacerse presente y trajo complicaciones para los vecinos, quienes no solo observaron con preocupación el avance de las llamas sobre las viviendas linderas, sino que también sufrieron el día después del incendio con casas tapadas por el hollín.
Ante un escenario de hartazgo y también con la sensación de abandono por parte de las autoridades, un grupo de vecinos expresó su malestar en diálogo con El Eco de Tandil. Carlos y Ángel fueron la voz de los frentistas que mostraron su bronca por la reiteración de los hechos y la poca respuesta, tanto del sector político como del propietario de las unidades incendiadas.
“Estuve en el último incendio, que fue el fin de semana pasado; los otros me enteré por videos porque no estaba en Tandil. Era estar tensionados por no saber qué va a pasar, si se va a prender fuego mi casa, la del vecino. A una señora que vive enfrente del predio el fin de semana se le llenó la casa de hollín, tiene 70 años y está limpiando arrodillada todos los días porque es un desastre cómo le quedó la casa”, describió Carlos.
El vecino aseguró que “es sospechoso que haya dos fin de semana seguidos con un incendio” y agregó: “Dudamos de que haya cierta intencionalidad, que no sean accidentales los incendios”. Los vecinos indicaron que el predio debe ser entregado en pocos meses y que el propietario de las unidades las está vendiendo como chatarra.
La sospecha se genera a partir de que cuando la máquina que desarma y compacta los fierros culminó con los 19 micros incendiados en el primer hecho, se produjeron los otros dos incendios. Por estos días, la máquina continúa su trabajo desarmando las unidades que quedaron arrasadas por el fuego durante las últimas dos semanas.
“Calculamos que no son accidentales. Encima se dan a una hora que están todas las personas en las casas como para que saquen todo y dejen trabajar a los bomberos. No es una cosa que a uno lo agarra desprevenido; este último incendio fue a las siete u ocho de la noche y lloviendo, es raro. Los colectivos no tienen motor, solamente tienen carrocería, asientos y gomas”, señaló Ángel.
El temor durante los hechos
El primer incendio, ocurrido el domingo 14 de octubre, generó temor por la magnitud que cobraron las llamas, a tal punto que los vecinos tuvieron que autoevacuarse ante un posible avance del fuego sobre las viviendas. La columna de humo negro se pudo ver desde varios puntos de la ciudad, pero afortunadamente los bomberos lograron controlar el foco ígneo, que consumió 19 unidades en desuso de la empresa Río Paraná.
La segunda ignición tuvo lugar el sábado 4 de octubre, en las primeras horas de la tarde y, según contaron los vecinos, “se notó más” a pesar de que el fuego consumió 16 colectivos, menos que en el primer foco. Las llamas se propagaron muy cerca de una vivienda ubicada en la calle Darregueira, a tal punto que la temperatura llegó a derretir el plástico de las ventanas.
El último suceso tuvo lugar el domingo 12 con la caída de la noche y el inicio de una lluvia que, mezclada con el viento, generó inconvenientes en los hogares aledaños al dispersar el humo y las cenizas. “Los bomberos hicieron correr otros colectivos que estaban contra el paredón, cercanos a una casa. Esperemos que no aparezcan incendiados en unos días”, comentaron.
Consultados por el miedo a que se produzca un nuevo incendio en los próximos días, ante la presencia todavía de varios vehículos que no fueron alcanzados por las llamas, respondieron que está presente porque “ya parece una rutina” y están esperando que se encienda otro micro. “Ya somos un atractivo turístico, el desfiladero de autos que pasó a ver el espectáculo de colectivos fue grande”, indicaron.
Solos en el barrio
La bronca de los frentistas se exacerba en el momento de hablar sobre las autoridades municipales y el dueño de los colectivos. Justamente este último fue el único que estuvo presente, aunque se excusó ante los frentistas con que “ya había vendido todo porque tiene que entregar el predio vacío. Dice que le quieren hacer daño a él; pensamos que él tiene que vender los fierros y no los colectivos así como están”.
Al mismo tiempo, a la hora de referirse a las autoridades municipales, señalaron que en el primer incendio, el de mayor magnitud, estuvo presente personal de Defensa Civil, pero que en los últimos dos sucesos “no apareció nadie”. Relacionaron esa ausencia con el paso de las elecciones legislativas y aseguraron: “Ya no es necesario recurrir a la gente. Eso nos da bronca”.
Continuando con la catarsis, Carlos comentó que “pasaron las elecciones y listo, ya se olvidaron que estamos. No apareció nadie, ningún concejal, ningún candidato a nada, se borraron todos. Acá tenemos que depender de ellos, cuando nos necesitan acá estamos; ahora nosotros necesitamos que vengan y vean como nosotros estamos viviendo”.
Mientras que Ángel recordó que la problemática con el predio utilizado como depósito de las unidades en desuso de Río Paraná viene desde antes. Más allá de esta situación de convivir con el temor de los incendios y las consecuencias que deja a los vecinos, recordaron que antiguamente había 50 colectivos ahí y que se generaba mucha mugre y abundaba la presencia de roedores.
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