El fútbol del Norte

Llámenme antimperialista, pero cuando Estados Unidos se mete con el fútbol pasan cosas raras. No digo que si este Mundial de Clubes se hubiese jugado en otro país la situación sería muy distinta, pero se está jugando en Estados Unidos. Y algo no me cierra.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailQue quede claro, porque si no un día de estos se me va a dar por ir a sacar la visa para entrar al gran país del norte y me la van a negar por desacatado: no tengo nada contra el pueblo norteamericano. No lo conozco. Lo poco que sé es que no les gusta el fútbol. Tanto que lo llaman de otra manera. El fútbol que ellos tienen es otra cosa. Una cosa que también se juega con los pies ¡y las manos! Pero en eso no me voy a meter: apenas si me puedo dar a entender con el castellano, mal podría discutir un concepto en inglés.
El fútbol de ellos es de grandotes que corren rapidito y se ponen protectores para no morir estrellados cuando chocan al otro. En el fútbol nuestro la única protección que hay –por reglamento, porque si no ni eso- son las canilleras. Y el loco Houseman se inventó un certificado médico para que no lo obliguen a ponérselas).