La historia de Néstor, corazón argentino y sangre croata del pueblo que hizo los adoquines de Tandil
En otra entrega de Rumbo al Mundial con las Colectividades, El Eco de Tandil visitó a Néstor Pavic, referente de la colectividad croata en la ciudad. Relató la llegada de sus antepasados a la ciudad, donde trabajaron la piedra y dieron forma a los tradicionales adoquines de las calles tandilenses.

Al momento de encender el grabador, sentado en el sillón de su recibidor lleno de banderas, mapas, fotos, libros, escudos y decenas de recuerdos, el entrevistado lanzó una presentación directa: “Mi nombre es Néstor Pavic y soy de origen croata”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailA partir de ese momento, valiéndose tanto de documentos como de un profundo conocimiento, comenzó a narrar una historia de antiguos monarcas, guerras, países que se dividieron, reunieron y volvieron a dividir. Una historia que se remonta al siglo VI, cuando una partida de ajedrez definió el nombramiento de un Rey y dio origen al mito detrás del escudo croata identificado con el damero. Una historia que llega hasta pocas décadas atrás, cuando -en junio de 1991- Croacia declaró su independencia. En el medio, contará Néstor durante la charla, se entretejió el origen de las medialunas, los perros Dálmatas y hasta el nombre “Split” de los aires acondicionados.
Porque la historia de Croacia es, como definió Néstor, la de un “pueblo sufrido”, ubicado en un lugar conflictivo donde se originó más de un enfrentamiento bélico, de los que quizás el más recordado sea el de la Primera Guerra Mundial. Y en el marco de esa historia, en 1910 arribó a la Argentina un inmigrante que al llegar a Buenos Aires preguntó: ¿Dónde quedan las montañas?”, y entonces, unos porteños algo confundidos, le indicaron el camino que lo trajo a Tandil.