HOY, LUNES
Crepúsculo
Se nos venía haciendo un poco tarde para seguir pateando en la calle. Tal vez mi hijo quería estirar hasta el final el último día de las vacaciones de invierno. O tal vez seguía entusiasmado con la pelota nueva (“decime que no gastaste 35 mil pesos en la original de Qatar”…. “ah, es trucha, pero está buena igual”).
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCuarenta, cincuenta metros el uno del otro, en la calle de tierra; a los costados, algunos charcos y mucho barro amenazaban con estropear el brillo del balón flamante. Había que pegarle derecho. Pases largos, precisos. Los perros ya estaban cansados y se quedaron quietos, mirando ir y venir la pelota.
Me gusta cuando charlamos con mi hijo así, a la distancia.