Un ebanista de Mar del Plata asumió el desafío de hacer la estructura para el salame más largo
Juan Salinas se encargó de construir la pieza de madera, que es articulada. En esa estructura, que pesa unos 150 kilos, se llenó el salame y se secó. El sábado viajará en camión hasta el Anfiteatro, para la presentación y medición del chacinado de la DOT, en el marco del Festival de la Sierra. La historia del ebanista que hizo de este evento su causa, tras dos décadas de trabajar con los salamineros tandilenses.
Desde 1996, el ebanista Juan Salinas viaja todas las semanas a Tandil, como proveedor de las empresas productoras de chacinados. En dos décadas, forjó una amistad con los “salamineros” –así los llama- y se involucró con la propuesta de la DOT de lograr el record del salame más largo del mundo. Desde entonces, se encarga del soporte de madera para el picado grueso y de la puesta en escena en el Anfiteatro Municipal Martín Fierro, en el marco del Festival de la Sierra.
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Salinas trabaja desde los 12 años en madera. El ebanista -noble oficio en vías de extinción- trabaja para todo el país y se hizo conocido por su trabajo para la industria de los chacinados de esta ciudad. Testigo de su crecimiento, se ganó la confianza de la DOT (Denominación de Origen del Salame Tandilero), que le encomendó la primera tabla para presentar el salame más largo y todavía forma parte del equipo que se encargará de quebrar otro récord, el próximo sábado por la noche, en la 37ma. edición del Festival de la Sierra, del Folclore y del Salame Tandilero.
“Me dedico a hacer publicidad en madera, hago todo tipo de artículos y puedo hacer cualquier tipo de trabajo en madera. De ahí que hace más de 20 años que trabajo en Tandil, viajo todas las semanas “, explicó el ebanista que realizó parte de su formación en una escuela técnica de Mar del Plata.
En diálogo con El Eco de Tandil, contó que “cuando se inició esto del DOT, me pidieron si les podía dar una mano con el tema de la tabla y como en realidad todos los salamineros de Tandil, directa o indirectamente, son clientes míos, entonces no me pude negar”.
En 2014, le encomendaron la tabla de 16 metros, pero su tarea se fue complicando en la medida en que el salame crecía en longitud y peso. “Tuvimos que hacer una estructura para elaborar el salame ahí, poderlo secar en la estructura y después llevarlo al escenario. Cada vez nos fuimos involucrando más en el tema”, compartió.
Trabajo en equipo
A medida que fueron apareciendo las complicaciones, resolvieron en conjunto el formato del soporte, teniendo en cuenta los requerimientos del personal que elabora el salame más largo y la creatividad del ebanista, que también se encarga de la presentación de la pieza sobre el escenario. Además del llenado sobre la estructura, debían tener en cuenta el secado y el traslado hasta el escenario.
El objetivo es “pulir todos los detalles para que el día de la Fiesta del Salame esté presentado de la mejor manera posible”.
En principio, cuando se presentaba en la tabla, Juan Salinas había utilizado una pasta de madera, pero cuando el salame se volvió demasiado largo, encontraron problemas para colgarlo en el secadero y para trasladarlo. “Se fueron agravando las complicaciones”, dijo el ebanista.
El especialista colabora de manera gratuita y disfruta de esta la propuesta serrana. “Lo hago en forma de agradecimiento a todos los salamineros de Tandil. Trabajo con todos ellos hace 20 años”, reiteró.
Los detalles
El enorme soporte demandaba flexibilidad para poder caminar con todo el salame en una sola pieza sin que se rompa. Con la misión de generar un diseño para una situación inédita, se sentó a charlar con Mariano Frías, “a quemarnos la cabeza para ver cómo lo íbamos a hacer”. Con las ideas del especialista en marketing y la técnica de Salinas, salió esta estructura articulada que este año demandó retoques y mejoras para exhibir el salame de 93 metros y 273 kilogramos.
“La única forma que teníamos era armar una estructura articulada, que la podamos sacar de la parte de elaboración, poder llevarla al secadero, sacarla del secadero, subirla al camión, y después bajarla y subirla al escenario. Todo eso fue agravando el tema, pero es un desafío que para la persona de oficio, que me vengan a plantear algo que no saben cómo solucionarlo, tiene una satisfacción doble porque no lo podría hacer cualquiera” y refirió que requirió “poner en funcionamiento todo lo que sé del oficio”.
Eligió el Grandis, una variedad de eucaliptus semidura, tratada en secadero, entonces no se dobla ni se parte fácilmente. “Tuve que buscar una madera que tenga resistencia, que pueda soportar los kilos que lleva el salame ya que este año supera los 250 kilos lo que se usó. Entonces eso tiene que ser liviano para llevarlo y tiene que estar lo suficientemente rígido para que no se rompa”, describió y agregó que el material de la estructura permite que lo puedan someter a distintas condiciones de temperatura y humedad, como exige el proceso de elaboración del salame.
Este año, el trabajo para poner a punto la estructura le llevó dos semanas, en las que mejoró algunos detalles y tuvo que agregar un telón para la presentación sobre el escenario.
“Terminamos participando en todo”, dijo muy entusiasmado y precisó que “este año vamos seis personas para poder manejar eso, porque hay que tener cuidado para que la gente que ayuda a llevarlo no rompa ni la estructura ni el salame”. Además, confió que cuando recibieron el salame con una lluvia de papelitos, también se encargó de eso. “Nos fuimos copando cada vez más porque una vez que te involucraste, te tenés que involucrar en serio”, afirmó con entusiasmo.
Este sábado guiará las tareas para sacar el salame más largo del mundo del secadero, cargarlo en el camión y bajarlo, pero además estará atento a todos los cuidados para que luzca de la mejor manera. La estructura tiene un peso cercano a los 150 kilos, más otros 250 del salame que aspira a llegar a los 93 metros.
Parte de las sierras
Aunque es marplatense, Juan Salinas se siente ya parte de esta ciudad. “Con todos los dueños de las fábricas de salame tengo una amistad porque llevamos años trabajando juntos. Creo que hoy de lo que hay en madera, un 90 por ciento lo fabrico yo”, contó y enumeró que hizo desde carteles, tablas, cajas, entre otros objetos.
En cuanto a su oficio, sostuvo que quedan pocos ebanistas y en su caso, transmite sus saberes a su hijo de 17 años, y “espero sacarlo de buena madera”.
Junto a su esposa Silvina y sus hijos Juan Matías y Laissa Thais, Juan Salinas disfrutará del evento que conducirá Juan Braceli. “Es lindo poder participar en esto. Me siento muy identificado con Tandil, ya que desde 1996 voy todas las semanas”, destacó y valoró que se le abrieron las puertas de todo el país por su trabajo con los productores de chacinados de esta ciudad.