Una anciana fue víctima de un violento allanamiento por error
Una mujer de 78 años con alzheimer fue víctima de un operativo fallido en una vivienda de la calle Labardén al 2300.
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Un confuso episodio se desarrolló en la tarde del lunes en un domicilio de Labarden al 2300, entre Aeronáutica Argentina y Vigil. Personal policial de la comisaría Segunda realizó un allanamiento con el objetivo de dar con pruebas que incriminen al sospechoso del robo de las llaves de un vehículo policial, ocurrido durante el último fin de semana a la salida de un local bailable.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa situación, hasta entonces normal en todo proceso de investigación, se tornó confusa cuando intervinieron los hijos de la mujer que habita la vivienda allanada. Al encontrarse la casa toda revuelta y muebles rotos, intentaron buscar explicaciones sobre el procedimiento y cuando se dirigieron a la comisaría Segunda pudieron llegar a la conclusión de que el operativo se había montado sobre pruebas erróneas, confundiendo al protagonista del hecho delictivo con el nieto de la señora.
Gustavo, hijo de la adulta mayor, relató a El Eco de Tandil que fue avisado por sus hermanas cerca de las 7 de la tarde y que cuando llegó al domicilio ya no había efectivos policiales. “Entro y era un caos total, la casa dada vuelta y yo sin entender la causa del allanamiento”, describió. A través de la copia de la notificación se enteró que había sido por la llave del móvil que habían robado y que su sobrino estaba señalado como uno de los responsables del hecho.
Por esa razón se acercó a la comisaría Segunda y pidió explicaciones del hecho. “Mi sobrino no podía ser, lo llamo y le pido que se vaya a la comisaría”, contó. Ya con la presencia del joven señalado, pudieron comprobar que se habían confundido de persona: “Por las imágenes de las cámaras de seguridad corroboramos que por la pierna y la mano izquierda, sin tatuajes, no era mi sobrino”.
La búsqueda de un responsable
A partir de contrastar las imágenes de las cámaras de seguridad que aportó el boliche, el joven que había sido señalado y se había presentado en la dependencia policial quedó desvinculado del hecho. “Me pidieron disculpas y me dijeron que son humanos. Yo pienso que esto no puede pasar”, relató el hijo de la señora allanada al mismo tiempo que mostró su indignación ante un hecho que generó pérdidas materiales.
“Voy a la Fiscalía a reclamar a la justicia y ahí nos marearon, nos llevaron de una ventanilla a la otra, hasta que damos con Laura, la fiscal que aprobó el allanamiento”, contó con enfado por todo el ida y vuelta que tuvo que hacer hasta poder encontrar a alguien que les brinde una respuesta.
No obstante, la respuesta no satisfizo: “Nos dijo que la policía le pidió eso porque ya tenían averiguado quien era el causante del hecho, pero no era, no hicieron un análisis previo, no investigaron bien. Una cosa de locos, no se puede creer. Nos dijo que lamentablemente ya no pueden hacer nada. Le preguntamos quién paga los daños materiales, los morales sabemos que nadie lo va a pagar”.
Con una indignación que fue en aumento con el correr de las horas, ante la falta de una respuesta satisfactoria y la posibilidad de encontrar a alguien que se haga cargo de los daños causados en la propiedad privada. Los familiares se mostraron sorprendidos porque ni siquiera “la justicia nos podía ayudar. Un desastre total”.
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Al mismo tiempo, Gustavo reconoció que “el subcomisario nos pidió disculpas y fue el único que se dispuso a ayudarnos” e incluso se ofreció a pagar él mismo las roturas que generó el operativo en la vivienda de Labarden al 2300. Según describió a este Diario, en el allanamiento rompieron puertas, armarios y dejaron todo revuelto. “No entiendo por qué entran a la fuerza y rompen todo adentro. Esa es la parte que me cuesta entender”, añadió.
El miedo generado
Respecto a la damnificada, según pudo saber este Diario, tiene 78 años y padece alzhéimer. Esta situación, según describieron sus familiares, generó que se disperse durante el allanamiento y no recuerde mucho de lo sucedido puertas adentro de su hogar en la tarde del lunes.
Del allanamiento se desprende uno de los miedos de los familiares, ya que estos procedimientos cuentan con un testigo. Por esa razón pidieron conocer la identidad del mismo ya que “es un barrio complicado y quiero ver quién entró a la casa de mi madre. Tenía ahorros, quedaron todos revueltos arriba de la cama, y no sabemos si falta plata o no, pero el testigo sabe que mi mamá vive sola y tiene plata. Si es un malandra, estamos complicados”.
Pasado ya dos días del allanamiento por error, la familia continúa buscando a alguien que se responsabilice por los daños recibidos, incluso contaron que al volver a consultar en la comisaría, el subcomisario volvió a indicar que les iba a dar una mano con la reparación de la puerta de entrada. Ahora sumaron esa “paranoia” respecto a la posibilidad de que malvivientes tengan datos sobre la morada. “Mi mamá está muy asustada”, indicaron.
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