Con el proyecto “El libro a tu tranquera”, la Sala Abierta de Lectura lleva el bibliomóvil a zonas rurales
Con el objetivo de promover la lectura en familia, acercan valijas a los docentes rurales y refuerzan vínculos con la comunidad educativa. La participación de los padres es importante porque son los nexos para que los chicos tengan continuidad pedagógica. Los libros prestados, cuando vuelven cumplen con el protocolo estricto de quedar en cuarentena.
La Sala Abierta de Lectura ya pasó las tres décadas de existencia y, en ese camino ha logrado un crecimiento constante y un desarrollo sostenido de inserción en la comunidad. Hoy su esencia ya está instalada en gran parte de la comunidad educativa de Tandil, solventando esa necesidad de acercar el libro a niños y jóvenes, multiplicando las prácticas de lectura.
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En esta inercia de “leer el mundo” el bibliomóvil, una combi Mercedes Benz modelo 95, ofició de nexo para realizar los préstamos tanto en los barrios como en las zonas rurales.
Ahora, con la pandemia de por medio, se van aggiornando a los tiempos que corren buscando la mejor manera de seguir presentes con los proyectos que tenían en mente.
Así, “El libro a tu tranquera” encontró el camino para volver a insertarse en algunas comunidades rurales, de la mano de los propios maestros que acercan los bolsones de alimentos.
La intención es que las familias reciban esa “valija” y así padres e hijos puedan compartir de esas páginas por un tiempo. María Laura Maggiori y Rosana Goyeneche son las responsables de esta propuesta que apunta básicamente a promover la lectura en el ámbito familiar y establecer lazos a través de esa actividad.
Los libros como conectores
Según contó Maggiori, el año pasado vieron esa necesidad de que el bibliomóvil vuelva a los campos. “Afortunadamente el chofer que está ahora se ocupó de poner el vehículo en orden, quedó 11 puntos”, dijo y explicó que, luego de una serie de incontingencias, pudieron contratar a esta persona de forma independiente y ahora buscan que sea incorporado al plantel fijo del Municipio.
Cabe recordar que la Sala Abierta de Lectura es una asociación de gestión mixta, con articulación municipal, aunque la animadora del proyecto aseguró que “trabajan con mucha autonomía”.
En fin, el año pasado retomaron los caminos rurales y ahora, en tiempos de coronavirus, para recomponer el vínculo propusieron una articulación con las escuelas. El propósito apuntó a trabajar con todo el grupo familiar y no solo con los niños.
Este año ya tenían diagramado encarar un planteo más profundo con ejes en poesía y de género, pero “la pandemia nos dejó en la calle”, lamentó Maggiori. De todas formas, el sistema está funcionando y cumple su cometido.
“Las escuelas se encuentran con las familias rurales al entregar los bolsones de alimentos y vimos que serían los docentes quienes tendrían que ocuparse de entregar las valijas de libros, con los materiales elegidos cuidadosamente”, detalló.
Aquí, cabe destacar que como los ejemplares van de mano en mano también se ocupan de reacondicionarlos para los que así lo requieran, de modo que lleguen en buen estado y de esa forma promover e instruir en el cuidado de los libros.
La semilla sembrada
La mediadora del proyecto reveló que la aceptación “es enorme”. “Con felicidad y alegría las familias reciben la propuesta, porque están necesitando compañía y los libros lo son”, reflexionó.
A raíz de la experiencia percibida y compartida, ya que le van llegando videos y fotos con los niños “en situación de lectura”, pudo notar que a lo largo de ese mes que tienen el ejemplar con ellos se va generando un vínculo, en el que se advierte la participación de la mamá y el papá.
“Sabemos que sembramos una semilla, pero nunca vemos que pasa y el propósito es trabajar con los padres, porque son los nexos para que los chicos tengan continuidad pedagógica”, explicó y añadió: “Nos gratifica un montón”.
Actualmente, a las zonas que están llegando son paraje Los Huesos, San Antonio y Azucena. “Articulamos con los maestros de referencia en continuación del trabajo del año pasado, pero no lo pudimos hacer más masivo”, aclaró.
Los libros también hacen cuarentena
Ahora, la perspectiva a futuro no está demasiado delineada, ya que la incertidumbre que genera el Covid-19 en todos los ámbitos también aqueja a esta actividad. María Laura Maggiori estimó que es posible que en algunas instituciones se de una segunda valija, en las más pequeñas fundamentalmente.
“Será a contraentrega de la primera y por este año quedaría así”, señaló. Además, contó que a partir de febrero se analizará la situación y condiciones para “probablemente” retomar con la modalidad, aunque advirtió que hay varios condicionantes.
Entre algunas de las circunstancias, reveló que los protocolos sanitarios también demoran la fluidez del proyecto. Al ser préstamo, diseñaron un reglamento de manipulación específico, por lo que los ejemplares una vez que llegan a un hogar no pueden salir de ahí hasta la devolución.
Una vez que retornan, los libros quedan en cuarentena, ya que no pueden ser desinfectados con alcohol por el daño que les causaría. Entonces, son 15 días de guardado en un espacio destinado especialmente para eso en el edificio de la Sala, donde nadie entra, hasta que finalmente pueden volver a usarse.