Miguel Iademarco, candidato del FIT en Tandil: “Queremos que por primera vez en la historia haya una voz de izquierda en el Concejo Deliberante”
Entrevista a fondo con el candidato a primer concejal por el Frente de Izquierda.

“Acabo de pagar las fotocopias de los volantes que vamos a repartir ahora”, dice Miguel Iademarco, y lo que cuenta es una definición de la campaña del FIT en Tandil. “A pulmón”, sin local partidario y con la colaboración de vecinos y vecinas –jubilados, fotógrafos, docentes y otros- que se sumaron en el último tiempo a un desafío complejo, lograr que “por primera vez en la historia haya una voz de izquierda en el Concejo Deliberante”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailNacido en Tandil, Miguel Iademarco tiene 39 años. Hizo la secundaria en Polivalente, trabaja como docente de música en Gardey y los fines de semana viaja a La Plata, donde se desempeña como no-docente en la UNLP. En el 2006 empezó a militar en el PTS y desde entonces participa en política. Habrá quien recuerde su firme desempeño en el debate de candidatos a Intendentes en el 2023, cuando planteó con argumentos diversas problemáticas de la ciudad y la mirada de su espacio para abordarlas.

En un presente marcado por cierto descontento en general con la política, Iademarco dice que “hay que transformar la apatía en organización, volverla lucha”. Como primer candidato a concejal por la lista del Frente de Izquierda (FIT), manifestó la idea de “abrir las puertas del Concejo Deliberante, porque queremos poner un germen de un gobierno distinto, y de una forma distinta de sociedad”.
Durante la charla con El Eco de Tandil, el candidato destacó la “coherencia” del FIT y aseguró que “si bancás a la izquierda, sabés lo que votás, sabés lo que apoyás”. En el caso de obtener una banca, señaló que buscará incorporar las voces directas de los vecinos involucrados en la salud, la educación y otros temas que forman parte de la plataforma. Entre ellos, un “transporte público municipal”, un plan de vivienda, escuelas y caminos en condiciones, producción sin agrotóxicos, aumento del presupuesto para salud pública, un plan de emergencia para jubilados y discapacitados, políticas de género y que “los funcionarios cobren como un trabajador”.

“Una voz de la izquierda en el Concejo”
-¿Cómo te imaginás a la izquierda en el Concejo Deliberante de Tandil?
-Me parece que sería una experiencia y un aprendizaje impresionante. Y que hay una cuestión democrática, porque no podemos considerarnos todólogos. Si vamos a pensar la salud o la educación pública, no sabemos más que un cirujano o una enfermera. ¿Cómo no convocan al personal de salud para que expliquen, para pensar las prioridades? ¿Qué pasa en los centros de salud? ¿Qué pasa en el Hospital? ¿Cómo no convocar a docentes, a lo auxiliares? O sea, hacer comisiones donde se discuta profundamente la salud, la educación, el ambiente.
Entonces, nosotros decimos de darle voz a todos esos reclamos, pero en el sentido de abrir las puertas del Concejo, que ingresen los sectores que realmente están profundizados desde hace años en las problemáticas. Falta una voz distinta en el Concejo, y que realmente se escuchen las voces que no se escuchan.
Para empezar a pensar que la política puede ser otra cosa, porque todo este descontento se apoya sobre bases reales, más allá de las opciones que se tomen después. Y es que siempre te cagaron, siempre dijeron una cosa e hicieron otra, y no hay ningún tipo de control, y no hay mejor control que abrir las puertas y ver qué vota cada concejal, qué propone, de qué manera.
Hay que pensar en una forma de gobierno distinto y es con una participación de los sectores involucrados y especializados, o sea, los trabajadores que hacen mover en la ciudad todos los días.
-En el volante que reparten hablan de “invertir las prioridades”….
-Claro, porque ¿Qué vamos a priorizar? ¿Luces violetas en Murallón o que las jóvenes en los barrios como Villa Aguirre tengan anticonceptivos? Yo estoy dando clases y la última semana en Gardey no andaban los baños en una en una escuela de adultos mayores que quieren terminar la primaria. ¿Qué es mejor eso o doscientos cotonetes por el bicentenario? De un baño estoy hablando, no de reconstruir una escuela. Entonces, hay que invertir las prioridades y la forma es darle voz a todos los sectores que saben cuáles son las problemáticas.
El transporte es otro de los temas, se piensa como un servicio o como un negocio, no se considera un derecho. ¿Cómo la Municipalidad no se puede hacer cargo de un transporte público? ¿Por qué tenemos que pensar en función de si el grupo que representa Albanese tiene más o menos o menor ganancia y no, si llega a todos los barrios, si la frecuencia es la que corresponde, si el valor es el que corresponde?
-¿Qué podría hacerse?
-Organizar una comisión entre usuarios, pasajeros, estudiantes, que planifiquen hasta dónde tiene que llegar. Comisiones de los barrios. Una de nuestras propuestas es que haya un transporte municipal, que no puede ser un negocio, que los derechos no pueden ser un negocio.
Hay un montón de cosas que podríamos hacer en el Concejo Deliberante, como rever la ordenanza que anula la cautelar que impide que se fumigue a sesenta metros de una escuela. Hoy estamos pensando en todos los avances del Conicet, pero a nivel local hay muchos estudios que analizan el agua, los animales, la tierra, y eso se desconoce en función del agronegocio.
Me parece que eso podría ser un paso adelante en fortalecer todas esas peleas e ir encontrando una solución. Pero una solución donde se pueda mirar la vida con los ojos de los trabajadores, porque cualquier otra campaña está desconectada.
-La campaña ya empezó…
-Sí, y en este marco de apatía y de frustraciones, poder meternos en la agenda política con otra forma de hacer política, entusiasma. Sabemos que es difícil pero en este escenario es interesante que en Tandil por primera vez haya una voz de izquierda en el Concejo Deliberante. Poder salir de esa fauna tradicional que tanto frustró, que tanto mal hizo.
Hay una desconexión muy grande entre las campañas políticas, entre la forma de gobernar y lo que vivimos todos los días. En eso son honestos, de alguna manera. En otras cosas no, pero digo, son honestos en el sentido de que viven descolocados de las necesidades sociales. De lo que pasa en los barrios, de las necesidades de la salud pública.
Y después, hay una garantía de que si bancás a la izquierda, si votás a la izquierda, si apoyás a la izquierda, sabés lo que apoyás. Cuando votás a otras listas, no sé. Por ejemplo ahora, no sabés qué van a hacer los diputados con el veto de Milei a la emergencia en discapacidad o el aumento miserable que se le dio a los jubilados.
A pesar de que muchos asumieron con un discurso, en el caso de peronismo, en el caso incluso de radicales, de ser opositores a lo que ofrecía Milei, hoy no se sabe qué va a pasar. Entonces, la gente votó opciones electorales o fuerzas políticas que después hacen lo que quieren.
De la bronca a la organización

-Estuvieron volanteando en los barrios. ¿Con qué se encontraron?
-Nos encontramos con que decimos elecciones o decimos campaña, y la gente dice que está cansada que le roben, que le mientan, que tuvo una experiencia con tal y dijo una cosa e hizo otra.
Aparte en Tandil nos conocemos bastante todos, y todos tuvieron, de alguna manera, algún acceso a charlar con algún concejal o algún candidato. Entonces, la norma es que hay una apatía general con las fuerzas tradicionales que, por suerte, cuando nos ponemos a charlar, la izquierda no es parte de eso.
Pero lo que vi, para mi sorpresa, es que hay avidez por ver algo diferente. Yo no sé si eso va a impactar en revertir, de alguna manera, lo que venimos viendo, que es una abstención electoral muy grande de todas las elecciones adelantadas que hubo.
Todo lo que se genera alrededor de la discusión sobre la apatía, es una oportunidad para la izquierda para dialogar y decir que es posible hacer política de otra forma, y en eso estamos. Se sabe que la izquierda no se vende, no tranza.
-Pero no es la primera vez que hay apatía en Argentina. Muchas veces la izquierda fue una alternativa en esos casos, pero en el último tiempo surgió una fuerza nueva que es La Libertad Avanza. ¿Cómo hacer política en este contexto donde la izquierda señala un rumbo pero la gran mayoría de las personas votó en sentido contrario?
-Es un desafío. Es un desafío y un fenómeno que se da a nivel internacional, donde las derechas más radicales, desde el punto de vista de las derechas, tienden a fortalecerse. Pero me parece que habla de un desgaste de las fuerzas tradicionales, de un descreimiento en eso.
A la vez, no puede decirse que eso tenga algo de progresivo, pero esa bronca tiene algo muy sano y muy peligroso a la vez. Pero el desafío de la izquierda es desenmascarar eso, desenmascarar que no vienen contra la casta sino todo lo contrario, a profundizar la desigualdad y la precarización laboral.
A esa apatía hay que volver la organización, hay que volver la lucha. Y hay que abrir las puertas del Concejo Deliberante, porque queremos poner un germen de un gobierno distinto, y de una forma distinta de sociedad.
Es un laburo difícil. Yo acabo de pagar las fotocopias de los volantes que vamos a repartir ahora. Milei estuvo durante dos años y medio, en el marco de una apatía de frustraciones generales, saliendo como panelista, y de ahí se disparó.
No por no reparar en desaciertos de la izquierda, en el sentido de que podríamos haber dialogado de una forma mejor, errores tenemos todos, pero la coherencia la tenemos nosotros nada más. Vos podés estar en acuerdo o en desacuerdo, pero esto fue lo que planteamos siempre, a veces lo decimos mejor, a veces nos sale peor.
No estamos hechos para las entrevistas, sino que somos militantes, estamos en la calle, nos organizamos nuestro laburo, la peleamos, bancamos a los jubilados, nos bancamos la represión. Eso somos nosotros. Pero con el norte puesto en que estemos donde estemos vamos a repudiar y vamos a sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera, en cualquier parte del mundo.
-Por lo menos a nivel local, imagino que no están mirando encuestas, pero saben que están lejos de poder ingresar al Concejo…
-Sabemos que es difícil. No miré encuestas y toda la gente que conozco no fue encuestada (ríe) Pero bueno, la campaña no terminó y tampoco la vida se nos va en eso.
Pero sí, queremos entrar y vemos que es una posibilidad en el marco de la apatía, en el marco de que la gente que va a ir a votar, va a hacerlo decidida por algo. Estamos apelando a que la gente no se quede masticando bronca en su casa.
Cuando recorrimos las estaciones de servicio le ofrecemos volantes a los playeros, a los que laburan en un comercio y les decimos que entendemos qué les pasa. Nosotros podemos hablarle a esa gente.
Hay un país para el que no están gobernando, y en la ciudad pasa lo mismo. Tandil es una traducción de eso.
Redactor El Eco de Tandil