A trasluz

No pocos analistas políticos de aquella y de esta época asumen que si Herminio Iglesias no hubiese quemado el ataúd con la leyenda UCR en el cierre de la campaña presidencial de octubre de 1983, el candidato peronista Ítalo Lúder se hubiese impuesto a Raúl Alfonsín.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl análisis hoy, además de extemporáneo es contrafáctico, ya que la realidad fue y sigue siendo que el líder radical ganó aquella primera elección que significó el retorno de la democracia.
En lo personal, creo que Alfonsín se hubiera erigido con el triunfo de cualquier manera, más allá de la violenta escena promovida por el candidato peronista a la gobernación bonaerense. Alfonsín supo interpretar el registro de una sociedad que mayoritariamente quería dejar atrás esos años de horror, muerte y violencia. Iglesias y posiblemente Lúder, no. No supieron o no quisieron interpretar ese registro.