El Oído agudo
LOS ACTOS DE FIN DE AÑO
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Se acerca el cierre de un ciclo lectivo atípico; la llegada de la pandemia obligó a modificar hábitos y ajustar la continuidad pedagógica a la virtualidad, con los desafíos que eso planteó. Y con ello, la organización de los actos escolares para la entrega de medalla.
Mientras algunos establecimientos educativos piensan en una propuesta virtual, esta semana se puso en agenda la discusión frente a la celebración presencial del evento, con el cumplimiento de los protocolos correspondientes.
En medio de este contexto, el Gobierno de Miguel Lunghi puso a disposición el Anfiteatro Martín Fierro para los establecimientos educativos que no cuenten con espacios al aire libre. Y desde la Jefatura Distrital de Educación salieron a rechazar esa posibilidad mientras Tandil continúe con “riesgo epidemiológico alto”, de acuerdo a la última actualización que se conoce, según los criterios del Ministerio de Salud bonaerense.
Si bien no están descartados los encuentros, respetando las recomendaciones para evitar la propagación del virus, la entidad educativa alertó que podrían planificarse una vez que disminuya el riesgo sanitario, tras la evaluación que realice la Provincia en cuanto a los indicadores que presente la ciudad, así como la cantidad de casos detectados y la ocupación de camas, y que los protocolos estén ya elaborados.
Esta posibilidad, que corre para los establecimientos de gestión pública de la provincia, parece que llevó a una superposición de criterios frente a lo que establece Provincia y el sistema propio para la gestión de la pandemia.
DECLARACIONES PARA
TODOS LOS GUSTOS
Después de desaparecer de la escena pública, claramente por recomendación de sus asesores, el jefe comunal retomó el contacto mediático y, al decir de sus dichos, evidenció contradicciones fragantes que generaron más de un dolor de cabeza en aquellos mismos consejeros que le pedían prudencia en sus respuestas.
Es que fiel a su estilo, Lunghi soltó definiciones y pronósticos, que poco se condicen con lo que prevén sus propios colaboradores sanitaristas.
Por caso, habló de volver a las clases presenciales en febrero, el mismo mes que consideró que habrá un rebrote viral. Insistió en que él fue el primero de los dirigentes en considerar que había que clausurar las clases presenciales, pero reconoció que luego de los meses transitados y experiencias analizadas, habría quedado en claro que el foco de contagio no se daría en las escuelas. También es cierto que en verdad la decisión de censurar el ciclo lectivo presencial no tenía tanto que ver con posibles contagios en las aulas; la problemática mayor se da en el transporte público y el movimiento que genera la rutina escolar.
No pocos le recordaron al pediatra que, si estaba convencido de dicha instancia, podía haber promovido la actividad en las escuelas municipales, después del fallido anuncio de la responsable de Educación comunal que anunció la vuelta a clases y el propio Lunghi lo rechazó, en tiempos de Estadio Rojo.
RELAJO TOTAL
A pesar de las advertencias de que el Estadio Amarillo no implica un relajo a la hora de los cuidados preventivos contra el Covid, en las calles se evidencia otra cosa. Tal vez los más rigurosos resultan los comercios y locales gastronómicos a la hora de cumplir con los protocolos, pero una vez en la calle, en las plazas, paseos, canchas de fútbol, cervecerías, etcétera, los consejos de utilizar tapabocas y guardar distancia, poco y nada se cumplen; un comportamiento social que parece estar dispuesto a negar el riesgo sanitario y olvidarse de aquellos crudos panoramas que aludían a internaciones, número de contagios y, lamentablemente, muertos.
A propósito de esta palpable cotidianidad, no pocos se preguntan sobre cuánto de certeza tiene los recientes partes sanitarios a la hora de medir la realidad, siendo que si bien es concreta la baja de contagios (el número de camas ocupadas se mantiene y los muertes no cesan), no es menos contundente la menor cantidad de hisopados que se realizan.
Las razones sobre esa drástica caída de los testeos se guardan en el mismo cajón de incertezas comunicacionales que supo concebir la gestión de la pandemia. Frente a la poca información, algunos conjeturan que se trató de pasar el pico y ahora no habría tantos casos por testear. Otros, que frente al hastío de tantos meses confinados y restringidos en las rutinas, aquellos que se contagian directamente “se guardan” y se cuidan, en el mejor de los casos, y otros directamente siguen con sus costumbres diarias a pesar de resultar un foco de contagio.
BUROCRACIA Y DESCONFIANZA
Pasó más de un mes y desde la Secretaria de Protección Ciudadana no se pueden poner de acuerdo en cómo usar la aplicación para controlar el ingreso y egreso de personas en lugares cerrados. Para dicho fin iban a utilizar el sistema desarrollado a principio de la pandemia por el Instituto Pladema que con el paso de los meses fue sufriendo modificaciones y ampliaciones de acuerdo a las necesidades que iban apareciendo.
Ahora, confían desde el Instituto, la herramienta está desarrollada hace tiempo y lista para hacerse de su uso, pero falta la definición política para ejecutarla. Es que el propio titular de Protección Ciudadana recibió varios rechazos por parte de los empresarios gastronómicos para implementarla en sus negocios.
La desconfianza de los empresarios del sector versa en los múltiples pasos que debe realizar el personal que ya tienen asignado en otras tareas y que dicho procedimiento les implicará reorientar los recursos para cumplimentar con la normativa. Pero no solo eso, los gastronómicos no quieren ser quienes tengan que “sacar” a un posible caso de Covid-19 dentro de su local por temor a represalias (tanto en el sitio como a través de las redes sociales). Eso, Della Maggiora lo sabe.
Pero también hubo un enojo por parte de la institución que opera desde el campus ya que cada vez que habla el funcionario mencionado pareciera que los que están en el “debe” son ellos cuando en realidad la aplicación está terminada hace tiempo y hay una falta de ejecución de la misma.
AHORA O NUNCA
Un numeroso grupo de adjudicatarios del demorado barrio “100 Viviendas del Sindicato de Trabajadores Municipales de Tandil” entiende que, tras décadas de demora, es el momento de presionar para que la obra se termine. Después de años de paciente espera y de observar que otras urbanizaciones impulsadas por el Estado corrían mejor suerte, decidieron activar y peticionar por cualquier vía que se les presente. Quieren sus casas, no les importa quién corte las cintas, ni qué dirigente se llevará las loas por destrabar el conflicto. Como ocurre con la mayoría de los mortales, estos vecinos desean resolver su problema; no más que eso.
Y en ese tren, llevaban semanas intentando conseguir una reunión con Rogelio Iparraguirre, en la que le pedirían que interceda ante la Provincia para que la culminación del barrio sea considerada una prioridad. Finalmente, el secretario del bloque del Frente de Todos les confirmó que habrá encuentro, aunque les pidió que aguarden a que el presidente de la bancada se entreviste con el titular del Instituto de la Vivienda.
Según le llegó a este Oído, Iparraguirre irá a La Plata el próximo miércoles y tiene en agenda ver al flamante director del Instituto, a quien consultará por los barrios con obras pendientes en la ciudad. Al regreso, con esas novedades, concretará el cónclave con el grupo de municipales que están ansiosos por lograr alguna precisión.
En paralelo, el último viernes, Roberto Martínez Lastra viajó a Mar del Plata y se encontró con el delegado de esta zona, Mariano Zurita. Al regresar, posteó una foto en las redes sociales, pero nada decía acerca del resultado de las gestiones.
Lo que también tiene confirmación y sigue en pie es el encuentro que los adjudicatarios van a mantener con Zurita, quien estará el viernes próximo en Tandil, en una intensa jornada de trabajo que también incluirá una visita al barrio que construye Mujeres Sin Techo.
DATOS QUE SE FILTRAN
La noticia de la reapertura de la exLoimar generó enorme expectativa en momentos difíciles para la economía. La situación cambiaria derivó en una reactivación incipiente de la construcción, que en Tandil se hizo evidente en las últimas semanas. En simultáneo, nadie lo dice a viva voz pero basta con dar una vuelta por los corralones para confirmar que algunos materiales están en falta. En ese escenario, contar con ladrillos de calidad y cerca será un alivio para muchos.
Ya en el plano de las repercusiones, el grupo de trabajadores que se sumó a la firma Tandilceram, que pondrá en marcha la producción, mantuvieron un encuentro con el Intendente y le solicitaron que garantice una vuelta al trabajo en paz.
Mientras se llevaba adelante la reunión en el despacho del jefe comunal, una decena de operarios realizaba una vigilia en el paseo Intendente Martínez. Según se supo, asistieron en apoyo a la comitiva, por si los delegados gremiales se enteraban y decidían movilizarse a la Municipalidad.
En la previa, reinaba cierto temor porque se filtrara la información de la visita a Lunghi y temían por la posibilidad de que ocurriera algún altercado. Lo más llamativo fue que la desconfianza apuntaba a ciertos actores municipales que estaban al tanto de la visita a la comuna y que podrían hacer correr la voz hacia el sector que conduce el sindicalismo ceramista.
AUTOMOVILISTAS OFUSCADOS
El miércoles en oportunidad de realizarse la caravana por la legalización del aborto, las manifestantes recorrieron las calles céntricas en bicicleta.
Al no haber cortes de tránsito programados en ese sentido, como suele realizarse en las distintas movilizaciones, cuando arribaron a la Municipalidad y se situaron con sus bicicletas sobre calle Belgrano, los automovilistas que estaban detrás comenzaron a ofuscarse y tocar bocina con insistencia.
Luego de un rato, las manifestantes tuvieron que hacer lugar para que los enojados automovilistas pudieran continuar su trayecto.