Entrevista a la abogada de la trabajadora municipal abusada: “El Municipio se ocupó de descreer, de mirar para otro lado”
Martina Papadópulos defendió a la víctima de abusos por los que fueron condenados dos trabajadores del Municipio.
Dos empleados municipales que forman parte de la planta del Juzgado de Faltas 1 y 2 fueron condenados por abuso sexual hacia una ex compañera de trabajo. En una extensa entrevista, El Eco de Tandil dialogó con Martina Papadópulos, quien defendió a la víctima durante el juicio reciente. La abogada planteó su conformidad con la sentencia del juez, señaló el desafío de su clienta de “rehacer su vida”, y manifestó críticas sobre el accionar del gobierno comunal en el proceso.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Más allá de que ella (la víctima) había manifestado esta situación ante el Secretario de Legal y Técnica en aquel momento, con una denuncia que decía expresamente que había sido víctima de situaciones de abuso sexual, nadie, nadie nunca le dio curso a esa denuncia. Fue eso lo que también motivó a que ella tenga que alcanzar la denuncia penal. Se la había derivado en su momento con la directora de Género del Municipio, y tampoco, nada. El Municipio se ocupó de descreer, de mirar para otro lado. Por lo menos de mirar para otro lado, para ser benévola”, sostuvo Papadópulos.

Fue el pasado lunes 30 de junio cuando se dictó la condena a los dos trabajadores municipales acusados de abuso sexual. Los hechos se registraron a mediados de 2019, y la investigación comenzó cuando la víctima radicó la denuncia en la Comisaría de la Mujer.
Según lo informara en su momento El Eco, el juez Carlos Pocorena resolvió condenar a la pena de dos años y tres meses de prisión –de ejecución condicional, por lo que no irá a la cárcel-, a uno de los imputados por resultar autor penalmente responsable del delito de abuso sexual simple. El otro de los acusados fue sentenciado por el mismo delito a una pena condicional de un año y seis meses.
La víctima había denunciado distintas situaciones de acoso de parte de los imputados, las cuales escalaron hasta el momento en el que uno de ellos se bajó los pantalones, tomó la mano de la mujer y la obligó a tocarle sus partes íntimas. En su testimonio, la denunciante había descripto también que el abusador era por entonces delegado del Sindicato de Trabajadores Municipales, y la asediaba a través de la distribución de beneficios como horas extras.
La doctora Martina Papadópulos forma parte del staff de abogados del Estudio Jurídico Perelló, con sede en la ciudad de Mar del Plata. Asesoró a la víctima durante un proceso al que hizo referencia como “un caso que nunca vi”.
Conformidad con la condena
-Como defensora de la víctima ¿Qué mirada tenés sobre la sentencia dictada por el Juez?
-Martina Papadópulos: Estoy bastante conforme con la condena, más allá de que no son las penas que había pedido yo, porque el fiscal pidió penas bastante más leves. Pero realmente estoy conforme en el sentido de que el Juez, que tiene como tope las penas que exigen las partes acusadoras, se acercó bastante a lo que yo había solicitado. Y la sentencia es un poco un producto de todo lo que sucedió en el juicio y lo que pudimos lograr acreditar junto con el fiscal.
Entonces, estoy conforme, porque en definitiva también es algo bastante simbólico. Para la víctima principalmente, pero también para todas las otras chicas que en menor medida, o en algunas situaciones muy similares a las que sufrió ella, se sintieron agraviadas por estos dos hombres, estos dos compañeros de trabajo, que no es menor.
-Esos casos previos fueron clave en el juicio…
-En casos donde vos tenés únicamente la palabra de quien sufre el hecho, en este caso el abuso sexual, tenés que reconstruir, sostener la credibilidad de ese testimonio. Tenés que tratar de lograr que crean en la palabra de esa persona. No es una fe ciega lo que se tiene. Hay que creerle a la víctima en la medida en que su declaración se encuentre respaldada en otros elementos, en otros indicios, en otras situaciones objetivas, que lo que hacen es justamente dar fuerza a esa credibilidad.
A veces escucho que hay que creerle a alguien porque es la víctima. No, no hay que creerle porque es la víctima. No hay que creerle a ninguna persona con una fe ciega. Lo que hay que hacer es sustentar y brindar en el debate los elementos para construir esa credibilidad.
Su palabra siempre fue la misma, nunca tuvo ninguna contradicción en todos los relatos que vino haciendo durante todo el proceso ante distintos organismos judiciales o administrativos. Eso es una palabra creíble.
-Y los testimonios de otras mujeres acosadas o abusadas ayudaron en ese sentido…
-Claramente, porque ella no fue la única a la que le sucedieron esas cosas.
- ¿Qué te transmitió tu defendida después de la sentencia?
-Ella estaba muy emocionada. Es una chica súper tranquila, que se ha visto vulnerada por todas las áreas de la administración pública, y la verdad es que eso es lo que sentía, que finalmente había sido escuchada. Que su palabra había sido escuchada y le habían creído.
Entre ella y las mujeres fueron a declarar que de hecho muchas seguían siendo compañeras de trabajo de los dos hombres- y así todo, con el temor que vivenciaron por estar declarando en contra de personas que tenés que cruzarte todos los días, igualmente dijeron cosas que apoyaban la declaración de mi clienta.
-¿Esos testimonios fueron frente a los condenados?
-Solo una chica declaró frente a ellos, pero después advertí una situación en la que me parecía que había cierta tensión, para decirlo de alguna manera, y algunas me lo habían manifestado expresamente, de que no querían declarar en frente de ellos dos.
Así que yo pedí que se fueran a otra parte, porque ellos tienen el derecho de escuchar, todo el juicio, pero que no estuvieran físicamente en la misma sala, que es una sala chiquita, donde estaban declarando estas chicas, que en muchos casos tenían que decir cosas que por ahí no eran favorables para ellos.
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“El Municipio se ocupó de descreer”
-¿Qué análisis hacés sobre este caso con respecto a otros en los que trabajaste?
-Fue un caso que nunca vi, porque he tratado casos quizás de mayor gravedad, me refiero al hecho en sí mismo. Pero a mi clienta, la víctima, se la tildó con todos los estereotipos que una se puedas llegar a imaginar. No faltó uno solo, y de eso también se hicieron eco los funcionarios municipales.
Estamos hablando de gente con puestos altos en la administración pública, que después de la Ley Micaela, entiendo que debieron hacer capacitaciones en materia de violencia contra la mujer y la verdad que si las hicieron no surtieron ningún efecto.
Porque realmente acá se trató de denigrar completamente a esta chica, de cómo trabajaba, de que si hacía lío. Lo que quedó claro es que había un conflicto de fondo entre compañeros, pero que eso exacerbó la situación de malestar en la que se encontraba ya mi clienta. Y nadie ponía ningún freno.
En ese sentido fue bastante complejo el caso. Con el fiscal tuvimos que lograr separar, primero que eran mentiras todas las cosas que se estaban diciendo en relación a cómo era esta chica. No había tenido ningún sumario en toda su vida. El único sumario que tuvo se lo hicieron por haberse negado a trabajar al lado de la persona que la había abusado.
-¿Qué rol tuvo el Municipio en este proceso?
- Más allá de que ella había manifestado esta situación ante el Secretario de Legal y Técnica en aquel momento con una denuncia que decía expresamente que había sido víctima de situaciones de abuso sexual, nadie, nadie nunca le dio curso a esa denuncia. Fue eso lo que también motivó a que ella tenga que alcanzar la denuncia penal.
Se la había derivado en su momento con la directora de Género del Municipio, y tampoco, nada. El Municipio se ocupó de descreer, de mirar para otro lado. Por lo menos de mirar para otro lado, para ser benévola.
Y por otra parte de trasladarla a ella, trasladarla constantemente de un área a la otra y ella ir transitando por distintos lugares de la administración municipal con el cartel en la frente de la persona que había denunciado, de quilombera, y con todas las implicancias que tienen este tipo de cosas en lugares donde los rumores corren rápido.
Donde te estigmatizan por haber hecho tal o cual cosa. Entonces esa fue la actitud que tuvo el municipio, trasladar a la persona que había sufrido y dejar a los victimarios tranquilos. En su lugar de trabajo.
-¿Cómo sigue esto?
- Ahora, aguardando que esto quede firme. Son penas de ejecución condicional, estas personas no van a ir presas. Pero sí tienen que cumplir con ciertas reglas de conducta durante un plazo que estableció el juez, que es de dos años. Y no pueden tener ningún tipo de contacto por ningún medio, con la víctima.
Ella no quiso presenciar el juicio, declaró y se fue. Por el temor que estas dos personas le generaban. Y esta restricción de acercamiento es importante para que esta mujer pueda volver a rehacer su vida. Porque ella, durante todos estos años, dejó de hacer todo. Iba del trabajo a la casa de sus padres y nada más, no iba a eventos sociales, no salía. Todo por el temor que le generó.
Y esto no lo estoy diciendo yo, ni me lo dice ella, está corroborado por las psiquiatras que la atendieron y que la atienden en este momento.