CANILLITA
Raúl Laffargue, cincuenta años en el oficio de canillita
Raúl Alberto Laffargue, “Beto”, atiende en el icónico kiosco de diarios y revistas de Santamarina y Marconi hace más de cincuenta años.
(*) Por Estefanía Ciappina
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Raúl Alberto “Beto” Laffargue contó cómo se convirtió en canillita, cómo era el oficio hace 50 años y cómo es ahora, los personajes y personalidades que han pasado por el kiosco y otras que lo siguen haciendo al día de hoy.
Era alambrador. A comienzos de los 70, trabajaba en La Esperanza, un campo de Magnasco. Un día, desarmando los ranchos, se cayó una columna y tuvo un accidente en la cabeza. Fue atendido en el Hospital de la ciudad. Así conoció Tandil. Tiempo después, una prima lo invitó a bailar a Villa Laza y allí conoció a su señora, Alcira Leonor. Recuerda que le dijo: “Dejá el campo, venite para acá”. Desde aquel momento, Beto y Alcira trabajaron juntos en el kiosco, hasta que ella falleció.
-¿Cuándo y cómo comenzó a trabajar en el kiosco?
-Por aquellos años, los hermanos de Alcira tenían kioscos: uno en Rivadavia y España, y el otro en Colón y Del Valle. Así empecé. Compré un escaparate en Buenos Aires y lo puse. Un día de mucho viento, se volaron un montón de revistas y mi señora estaba sola, entonces fui a hablar con el intendente (Américo) Reynoso, que me ayudó a armar el kiosco como está hoy, salvo las rejas que las puse después.
-¿Cómo era su rutina laboral? ¿Y la actual?
-Antes yo abría el kiosco y de ahí me iba a trabajar a Ronicevi hasta las 2, era soldador. En el local se quedaba mi señora, que atendía hasta mediodía aproximadamente y de tarde yo me quedaba hasta las 10 u 11 de la noche. Otras veces, mi señora se quedaba sola cuando me iba a jugar al fútbol y le traía un choripán, que a ella le gustaba mucho. Cuando ella falleció, todo cambió, estábamos acá siempre trabajando juntos.
Ahora me levanto a las 6 y hago el reparto de El Eco de Tandil. Cuando termino, abro a las 7 y trabajo hasta la 1 aproximadamente. Después duermo un rato la siesta y abro a las 5 hasta las 8 y media.
-¿Cuántos diarios y revistas vendía por día y cuáles eran los de mayor tirada? ¿Y actualmente?
-Lo que más se vendía era Clarín, llegaba a 200 por día. Y luego unas 70 revistas Para Ti, 70 Gente, 25 Vosotras, El Gráfico entre 50 y 70 por semana. Para el Mundial 78 fue impresionante. Se vendían también diarios Actividades, La Voz, Nueva Era, El Atlántico y La Capital de Mar del Plata, La Nueva Provincia de Bahía Blanca, y La Voz de Olavarría. Historietas como Fantasía, Escorpio, D’Artagnan, Intervalo.
Ahora ha bajado mucho, no hay una cantidad fija, pueden ser dos revistas Ohlalá, dos Caras, una Hola. Los cambios de venta fueron por los malos gobiernos, mucha inflación.
Grandes recuerdos
-¿Recuerda qué noticias tuvieron más impacto en las distintas épocas en que le ha tocado trabajar vendiendo diarios?
-La muerte de Perón y la de Maradona. Fue tremendo.
-¿Qué me podría contar de Tandil cuando comenzó? ¿Cómo era el barrio del kiosco en ese entonces?
-Era una ciudad-pueblo, tranquila. Hoy es otra cosa: Lunghi es un revolucionario, la cambió a Tandil, la hizo de nuevo. Cuando cumplí los 50 años como canillita, en el 2013, me agasajaron en el Concejo Deliberante. El barrio del kiosco no cambió tanto. El reloj que antes estaba acá es el que ahora está en la avenida Alvear. Ahora se nota más tránsito.
-¿Hubo sucesos en el país que le hayan quedado muy marcados?
-La muerte de Olmedo me impactó mucho.
Ventas y cambios
-Actualmente, ¿qué vende más?
-Se vende un poco de cada uno, pero no como antes. Por ejemplo, Clarín ahora no se venden más de 10 por día. También salen algunos libros, pero están caros, por ejemplo, el libro del horóscopo chino. O puede ser alguna colección como la de Star Wars, o la revista Genios que me la encargan y se las guardo.
-¿Cómo formó su clientela y cómo se compone?
-Se fue haciendo con los años y el reparto de El Eco a domicilio, a las oficinas, con gente del barrio, de toda la zona, inclusive gente de campo, de Iraola, por ejemplo. Tengo clientes de hace más de 30 años.
-¿Qué perspectivas tiene sobre el futuro del kiosco?
-Tengo más ganas de venderlo que de seguir. El kiosco trabaja bien pero estoy cansado. Si pudiera cambiarle algo, quizás le agregaría regalería.
-¿Ha pensado qué le gustaría hacer cuando ya no trabaje acá?
-Me dedicaría a pasear, viajar, conocer. Tengo la jubilación y ahora tengo otra compañera, así que estoy muy contento por eso.
-¿Conserva alguna anécdota que le gustaría compartir?
-Han pasado personajes que no te imaginás: Scioli en la época que todavía corría en lancha, en su época venía Zanatelli a tomar mate, a veces viene a saludar el intendente Lunghi, estuvo Susana Giménez, Menem. Con ‘el Turco’ nos hicimos muy amigos jugando al fútbol en Uncas, él estuvo acá un par de años, por el 77. Cuando llegó a ser presidente me dijo de ser secretario de la Federación de Canillitas, pero no quise, yo soy humilde.
Acá siempre hablamos mucho de fútbol, te puedo contar algo muy lindo de eso. Hacía 18 años que River no salía campeón. Cuando volvimos a ganar, creo que te hablo del año 1975, embanderamos el kiosco de River; vinieron amigos, conocidos y también los relatores de fútbol de Radio Tandil, así que la caravana salió desde acá. Es un lindo recuerdo que tengo del fútbol y de tantos años vividos en el kiosco.
(*) Esta nota forma parte de la serie de entrevistas realizadas bajo la tutela de la Prof. Carolina Cordi por diferentes alumnos de Práctica Profesional I en la carrera de Comunicación Social para el Desarrollo Local del ISFDyT 10, cada uno de los cuales eligió un entrevistado.