En una sociedad rota, ni las colectividades se salvan
La colectividad italiana se dividió por los festejos y el Intendente Lunghi se excusó de participar por el enfrentamiento.

El diccionario de la Real Academia española define a la colectividad como el “conjunto de personas reunidas o concertadas para un fin”. En efecto, por estos lares se las identifica precisamente por esa pasión y necesidad de homenajear a los ancestros, respetar las raíces, rescatar la tradición de aquellos que llegaron por estas tierras con el sueño de un mundo mejor, para ellos y su herencia.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailAquella ilusión parece haber quedado lejos ante una sociedad como la actual, en la que ya las instituciones y quienes la componen se han encargado de dinamitar toda credibilidad. Donde la palabra más que nunca se la lleva el viento y poco importa lo que se dice, afirma o se declama, ni siquiera en aquellas entidades que presuponen que sus integrantes están unidos por el mismo fin sin mayores réditos que el orgullo de pertenecer y parecen ir enlodándose en aquel mismo pantano en el que la sociedad toda se ha acostumbrado a convivir.
Con jueces que han perdido el decoro, dirigentes políticos agrietados por el solo propósito de su propia subsistencia en su ecosistema, periodistas que se olvidaron de informar y apenas opinan y/o operan sin cesar, difícilmente en la las entidades intermedias, en la calle, no se salpiquen con el mismo lodo, provocando una rotura expuesta en la civilidad que no sabe cómo ni a donde ir más allá de aspirar a mirarse su ombligo.
Y en Tandil también
La reflexión viene a cuento por algunos mojones recientes que la tandilidad vino digiriendo casi sin pestañar. Un club cuyos voluntarios dirigentes se pelean, discuten internas y van a elecciones por razones que la razón no entiende y el que pierde pega el portazo. Una peña tradicionalista de alto reconocimiento protagonizando un escarnio inusitado con egos exaltados, fugas de talentos y denuncias escandalosas, y ayer, otro botón de muestra: la colectividad italiana dividida en los festejos que obligó al mismísimo Intendente a tener que excusarse de participar precisamente para no ser parte de la grieta.
Si bien se recuerdan las movilizaciones de ayer, cuando militantes supuestamente coincidentes en defender, levantar y nunca plegar las banderas de Derechos Humanos, hacían lo imposible para empañar el sentido de la proclama con marchas y actos divididos, salvando las distancias ahora otras instituciones transitan por la misma intolerancia que promueve la ruptura, el fracaso.
Tal vez no pocos lo asuman como una anécdota, incluso risueña, pero otros tantos no dejan de advertir que este tipo de situaciones se replican sin más, casi como una forma de vivir, ciertamente insoportable.
A más precisiones, ayer había dos –sí dos- almuerzos por el aniversario de la República de Italia. El intendente Miguel Lunghi fue invitado a sendos encuentros, pero no fue a ninguno, y dio las explicaciones de su ausencia.
La carta
“Me dirijo a ustedes con un afectuoso saludo y en nombre del pueblo de Tandil, para agradecer muy sinceramente las amables invitaciones cursadas con motivo de la conmemoración del 79º aniversario de la República Italiana.
He tomado la decisión de no asistir a ninguno de los encuentros organizados por ambas instituciones, no por falta de aprecio ni de interés, sino para evitar, con absoluta honestidad, contribuir a cualquier gesto que pueda interpretarse como una toma de posición o una profundización de divisiones dentro de una comunidad tan valiosa como lo es la comunidad italiana de Tandil.
Por el contrario, quiero manifestarles mi compromiso personal y del Municipio para contribuir a un camino de unidad y cooperación. Los comprometo, respetuosamente, a que juntos busquemos caminos de encuentro, y me ofrezco a colaborar para que se pueda avanzar en un acuerdo que permita compartir y potenciar el uso de la sede de Pinto 47, transformándola en la verdadera ‘Casa de todos los italianos’. Un espacio de encuentro, memoria, proyección y trabajo común, que podamos mejorar y ampliar con el acompañamiento del Municipio.
En tiempos que requieren más que nunca del entendimiento y la colaboración, deseo poner en valor el esfuerzo y el compromiso que cada una de sus organizaciones demuestra día a día. La historia de Tandil está profundamente marcada por el aporte de la comunidad italiana, y seguir ese legado implica también dar ejemplo de unidad, de diálogo y de trabajo conjunto.
Como descendiente de italianos, conozco de cerca la idiosincrasia, el empuje, el amor por el trabajo y los valores que definen a esa comunidad. En lo personal, llevo con orgullo esa raíz, que me ha acompañado siempre y que me ha enseñado que la familia, el respeto, la solidaridad y el compromiso con el otro son los verdaderos motores de una sociedad más justa.
Creo firmemente que las instituciones, y especialmente aquellas con tanto arraigo y representación comunitaria como las que ustedes conducen, tienen la oportunidad —y también la responsabilidad— de mostrar que es posible construir desde las coincidencias, sin dejar de lado las diferencias. El camino de la unidad no siempre es el más fácil, pero sí el más valioso y necesario en momentos de incertidumbre. Nuestro Tandil necesita más puentes y menos muros, más abrazos que grietas.
Les hago llegar mis felicitaciones por estas celebraciones, que honran los valores democráticos y republicanos, y renuevan el compromiso de seguir fortaleciendo los lazos entre nuestras comunidades.
Con mi mayor estima y respeto,
Dr. Miguel Ángel Lunghi
--
La carta transcripta fue leída a viva voz en ambos almuerzos por representantes del Ejecutivo que asistieron el convite en representación de la comuna. Juan Pablo Frolik y Micaela Saconi, por un lado, Alejo Alguacil por el otro.
Apenas un gesto cual quijote de un Lunghi que parece pelear contra los molinos de viento. Tal vez la colectividad italiana haya escuchado y aceptado el convite. Ojalá que los demás también.
Hace apenas unos días, precisamente en el marco de dicha celebración, en la portada del Parque Independencia (levantada por la colectividad italiana) uno de los integrante de una de las agrupaciones señaló: “Honramos a quienes lucharon por un país, libre, justo y solidario y reafirmamos nuestro compromiso con los valores republicanos de igualdad, justicia y fraternidad”. Sería bueno que se refresquen las ideas proclamadas…