Portal de Belén guía a las familias que acompañan a chicos en el duro camino de las medidas de abrigo
La ONG convoca a familias solidarias para recibir a niños, desde recién nacidos hasta adolescentes, mientras se resuelve su situación personal. La clave es darles amor, integrarlos a la rutina y desde el principio, trabajar para poder soltar y que sigan el camino que defina la Justicia. “Somos un puente para que esta etapa dura la transite de la mejor manera”, definieron las integrantes.
Portal de Belén Familias de Acompañamiento asumió la solidaria y noble tarea de convocar y guiar a aquellas personas dispuestas a recibir a niños que atraviesan una medida de abrigo dispuesta por la Justicia. Se trata de brindarles amor y protección, por un tiempo, y luego soltarlos para que puedan seguir su camino junto a sus vínculos biológicos o con padres adoptivos, de acuerdo a lo que resuelvan los juzgados.
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Agustina Schang, Macarena Isely, Bárbara Johansen y Silvia Santamaría contaron los detalles de este proyecto, que está atravesado por el amor, la esperanza y el profundo deseo de construir un mundo mejor. “Somos un puente para que esta etapa dura el niño la transite de la mejor manera”, definieron. Convencidas de que será más beneficioso que compartan los tiempos difíciles con una familia que les dé amor y los proteja que estar en un hogar, llamaron a aquellos que estén interesados en informarse y deseen sumarse a esta experiencia transformadora.
Los interesados en ser parte de este proyecto se pueden contactar por Instagram y Facebook, en Portal de Belén Tandil. Además, se puede colaborar para conseguir pañales, ropa, carritos, cama y todo lo que puedan necesitar las familias solidarias que en cuestión de horas se enteran de que llegará un integrante más a sus hogares. “Si hay gente que quiere colaborar en esta gestión, es bienvenida”, alentó Bárbara.
Cuidar y amar
En la primera etapa de la ONG, Agustina y Macarena recibieron en sus hogares a dos niños y vivieron desde adentro la experiencia. Con el paso del tiempo, coincidieron en lo bueno que es para los chicos poder convivir con una familia, de manera temporal, que los suma al ritmo y la dinámica de su casa, pero además les proporciona herramientas para el futuro. Todo se construye de modo natural, desde el cariño y con la simpleza de lo cotidiano.
Sin ánimo de desmerecer a las instituciones que –“por suerte, en Tandil funcionan espectacular”-, Macarena expuso que “creemos que lo mejor que le puede pasar a un chico en esa situación difícil de la vida es estar en una familia”. Ella tomó la posta de Agustina, quien recibió a dos hermanos muy pequeños durante 14 meses, que luego estuvieron un tiempo en la casa de Macarena. Hoy, esos chicos ya se encuentran con su familia adoptiva, la que hoy valora la oportunidad que tuvieron los pequeños de vincularse con estas personas solidarias.
El proyecto se reactivó el año pasado y hoy cuenta con cinco familias que acompañan a niños con medidas de abrigo, desde recién nacidos hasta los 6 años. Esta tarea donde resulta esencial abrir el corazón, requiere de más personas comprometidas en ayudar a los pequeños que serán protagonistas en el futuro de la comunidad.
En ese sentido, Agustina resumió que se trata de “cuidarlos como si fueran tus hijos, sabiendo que los recibís, que los cuidás por un tiempo y que se van a ir. En ese tiempo, les damos amor y herramientas para que puedan manejarse en la vida”.
En las reuniones con las familias interesadas en participar de la propuesta, les transmiten que desde el momento en que reciben a los niños deben empezar a trabajar en soltar, en ese instante en que vencerá el plazo y ellos continuarán su camino, que podrá ser con su familia de sangre o con una adoptiva, decisión que siempre está en manos de la Justicia. “Te encariñás, es parte de esto. No sirve si no hay amor”, resumió Bárbara.
Lo formal
Portal de Belén es parte del programa Familias Solidarias, que depende del Organismo de Niñez de la Provincia. La ONG fue contactada por el Servicio Zonal, a través de la doctora Claudia Boulocq, para convocar, guiar y apoyar a los participantes, a partir de un trabajo en conjunto.
La organización convoca a las familias, las invita a reuniones, las conoce, las acompaña al Servicio Zonal y les brinda apoyo en la misión de proteger a chicos desde recién nacidos hasta adolescentes. En los encuentros, comparten experiencias y testimonios de personas que ya fueron protagonistas del programa.
“Resaltamos esto de tener la maternidad y paternidad resueltas, que no se confundan porque no es un programa para adoptar. Bajo ningún aspecto el proyecto es para adoptar. Lo tienen, lo cuidan y cuando el Servicio o el Juzgado lo digan, lo entregan”, advirtió Macarena para evitar falsas expectativas.
Otra situación que evalúan es la compatibilidad con la familia que los va a recibir, en cuanto a edades y sexo, como así también las posibilidades de la infraestructura del hogar, las rutinas y las actividades cotidianas como el empleo.
Por otra parte, desde el Servicio Zonal visitan las casas de los postulantes –puede ser una familia monoparental o una pareja con o sin hijos- y los entrevistan. Entre los requisitos, no deben tener antecedentes penales, no estar en el listado de deudores alimentarios, no estar inscriptos en registros de adoptantes y vivir en Tandil.
Silvia destacó que “es lo opuesto” a querer adoptar y explicó que lo reiteran para no crear ilusiones. “Hay gente que dice ‘no puedo porque me voy a encariñar’. La idea es que se encariñen, pero que sepan que es un servicio que le están prestando a ese chiquito”, definió.
En principio, las medidas de abrigo tienen un plazo de seis meses, aunque el acompañamiento se puede renovar por un tiempo más. “La familia solidaria tiene que estar dispuesta a acompañar a ese chico en todo el proceso, darle amor y herramientas para lo que sea que le toque en la vida y también acompañarlo en la vinculación con la familia de origen, que es lo que se hace en esos seis meses desde el Servicio Zonal”, precisó Bárbara y aclaró que la familia solidaria debe asistir a los encuentros de revinculación del niño con sus lazos biológicos.
Por otra parte, también se encargarán de que el niño continúe con la trata de que el niño continúe con la escolarización y si tiene hermanos en la misma situación, de sostener el vínculo. En resumen, de garantizar que cumpla con las rutinas conforme a cada edad.
Unidas para siempre
Las historias de Agustina y Macarena se juntan en un hito trascendental en sus vidas. Ambas acompañaron a dos chiquitos en una medida que, por circunstancias excepcionales, se extendió durante mucho tiempo. “Hoy están en adopción y seguimos teniendo un vínculo casi cotidiano con ellos, que tienen 8 y 10 años”, contaron.
“La idea es que la familia los incorpore a su vida cotidiana. Para los chicos es una experiencia espectacular”, señalaron ambas, que son madres de varios hijos.
“Lo importante es que la familia tiene que estar de acuerdo. No es un proyecto de mamá, de papá, de mamá y papá, es de todos. Aparte de compartir tu casa, tu ropa y tus juguetes, es compartir a tu mamá y tu papá, tus primos, tíos, abuelos y lo que nos toque”, describió Agustina y resumió que “es un aprendizaje como familia, una experiencia única”.
“Uno se vincula en una relación muy particular, que no es madre e hijo, pero lo contenés, lo escuchás, te levantás a la noche cuando tiene una pesadilla, forma parte de tu familia. Siempre está bueno, aunque el chico sea bebé, más grande o un adolescente, transmitirle que lo vas a querer y proteger durante el tiempo que esté y que después va a seguir con lo que le toque vivir, pero ese amor siempre lo va a acompañar”, dijo Macarena.
En resumen, les enseñan a construir vínculos desde el amor y a contar con una experiencia de la vida en familia que los acompañará en el futuro.
Desde la otra vereda, en relación a la experiencia para las familias solidarias, Agustina reseñó que “cambian las prioridades totalmente. Ese tiempo que lo tenés, tu prioridad es él para todo. Para los integrantes de la familia la prioridad es que el nene esté bien, esté contenido, que la pase bien, y dejás de preocuparte por cosas que no tienen sentido”.
LA EXPERIENCIA EN PRIMERA PERSONA
“Traen tanto amor que logran
modificar para mejor los vínculos”
“M” y su esposo se enteraron por una amiga de la existencia de Portal de Belén. El año pasado fueron a una reunión informativa y al regresar al hogar, hablaron con sus dos hijos adolescentes, de 14 y 17 años, que estuvieron de acuerdo en sumarse. En marzo, asistieron a un encuentro donde otras personas contaban sus experiencias. “Al escuchar los testimonios, el corazón nos llevó para adelante”, confió.
En plena cuarentena, lograron anotarse, cumplimentaron los requerimientos y respondieron a las entrevistas, además los visitaron para conocer el hogar. “Un día nos llamaron para saber si aceptaríamos también bebés, dijimos que sí y esa misma noche nos confirmaron que era una beba de unos 20 días, que por el momento no podía volver con la mamá y la tuvimos que retirar de neonatología”, resumió.
La intensa experiencia duró 45 días. Comenzó con las indicaciones del personal del Hospital, ya que la pequeña tenía bajo peso y debían poner especial atención en su alimentación.
“Volvimos a casa con un recién nacido. A aprender todo de vuelta, a conocerla, a conocer sus ritmos, sus quejas, sus llantos, su modo de dormir, todo. La verdad es que tuvimos suerte porque nos agarró en este tiempo de pandemia, donde todos estábamos en casa y teníamos muchas manos que ayudaban”, contó.
“Fue tenerla a upa y el corazón se te abre. Es decir ‘guauu qué fuerte esto’. La beba, una santa, muy buena. Le hicimos muchos mimos, estábamos todos alrededor de ella y tuvimos la suerte de poder estar todos en casa. No tuvimos que desatender a los hijos mayores que siguieron una vida muy normal, con una nueva hermana. Fue una experiencia divina”, transmitió.
Por otra parte, agregó que la beba aceptó la comida, enseguida empezó a aumentar de pesos e iba muy bien en los controles pediátricos. “A los 20 días nos avisaron que la mamá ya estaba lista para empezar a vincularse. Entonces, comenzaron a pactar encuentros en el Servicio Local, siempre supervisados por una trabajadora social”, precisó.
También destacó que “con la mamá fue lindo el encuentro porque siempre la quiso” y la describió como una persona “muy abierta” que “me dejó explicarle por qué estaba con nosotros. Pude contarle que no me había llevado a su hija, que me había anotado en un programa para ayudar a cualquier niño que necesitara pasar por una familia, un hogar, por un tiempo. Ella lo entendió re bien y le pude contar que no me la quería quedar, que en este programa no somos familias adoptantes sino una familia puente para ayudar al niño hasta que su situación se recomponga”.
En cuanto a lo legal, la Justicia resolvió otorgar la guarda de la beba a un tío materno, lo que implicó que la madre pudiera ver con más frecuencia a su hija. “Una mamá súper amorosa. Era todo amor, así que nos deja el alma más contenta”, relató y confió que a pesar de que la extrañan, saben que fue lo mejor que le pudo pasar a la niña.
En este tiempo, entablaron una linda relación con los tíos, a quienes les transmitieron toda la información sobre los hábitos de la beba de sólo dos meses. Hoy siguen en contacto por teléfono, les mandan fotos y hasta pudieron visitarla.
La llegada de la niña movilizó a toda la familia, abuelos, tíos, primos y amigos, y todos la recibieron sólo para brindarle amor. “Nos conocimos todos desde otro punto de vista y la experiencia fue nueva en todo sentido. Fue muy movilizador”, resumió “M” y aseguró que “en dos días era una más de la familia”.
Ahora, a poco de haberla acompañado, confió que “estamos haciendo el duelo de ya no tenerla, porque es como que hicimos un paréntesis y durante un mes y medio cambiaron nuestras vidas un ciento por ciento. Ahora somos los de antes más una bebita que tuvimos. Lo volveríamos a hacer, porque si bien es dolorosa la despedida, te queda el corazón grande”.
Por otro lado, expresó que “algunas personas no entendían por qué lo hacíamos y yo les decía a nuestros amigos que esto no se trataba de nosotros sino que nos brindamos para que los niños estén bien”.
Por último, manifestó que “ellos no llegan a las familias con las manos vacías. Al contrario, traen tanto amor que logran modificar para mejor todos los vínculos y a toda la familia” y aseguró que “por eso no se siente como un sacrificio, al contrario”.